Con especies nativas del territorio, como arrayán, yarumos y laureles, se pretende volver el ecosistema casi a su estado natural, luego de más de 50 años de contaminación a causa del vertimiento de residuos agrícolas de café, cacao y caucho, además de desechos de alcantarillado y líquidos provenientes de lavaderos de carros. El investigador Cristian Cárdenas, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, propone un proyecto para reconstruirla con referentes internacionales.
Óscar Javier Laverde Robayo | Periodista Unimedios – Sede Manizalesshare
Quebrada Minitas – Olivares en estado actual, en estado de abandono por presencia estatal. Foto: Cristian Cárdenas, arquitecto.
La quebrada Minitas-Olivares está ubicada en Manizales, cuenta con una extensión de 17 km desde en lo más alto de la montaña –en una zona conocida como Río Blanco– hasta su desembocadura en el río Cauca, esta ha sido víctima de la contaminación por más de 50 años. Los residuos agrícolas de café, cacao y caucho, además de desechos de alcantarillado y líquidos provenientes de lavaderos de carros son algunos de los causantes de su insalubridad.
A lo largo de su trayecto atraviesa al menos 6 comunas: Atardeceres, San José, La Estación, Ciudadela del Norte, Cerro de Oro y Palogrande, cuyas poblaciones deben soportar malos olores y desbordamientos del río, o padecer enfermedades como diarrea, cólera, tifoidea y fiebre, ya que algunas personas –en especial las de invasiones ilegales–, como no cuentan con servicios básicos como agua potable, usan el agua de la quebrada para eliminar sus desechos, aumentando la contaminación del cuerpo de agua.
Por consiguiente, los ecosistemas también se ven afectados por el agua contaminada, que amenaza al menos a 18 especies de peces de las 180 registradas en Caldas, entre las más conocidas el bagre rayado y el bocachico. Así mismo, cuantos más residuos se viertan más se desequilibrará el nivel natural del agua, propiciando taludes de tierra, degradación de la orilla e inundaciones por aguas lluvias.
A finales de 2022 e inicios de 2023 la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres de Manizales (UNGRD) registró más de 300 casos de agrietamiento en suelo de Caldas, con una posible tendencia a deslizamientos.
Al respecto de esta problemática, el arquitecto Cristian Cárdenas Delgado, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la UNAL Sede Manizales, propone reconstruir la cuenca en su totalidad y así beneficiar a más de 2.000 habitantes de estas zonas, que corresponde a más del 45 % de la población manizaleña.
Su propuesta consiste en “renaturalizar” por completo la cuenca, es decir volver el ecosistema casi a su estado natural. El arquitecto menciona que “la forma en la que se propone el diseño de esas obras, de arriba hacia abajo, logra recuperar más del 80 % de la cuenca, debido a que la quebrada vuelve a recobrar vida, pero al permitir el acceso al público como un espacio turístico, se tiene una responsabilidad colectiva de cuidar la zona” teniendo en cuenta que el agua de la misma podrá servir para el consumo en el abastecimiento a las casas y la producción de energía eléctrica de sus barrios.
Las propuestas se basan en documentación de estudios previos de la cuenca, mediante los cuales se ha podido identificar que topográficamente su cauce se ha ido modificando cada vez más con los años a causa de los asentamientos ilegales sobre este, volviendo el suelo fangoso e inestable para el tránsito del agua y permitiendo filtraciones en el interior de la montaña por pérdida de la corteza. A su vez, estudios han determinado que el agua tiene altos grados de detergentes, coliformes totales y fecales, mesófilos y contaminantes químicos como tintes que la hacen insalubre.
Una propuesta de talla internacional
Para “renaturalizar” la cuenca, en primera instancia propone sembrar pastizales y árboles como pino, cedro negro, arrayán, yarumos y laureles, ya que son especies nativas del territorio y que por sus características físicas permiten una oxigenación del aire y absorción del 80 % de CO2 (o gas carbónico) producido por industrias y vehículos. Además, sus raíces aportan resistencia y estabilidad al suelo, como la orilla del río.
Después evalúa la posibilidad de construir escenarios para el tránsito peatonal, transporte vehicular, un cable aéreo y centros de entretenimiento y cultura. Así mismo, gestionar obras civiles –además de las más de 1.000 con que cuenta la ciudad– para prevenir taludes de tierra y evitar la erosión de la orilla, y también mejorar la estructura de algunos puentes que ya están viejos en algunas zonas de la cuenca.
Esta iniciativa impacta las dimensiones económica, social, ambiental y política de todo proyecto territorial. En cuanto a lo económico, les permite a las personas tener espacios para generar ingresos por turismo; en lo social, mejoraría la calidad de vida de quienes utilicen los senderos para hacer deporte o tomar el sol, y además habría mayor seguridad en la zona; y en lo ambiental, evitar los malos olores y proteger la vida de los ecosistemas, ya que estas aguas desembocan en el río Cauca y también lo contaminan.
El valor agregado a dichos puntos es la incorporación de la dimensión “política e institucional”, es decir que se vele por la garantía de asignar los recursos económicos desde la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales. Si se asignaran los recursos, la obra de reconstrucción se haría en un tiempo estimado no mayor a cinco años, pues la investigación ya cuenta con las simulaciones hechas en el software AutoCAD, y además se tienen los planos y las estimaciones topográficas del suelo a trabajar.
En cuanto a los riesgos, los principales están en las garantías respecto a la reubicación de las personas asentadas de manera ilegal, la adecuación de viaductos para mover los desechos de alcantarillado de las casas y los insumos tecnológicos como la planta de tratamiento e hidroeléctrica.
Esta propuesta de diseño arquitectónico fue destacada por la UNAL Sede Manizales, ya que cumple con 6 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobadas por la cumbre de las Naciones Unidas en 2016 para mejorar la calidad de la vida humana en todo el mundo.
A pesar de que su proyecto tiene un corte totalmente arquitectónico, el investigador propone que, si se realiza la obra, se deberían generar espacios de pedagogía para generar conciencia en la ciudad y preservar el lugar, sabiendo que será un beneficio público para el bien de todos.
Por eso tuvo en cuenta obras internacionales, que padecían los mismos problemas de contaminación ambiental y tras una “renaturalización” mejoraron en un 100%, por ejemplo: el río Cheonggyecheon en Corea del Sur con un periodo de construcción de tres años entre el 2002 y 2005 y el río Manzanares de España, que demoró 4 años (2003-2007), y hoy ambos parques funcionan como espacios de turismo, deporte y entretenimiento para la comunidad.
periodico.unal.edu.co