La energía utilizada por los seres humanos para funciones corporales básicas, como la respiración y la circulación ha disminuido durante los últimos 30 años. Aunque aún no está claro el porqué, los hallazgos ayudan a los investigadores a elaborar estrategias más eficaces para combatir la obesidad, una condición que está directamente ligada a la energía total gastada por cada persona.

Un grupo de expertos y científicos del Organismo Internacional de Energía Atómica ha concluido que el gasto energético humano total ha disminuido tanto en hombres como en mujeres en los últimos 30 años. Al contrario de lo que se esperaban, los investigadores descubrieron que no se debe a la reducción del gasto de actividad física, sino a la disminución del gasto basal.

El gasto basal es la energía utilizada para las funciones corporales básicas, como la respiración y la circulación. Este gasto, combinado con el que se emplea para las actividades del día a día, conforman el gasto energético total.

Los resultados ayudan a entender cómo la ingesta de alimentos contribuye a la obesidad, una condición que puede disminuir la calidad de vida y contribuir a la aparición de diversas enfermedades. Considerada ya una epidemia que crece cada día, tiene lugar cuando la ingesta de energía es superior al gasto energético de una persona.

Según los autores, hasta ahora se había asumido que la obesidad era causada por estilos de vida cada vez más sedentarios, en el que ha disminuido considerablemente la actividad física y, por el contrario, ha aumentado la ingesta de alimentos.

Agua doblemente etiquetada

El documento ha sido elaborado a partir de la base de datos Agua doblemente etiquetada del Organismo, creada en 2018, la cual proporciona un repositorio de datos que incluye información sobre los participantes, su edad, composición corporal y niveles de actividad.

Para recolectar los datos, los científicos utilizan agua que contiene dos isótopos estables, el hidrógeno-2 y el oxígeno-18, y así determinar la cantidad de energía que ha gastado una persona o, en otras palabras, cuántas calorías ha quemado.

Cada participante consume una dosis de agua doblemente marcada antes de reanudar sus actividades normales. A continuación, se recogen muestras de orina durante un periodo de 10 a 14 días para determinar la rapidez con la que los dos isótopos abandonan el organismo. Calculando la velocidad a la que se eliminan estos isótopos, se puede estimar la cantidad de dióxido de carbono producida, cifra que está relacionada con el gasto energético.

Para el reciente trabajo, se analizaron mediciones recogidas desde la década de 1980 sobre el gasto energético de más de 4500 adultos de Europa y Estados Unidos, lo que permitió a los investigadores descubrir que el gasto energético total ha disminuido desde la década de 1990 en torno a un 7,7% en los hombres y un 5,6% en las mujeres

Resultados inesperados

John Speakman, autor principal del estudio y profesor del Instituto de Tecnología Avanzada de Shenzhen (China) y de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), declaró que el gasto en actividad ha subido ligeramente con el tiempo. “Lo que realmente ha disminuido es el gasto energético basal. Esto significa que la tasa metabólica en reposo de una persona que vive en 2023 es inferior a la de una persona de su misma edad y composición corporal de finales de los años 90. Eso es bastante inesperado. Y no sabemos muy bien a qué se debe».

Speakman añadió que hay varios factores potenciales que pueden explicar por qué ha disminuido el gasto energético basal, incluidos los cambios en la dieta. Sin embargo, necesitan investigar más para poder entender cómo revertir esta disminución. «Ésta podría ser la base de una estrategia útil en el tratamiento de la obesidad. Sin embargo, en la actualidad, la mejor forma de evitarla es no comer en exceso».

Ampliar la investigación

La base de datos contiene más de 8000 mediciones de 37 países realizadas con su método desde 1981. Dado que las cifras proceden en su mayor parte de investigaciones realizadas en países occidentales, el Organismo ha empezado un proyecto de investigación coordinado iniciado este año, con el objetivo de añadir información de Asia, África y América Latina.

“Estos datos han permitido comprender mejor la epidemia de obesidad y ha aportado, por primera vez, pruebas sobre cómo ha disminuido el gasto energético en los últimos 30 años», declaró la jefa de la sección de Estudios Nutricionales y Medioambientales Relacionados con la Salud del Organismo y coautora del documento.

Cornelia Loechl añadió que «a menudo, los estudios individuales son pequeños y no generalizables. Sin embargo, cuando se combinan en una base de datos, pueden abordarse grandes cuestiones sobre las causas de la obesidad».

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