Ana Tuñas Matilla.- El suelo, del que todos provenimos y al que todos volveremos al morir, está degradado y si no se abordan políticas globales para su restauración, en el futuro sólo comerán aquellos que tengan armas, según el líder del movimiento Save Soil (Salvemos el Suelo) y místico, Sadhguru.
Para que esas políticas se pongan en marcha, la gente tiene que reclamarlas y para que eso ocurra, antes deben “ser conscientes”.
Con el fin de impulsar ese cambio, Sadhguru se ha embarcado en una “gira” mundial, en la que cuenta con el apoyo de miles de voluntarios que le están ayudando a amplificar un mensaje que lleva lanzando desde hace treinta años.
“No se trata de recuperar la conexión con la naturaleza. En cada respiración que hacemos, estamos conectados. Lo que exhalas ahora mismo, lo está inhalando el árbol, lo que el árbol está exhalando, tú lo estás inhalando, la conexión siempre está ahí, pero la consciencia no”, ha dicho Sadhguru en una entrevista con Efe durante su primera visita a Madrid de la mano de la Fundación Cambiemos.
“Cuando bebes agua, cuando comes comida, cuando respiras… la conexión siempre está ahí, solo que la gente no es consciente” y hacerlos conscientes es importante “porque todos venimos de la tierra y cuando morimos volvemos a la misma tierra”.
Es importante que la población tome consciencia porque, si algo ha aprendido en estos años, es que en las naciones democráticas, las políticas no pueden salir adelante a menos que la gente las apoye.
“He hablado con gente corriente, granjeros, burócratas, ministros de Agricultura, jefes de Estado…Todos dicen: Sadhguru, esto es muy importante….pero luego duermen”, ha apuntado el líder de Save Soil, que ha insistido en que “un gobierno no puede llevar a cabo una política a menos que la gente realmente quiera”.
“La gente sólo quiere que le bajen los impuestos y eso es lo que obtienen. Nunca piden crear un suelo rico para sus hijos”, lo que les mueve es “ganar diez euros más que tú”, ha lamentado.
Además, no sirve de nada que tú mejores tus tierras o que tu vecino lo haga si el resto del mundo no lo hace, porque el suelo es el mayor sistema vivo del universo y debe ser recuperado en su conjunto, porque la vida microbiana es global.
Guerras por alimentos en 25 años
Aunque no tiene ninguna duda de que el mundo avanzará hacia soluciones, le preocupa que se haga lo “suficientemente rápido”, pues no hacerlo traerá “grandes desastres”.
“Probablemente, los desastres son la única manera de que las democracias se vuelvan activas. Si un millón de personas muere entonces, de repente, todo el mundo dice que esto debe hacerse”.
Dado el actual estado de agotamiento del suelo y la desaparición de organismos, al planeta le quedan, como máximo, 60 años de cultivos, según Sadhguru, quien ha advertido de que si no actuamos ya, los problemas serios llegarán antes, en 25 años, cuando “lucharemos en guerras por alimentos y agua”.
El 80 % de los países ve el suelo como algo material
“El suelo es el sistema vivo más grande, no sólo de este planeta, sino del universo conocido, porque cada puñado de suelo tiene de ocho a diez mil millones de organismos”. Sin embargo, casi el 80 % de los países aún no reconoce el suelo como sustancia viva y lo tratan como algo material y, todo ello, a pesar de que en la mayor de las culturas la tierra es considerada “la madre”.
A la pregunta de si estamos a tiempo de curar a nuestra madre, Sadhguru ha expresado su convencimiento en que sí, pero siempre y cuando hagamos ya algo “significativo”, como, por ejemplo, que todas las políticas del planeta cambien hacia una agricultura más orgánica.
“Es factible, podemos elaborar una política en los próximos seis meses para todo el mundo si queremos” y, con incentivos y cambios de mercado, dar la vuelta a la situación en 10 o 15 años.
Sin embargo, si dejamos pasar el tiempo, si dejamos pasar otros 25 o 30 años sin actuar, tardaremos 100 o 150 años en cambiar las cosas, lo que significará “mucho sufrimiento” y que “los que tienen armas coman y los que no las tienen, no”.
En este contexto, ha lamentado que mientras en las ciudades se limita lo que se puede hacer en un terreno privado, en los campos de cultivo “no hay ley” y la gente puede acabar convirtiendo sus tierras en desiertos.
Esto no debería ser así, pues “la tierra no es de nuestra propiedad, es un legado que nos ha llegado y que debemos transmitir” en buenas condiciones, ha reflexionado. EFEVerde