Las comunidades caribeñas ya están experimentando los efectos del cambio climático y hay que actuar con rapidez para aprender, adaptarse y prepararse para estos cambios, pero para ello necesitan recursos que en ese momento no pueden adquirir por sí solas.
Bajo el lema, Construyendo un futuro resiliente e inclusivo en América Latina y el Caribe este lunes ha comenzado la Semana del Clima de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe.
Con ese motivo, publicamos aquí, con el título Unidos por un futuro más verde y seguro, estas reflexiones de Didier Trebucq, máximo representante de la ONU en Barbados y el Caribe Oriental, y Vincent Sweeny, jefe de la Oficina Subregional del Caribe, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) acerca de lo que puede traer este foro de debate:
Llamado a la acción regional
En el corazón de la región de América Latina y el Caribe, donde se entrecruzan las vibrantes culturas y la rica biodiversidad, del 23 al 27 de octubre se celebrará la Semana del Clima de América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (LACCW por sus siglas en inglés).
Organizada por el Gobierno de Panamá, líderes, activistas, responsables políticos y expertos de toda la región se reunirán durante estos días con el fin de hacer un balance de los desafíos críticos del cambio climático antes de la COP28 en Dubai.
Nancy Yáñez Corrales
Nancy Yáñez trabaja, entre otras cosas, para la conservación de áreas naturales protegidas.
La Semana es un llamado a la acción regional en cuatro áreas prioritarias:
- Sistemas energéticos e industria
- Ciudades, asentamientos urbanos y rurales, infraestructuras y transporte
- Tierra, océanos, alimentos y agua
- Sociedades, salud, medios de vida y economías
Las consecuencias del cambio climático se dejan sentir de forma aguda en los 29 pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) del Caribe que han experimentado temperaturas récord, con el consiguiente impacto de la subida del nivel del mar, huracanes devastadores, estaciones secas más largas y sequías, que afectan a las economías, las poblaciones y los medios de subsistencia.
Barbados y los citados Estados insulares del Caribe Oriental se encuentran entre los más pequeños y vulnerables, con economías pequeñas y abiertas que se han visto acosadas por recientes crisis externas, como la financiera mundial de 2008 y la de 2020.
También se enfrentan a décadas de prácticas insostenibles en materia de desarrollo, producción e infraestructuras que, durante décadas, han vertido residuos sólidos y contaminación por efluentes en ecosistemas terrestres y marinos sensibles. Combinados con los efectos del clima, amenazan la resistencia de los ecosistemas que proporcionan protección de primera línea en las zonas costeras.
En una encuesta realizada por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA por sus siglas en inglés) sobre los retos de los Estados insulares en el Caribe en 2023, la categoría más alta de preocupaciones citadas fueron los «efectos adversos del cambio climático» (15%), seguida de la «pérdida de biodiversidad» (11%) y los «desastres naturales» (8,7%).
Presidencia de Perú
Detalle de costa peruana que se ha visto afectada por el por el gran vertido de petróleo. Se estima que se vertieron unos 6000 barriles de petróleo que afectan a más de 700 hectáreas de agua y 180 de costa.
Los más afectados
El cambio climático afecta de forma desproporcionada a las comunidades más pobres, marginadas y vulnerables. Las mujeres y los niños carecen a menudo de acceso a recursos y bienes para hacer frente a las catástrofes. Los niveles de pobreza en estos Estados del Caribe Oriental alcanzan una media del 24,6%1 , mientras que las mujeres tienden a estar desempleadas en tasas más elevadas y a recibir salarios más bajos que los hombres, lo que aumenta su vulnerabilidad.
La mayoría de las personas en situación de pobreza trabajan en el turismo y la agricultura, sectores especialmente vulnerables a los fenómenos externos. Los pequeños terratenientes y productores también son cada vez más vulnerables debido a su gran dependencia de las tierras agrícolas degradadas y de los recursos pesqueros.
Es esencial proteger y empoderar a estas comunidades para que sean más resilientes, implicándolas en la preparación y respuesta coordinadas ante los desastres, los sistemas de alerta temprana, la inversión en medios de vida y redes de seguridad social resistentes al clima, así como redes de seguridad social.
Esto también significa invertir en educación y concienciación pública, garantizando que todo el mundo conozca el papel que puede desempeñar para invertir la tendencia contra el calentamiento global y reducir la gravedad de los futuros impactos climáticos.
Emiliano Tux Chub
Resiliencia e inclusión
El tema de la Semana del Clima de América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas de este año es Construyendo un futuro resiliente e inclusivo en América Latina y el Caribe. El tema es más apto que nunca para revigorizar la batalla contra el cambio climático y aprovechar el poder de lo colectivo para construir un futuro resiliente e inclusivo.
La Semana reunirá a múltiples instituciones y partes interesadas nacionales para recoger los sentimientos y mensajes centrales para la acción que la región llevará a la COP28, así como a la próxima Cuarta Conferencia Internacional de los PEID en 2024.
Las comunidades caribeñas ya están experimentando los efectos del cambio climático y hay que actuar con rapidez para aprender, adaptarse y prepararse para estos cambios.
Deben reforzarse las infraestructuras para soportar fenómenos meteorológicos extremos, adoptar prácticas agrícolas sostenibles y reforzar las ciudades para que sean más resistentes al clima.
PNUD Mexico/Andrea Egan
Instalación solar fotovoltaica en la azotea del Hotel LQ, Cancún.
La falta de poder de inversión
La mitigación también es clave para combatir el cambio climático. Aunque la región no se encuentra entre las que históricamente han emitido más gases de efecto invernadero a la atmósfera, debemos tomar medidas proactivas para reducir nuestras emisiones de carbono. Esto implica la transición a fuentes de energía limpias y renovables, como la eólica, la geotérmica y la solar, y el fomento de opciones sostenibles en todos los sectores.
En consecuencia, el acceso a la financiación climática, especialmente para la adaptación, es esencial para aumentar la resiliencia, pero lamentablemente los Estados Insulares en desarrollo del Caribe no disponen de financiación suficiente para cubrir sus necesidades de inversión.
Esto debe abordarse con la máxima prioridad y tanto la iniciativa de Bridgetown promovida por la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, como el plan de estímulo de los Objetivos de Desarrollo Sotenible del Secretario General de las Naciones Unidas ofrecen las soluciones de financiación más necesarias.
El Marco de Cooperación Multipaís para el Desarrollo Sostenible 2022-2026 de las Naciones Unidas para el Caribe Oriental (MSDCF por sus siglas en inglés) proporciona un marco sólido para la asistencia de la ONU en la subregión. Por ejemplo, la promoción de prácticas agrícolas y forestales sostenibles, así como la identificación de marcos políticos adecuados para el transporte sostenible y los edificios energéticamente eficientes.
La ONU también está trabajando para mejorar la resiliencia de las comunidades mediante el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana, la preparación ante los desastres y los mecanismos de protección social con capacidad de respuesta.
A pesar de esta valiosa labor, es preciso intensificar los esfuerzos para que la subregión pueda construir un futuro resiliente e integrador. Esto puede parecer una tarea ingente, pero el progreso puede acelerarse dando pequeños pasos para acelerar la transición hacia energías limpias, aprovechar los recursos naturales para soluciones sostenibles y proteger y empoderar a las comunidades vulnerables.
UNDRR/Chris Huby
Menos de la mitad de los países menos adelantados y sólo un tercio de los pequeños Estados insulares en desarrollo disponen de un sistema de alerta temprana frente a peligros múltiples.
Acción colectiva y solidaridad
Para combatir eficazmente el cambio climático, debemos unirnos como región. El cambio climático no respeta clases, razas, fronteras ni límites. Es un problema global que requiere una respuesta colectiva.
Al celebrar esta Semana del Clima, recordemos los enormes beneficios que se obtienen al colaborar como países y comunidades para promover la concienciación pública, compartir conocimientos, aunar recursos y trabajar para lograr los objetivos comunes.
Reforzando nuestra respuesta colectiva, podemos encontrar soluciones innovadoras para hacer frente a la mayor amenaza para la humanidad, mientras nos esforzamos por preservar a las personas y al planeta.
*Escrito por Didier Trebucq, Coordinador Residente de la ONU en Barbados y el Caribe Oriental, y Vincent Sweeny , Jefe de la Oficina Subregional del Caribe, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
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