Incluso antes de que Stefano Allocchio diera la salida de la etapa Atripalda-Salerno, una cosa estaba clara: más que la altimetría, lo realmente insidioso era la lluvia, la carretera mojada y el nerviosismo resultante. Los primeros metros de la etapa lo confirmaron con creces; listos, arrancaron los cuatro, Martin Marcellusi, Samuele Zoccarato (Green Project-Bardiani CSF-Faizanè), Stefano Gandin (Team Corratec-Selle Italia) y Thibaut Pinot (Groupama-FDJ), pero la armonía duró poco, porque en una de las primeras curvas complicadas Gandin resbaló y arrastró tras de sí a Marcellusi. Pinot y Zoccarato derraparon, pero se mantuvieron en pie.

Finalmente se formó la escapada, Gandin consiguió volver a Pinot y Zoccarato, – y a Thomas Champion (Cofidis) que había atacado mientras tanto – no así Marcellusi, que se dejó atrapar por el grupo. Pinot tomó los puntos en el Passo Serra GPM y se metió de nuevo en el pelotón, para no agitar una etapa que con este tiempo era mejor mantener lo más tranquila posible. Por si fuera poco, un perro callejero decide tirarse en medio de la carretera. Afortunadamente, “sólo” caen dos corredores, pero uno de ellos es Remco Evenepoel, que permanece en el suelo durante un par de minutos, haciendo temblar a los aficionados, a los conocedores del sector y a los aficionados al ciclismo en general. Superado el susto, sin embargo, se levanta, vuelve a subirse al sillín y se reincorpora al grupo apoyado por sus compañeros de equipo, dispuesto a reanudar la caza del Trofeo Senza Fine.

Interminable parece ser también la emoción que quiere regalarnos esta etapa. Tras alcanzar al último valiente, Zoccarato, todo hacía presagiar un sprint del pelotón, pero las filas se desmoronaron gravemente a falta de 7 km. Una temprana caída redujo el pelotón a la mitad, dejando atrás a Primož Roglič (Jumbo-Visma), Jay Vine, Pascal Ackermann (UAE Team Emirates), Fernando Gaviria (Movistar) e incluso a la Maglia Rosa, Andreas Leknessund (Team DSM), entre otros.

¿Acabó? No. A falta de 2,5 km le tocó de nuevo el turno a Evenepoel, que colisionó con un corredor del Trek-Segafredo y derribó a varios corredores más. ¿Terminó? No, había unos 30 corredores en el sprint, y mientras Kaden Groves (Alpecin-Deceuninck) quemaba a Jonathan Milan (Bahrain Victorious) y Mads Pedersen (Trek-Segafredo), Mark Cavendish chocaba con Alberto Dainese (Team DSM) a falta de 50 metros, perdía el control de su bicicleta, chocaba con Filippo Fiorelli (Green Project-Bardiani CSF-Faizanè) que milagrosamente se mantuvo en pie, y salió despedido por el arcén, golpeando al pobre Andrea Vendrame (AG2R Citroën). Este último fue el que pareció salir peor parado (¡suerte para una pronta recuperación!) y en total Cavendish cruzó la meta en 4ª posición. Así pues, nos lamemos las heridas y volvemos a empezar mañana… siempre bajo la lluvia.

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