Jonathan Milan a San Salvo, Giro d'Italia 2023

Basta con mirarle de cerca: 194 cm de estatura y 84 kg que emanan potencia por todos los poros. Jonathan Milan es uno de esos corredores que reconoces inmediatamente en un grupo, porque destaca por su físico y su elegancia. Si luego pensamos que es campeón olímpico, mundial y europeo de pista en la modalidad de persecución por equipos, es fácil darse cuenta de que ese tamaño sirve de cuerpo a un motor asombroso.

Hasta ahora, como se ha dicho, Jonny ha sido un fenómeno sobre todo en los velódromos de todo el mundo, y en estos momentos en la persecución individual, a nivel mundial, sólo es superado por su compatriota Filippo Ganna. Sin embargo, trasladar este talento de la pista a la carretera no es nada fácil, porque una cosa es hacer valer tu potencia en una prueba de 4 km, y otra muy distinta sobresalir después de 200 km y casi cinco horas sobre el sillín.

Milan empezó a hacerlo con éxito a finales del año pasado, cuando ganó dos etapas en la CRO Race, y luego a principios de este año, cuando batió a un rayo como Dylan Groenewegen en pleno desierto en el Saudi Tour. Los primeros signos de un talento a punto de florecer.

Antes de este Giro de Italia, que, conviene recordarlo, es la primera Grande de su carrera, el friulano, nacido en 2000, se curtió entre la Milán-San Remo, la París-Roubaix y las clásicas adoquinadas, poniéndose a disposición de sus compañeros de equipo y, todo hay que decirlo, sufriendo mucho, quizá más de lo esperado. Entre medias, sin embargo, acudió a Grenchen para ganar un Europeo tanto en la persecución individual como por equipos.

A este Giro de Italia, sin embargo, llegó con la total confianza del Bahrain Victorious, que llevó a Jack HaigDamiano Caruso y Santiago Buitrago para la general, pero para los sprints decidió apostarlo todo a Jonny, respaldado por su mentor Andrea Pasqualon. Pues bien, a la primera oportunidad Milan dejó su impronta en la línea de meta de San Salvo con un sprint todo piernas y vatios. Ahora se encuentra en la Maglia Ciclamino y con todo un Giro por delante, que podrá correr sin el estrés de demostrar nada y con la certeza de que ya ha puesto su granito de arena.

Y por todo ello, los italianos se frotan las manos. Desde Giulio Ciccone en 2016 que un corredor italiano tan joven no ganaba una etapa, mientras que si hablamos de sprints tenemos que remontarnos hasta Mario Cipollini y 1989.

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