Podría pensarse que el estado geográfico actual de la Tierra ha estado así por al menos unos cuantos millones de años, pero sorpresivamente no es así. En el vasto océano aparecen y desaparecen islas a placer de la actividad volcánica, aunque es muy raro poder estudiar alguna de ellas. Cuando en 2015 un volcán submarino en el Pacífico Sur entró en erupción, la fuerza fue tal que creó la isla de Hunga Tonga Hunga Ha’apai y con ella un laboratorio biológico para estudiar el origen mismo de los ecosistemas. Pero así como emergió de la nada, la isla ha desaparecido dejando a los investigadores confundidos.
El nacimiento de una isla
La isla Hunga Tonga Hunga Ha’apai nació en 2015 como consecuencia de la actividad volcánica submarina del Océano Pacífico. En aquel año uno de los volcanes submarinos en el Pacífico Sur había entrado en erupción y la impetuosa lava hizo emerger una isla nueva prácticamente de la nada. Fue así como los vulcanólogos y geólogos tuvieron la oportunidad de investigar el nacimiento de las islas volcánicas y sus características, pero además, a la aventura se sumaron biólogos y ecólogos que encontraron una oportunidad sin precedentes para estudiar el génesis de la formación ecosistémica.
Este tipo de erupciones volcánicas ocurren en todo el mundo, pero no suelen producir islas. Teníamos una oportunidad increíblemente única”, dijo el ecólogo microbiano Nick Dragone, autor principal de la investigación.
El equipo de investigación dirigido por Dragone de la Universidad de Colorado Boulder, aprovechó la extraña oportunidad de analizar el surgimiento de la isla desde el principio y encontraron el génesis de la vida misma. Observaron a los primeros colonizadores microbianos de la isla recién formada, un hecho que ilustra a la perfección el nacimiento de los ecosistemas antes de que aparezcan seres más complejos como animales o plantas.
El génesis de los ecosistemas
El mayor descubrimiento fue encontrar una comunidad microbiana nunca antes observada que es capaz de metabolizar el azufre y los gases atmosféricos, lo cual llamó la atención de los investigadores ya que organismos similares se han encontrado en los respiradores de aguas profundas o en aguas termales.
“No vimos lo que esperábamos”, dice Dragone. Pensábamos que veríamos organismos que se encuentran cuando un glaciar retrocede, o cianobacterias, especies colonizadoras tempranas más típicas, pero en lugar de eso encontramos un grupo único de bacterias que metabolizan azufre y gases atmosféricos”, agregó.
Dragone y su equipo creen que una de las razones por las que observaron este tipo de microbios únicos, se debe a las propiedades asociadas a las erupciones volcánicas que implican mucho azufre y gas sulfhídrico, que probablemente alimenta los taxones únicos encontrados.
“Los microbios eran muy similares a los que se encuentran en respiraderos hidrotermales, fuentes termales como Yellowstone y otros sistemas volcánicos. Nuestra mejor suposición es que los microbios procedían de ese tipo de fuentes”.
Los investigadores tenían planes de regresar a la isla para continuar con los estudios microbianos, no obstante, a principios de 2022 ocurrió la erupción del volcán submarino Hunga Tonga, la erupción más violenta registrada hasta ahora que incluso pudo verse cómo sacudía la atmósfera terrestre. Fue entonces que la isla que años atrás había emergido prácticamente de la nada, ahora veía su final y desapareció sin dejar rastro.
“Por supuesto, nos decepciona que la isla haya desaparecido, pero ahora tenemos muchas predicciones sobre lo que ocurre cuando se forman islas”, declaró Dragone. “Si volviera a formarse algo, nos encantaría ir allí y recoger más datos. Tendríamos un plan de juego sobre cómo estudiarla”, concluyó.
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