Encuentran el segundo agujero azul más grande del mundo en las profundidades del mar, el sitio es un laboratorio biológico con características únicas que hablan del pasado de la Tierra.

agujero azul

Exploradores marinos encontraron el segundo agujero azul más profundo del mundo frente a las costas de Yucatán, en México. La extraña cavidad es similar a un sumidero terrestre, salvo que se encuentra inundado de agua de mar. El hallazgo abre una ventana hacia la vida del pasado, cuando la Tierra estaba congelada en la última Era de Hielo.

Un enorme agujero azul en el mar caribeño

La región de Yucatán en México es una reliquia geográfica, fue en este lugar donde se estrelló el asteroide que acabó con la vida de los dinosaurios hace más de 60 millones de años. Es por esto que la roca del lugar es tan porosa y ha propiciado que debajo del suelo se formen ríos fantasmas, venas enormes de la tierra que desembocan en los llamados cenotes.

Pero parece que esta no es la única belleza exótica del caribe turquesa, ahora se ha encontrado un enorme agujero azul en el mar que es tan grande que se posiciona en el segundo lugar del mundo, sólo por detrás del Dragon Hole en el Mar de China Meridional descubierto en 2016.

El agujero azul se sitúa frente a las costas de la Península de Yucatán en México, más específicamente en la Bahía de Chetumal. Es una formación geológica asombrosa, con 274 metros de profundidad y se extiende a través de 13 mil 660 metros cuadrados.

Los agujeros azules son grandes cuevas verticales submarinas cerca de las regiones costeras, muy parecidas a los sumideros en tierra firme. No hay que confundir con la fosas oceánicas como las Marianas que son más bien túneles estrechos y extremadamente profundos en medio de la nada en el océano. En cambio los agujeros azules se sitúan cerca de la costa y aunque no son tan profundos como las fosas, son mucho más extensos, de ahí que se les denomina cuevas verticales.

taam ja agujero azul
Crédito: Flórez-Franco, L.

Estas formaciones marinas suelen ser laboratorios biológicos, ya que contienen una gran cantidad de diversidad tanto vegetal como animal. Una infinidad de plantas, corales, tortuga marinas y tiburones se refugian en los agujeros azules, convirtiendo al lugar en un ecosistema dinámico diferente de lo conocido.

El segundo agujero azul más grande

El segundo agujero azul más grande del mundo descubierto en Yucatán, México, recibió el nombre de Taam Ja’, que significa ‘aguas profundas’ en maya. Tiene laderas empinada con pendientes que se acercan a los 80º, la boca de la enorme caverna se ecuentra casi 5 metros por debajo de la superficie del mar y su extensión es de 274 metros por debajo de la boca, y 13 mil 660 metros cuadrados de área.

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Crédito: Flórez-Franco, L.

Fue descubierto por científicos del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), un centro de investigación pública que a la par está coordinado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt). Fue en 2021 cuando se encontró el enorme agujero azul en el caribe mexicano, no obstante, los resultados de la investigación apena fueron publicados en la revista científica Frontiers.

Los agujeros azules se forman cuando el agua de mar se encuentra con la piedra caliza, y ya que esta última es extremadamente porosa, el agua logra penetrarla fácilmente y finalmente la química del agua marina hace su magia y termina por devorar la roca. Pero lo más interesante de estas formaciones es que probablemente la mayoría de ellas, nacieron durante la última glaciación. Las constantes inundaciones y drenajes de las áreas costeras, terminaron por erosionar las rocas creando vacíos que ahora se convirtieron en agujeros azules

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Crédito: Flórez-Franco, L.

Gracias a sus peculiares características, son verdaderos laboratorios biológicos pues su química de agua es única. Al estar formados por piedra porosa, lo más seguro es que puedan interactuar con el agua subterránea y posiblemente también con los acuíferos.

Además poseen pocas cantidades de oxígeno debido a su profundidad y al estar alejados de la luz solar, mantienen las condiciones idóneas para que los fósiles de las eras de hielo pasadas sobrevivan sin tanto daño. Es por esto que se les considera ventanas hacia el pasado, pues ayudan a entender cómo era la vida miles de años atrás.

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