Ginebra (EFE).- Cada fracción de grado y cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) es importante para limitar el calentamiento global, dijo hoy la ONU, al revelar que la crisis climática se erige como una gran barrera a la hora de combatir el hambre, la pobreza, las enfermedades y de ampliar el acceso a servicios básicos.
Aumento de las emisiones por la quema de combustibles fósiles
Según un informe en el que han colaborado varios organismos especializados coordinados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las emisiones de CO2 -consecuencia de la quema de combustibles fósiles- aumentaron un 1 % en el mundo en 2022 con respecto a 2021.
Ello se debió principalmente al incremento del consumo de petróleo y a la recuperación del transporte aéreo.
Las estimaciones preliminares para el período entre enero y junio de 2023 apuntan a un nuevo incremento interanual, del 0,3 %.
La ciencia ha determinado que para mantener el calentamiento por debajo de 2 grados Celsius (preferiblemente, limitarlo a 1,5 grados), las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben reducirse en al menos un 30 % de aquí a 2030.
La realidad choca con esa intención y, de acuerdo a como se está actuando, es previsible que el calentamiento del planeta alcanzará unos 2,8 grados antes de que termine el siglo a menos que “las emisiones se reduzcan de forma inmediata y en magnitudes sin precedentes”, señala el informe.
Crisis climática y ODS
Los expertos han medido el impacto que la crisis climática tiene en los denominados “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, que el conjunto de países del mundo se comprometieron a alcanzar en 2030.
Entre ellos figuran la eliminación del hambre, el acceso al agua limpia y al saneamiento básico o la reducción significativa de la pobreza, pero que tal como van las cosas se cumplirán en solo el 15 % de casos.
De acuerdo a las previsiones del informe, cerca de 670 millones de personas podrían pasar hambre en 2030, en parte debido a un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos que afectan la producción de alimentos.
Para limitar los daños, se propone invertir en ciencias y en servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos en toda las cadenas de valor agroalimentarias, lo que permitiría a los agricultores tomar decisiones acertadas sobre cultivos, plantaciones y siembras.
Alertas tempranas
Las alertas tempranas son cruciales en esta realidad y si se ponen en marcha de aquí a 2027 salvarán muchas vidas (la gente se prepara y se reduce el impacto de eventuales desastres) y los medios de subsistencia de poblaciones enteras.
No obstante, la mitad de los países no disponen de tal sistema o sus carencias son considerables.
El agua será uno de los recursos más valiosos en las próximas décadas porque este recurso estará bajo presión (cambios en las precipitaciones, en las tasas de evaporación y el almacenamiento del agua), pero más del más del 60 % de los países tienen escasa capacidad de monitoreo hidrológico, según el informe.
En vista de esto, se destaca que los avances tecnológicos, como los drones, la inteligencia artificial y la tecnología espacial puede ayudar a tomar medidas de gestión del agua basadas en datos. EFEverde