Cuando sale el sol en la reserva natural de Sierra Gorda en México, una luz dorada ilumina sus casi 400.000 hectáreas de montañas, quebradas y valles.

En medio de esta vasta naturaleza se encuentra la mina de mercurio de Bucareli.

Poco después del amanecer, se abre una puerta metálica de la mina. El silencio de la mañana se ve roto por el sonido sordo de un generador y de los trabajadores que se dirigen a sus puestos.

Entre ellos se encuentra José Vigil, una de las 800 personas de la región que extraen mercurio, una sustancia altamente tóxica.

Pero para Vigil y los demás mineros, el tiempo corre.

El Convenio de Minamata sobre el Mercurio, un acuerdo ambiental multilateral, está abordando la producción de mercurio. La extracción de este elemento será ilegal en México y el resto del mundo en 2032. Esto deja a muchos mineros preocupados por cómo mantendrán a sus familias, incluso mientras lidian con los riesgos para la salud, a menudo terribles, que plantea su profesión.

«Nos estamos quedando sin tiempo», dice Vigil. “Estamos buscando otras alternativas, otros medios para poder sobrevivir…[pero]…es la única manera de ganar dinero”.

Con un desempleo superior al 70 por ciento, Bucareli y sus mineros se encuentran en una encrucijada.


México es el segundo mayor productor mundial de mercurio después de China, y produce unas 200 toneladas del material tóxico al año. Foto: PNUMA/Jack Hewson


En respuesta, el gobierno mexicano ha lanzado un proyecto para ayudar a 19 comunidades de la Sierra Gorda a realizar una transición hacia medios de vida alternativos y libres de mercurio. Liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y apoyado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el proyecto es ejecutado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México (INECC).

«El mensaje de los gobiernos que ratificaron el Convenio de Minamata es claro», dice Sheila Aggarwal-Khan, Directora de la División de Industria y Economía del PNUMA. «Debemos proteger la salud humana y el medio ambiente de los peligros del mercurio y al mismo tiempo ayudar a los mineros a encontrar alternativas sostenibles, más seguras y económicamente viables». En México, las evaluaciones de impacto ambiental y las consultas comunitarias apoyadas por el PNUMA y el INECC están desbloqueando la inversión gubernamental en alternativas de medios de vida sostenibles para los mineros, al tiempo que proporcionan una base para estrategias de desarrollo local libres de mercurio.

un hombre paleando
Una vez en la superficie, el mineral mezclado con mercurio se introduce en un horno. Se calienta, se tuesta hasta que se evapora, luego se eleva como vapor de mercurio hasta que se condensa en tubos de enfriamiento. Foto: PNUMA/Jack Hewson


La próxima semana marca el comienzo de la quinta Conferencia de las Partes del Convenio de Minamata sobre Mercurio, la última edición de una reunión anual. El evento arrojará luz sobre los efectos, a menudo devastadores, del mercurio.

El elemento es una neurotoxina e incluso en niveles bajos de exposición, puede causar daños al sistema nervioso, digestivo y inmunológico. Es particularmente peligroso para las mujeres embarazadas, a veces provoca abortos espontáneos y no se descompone en el medio ambiente, sino que se acumula en las cadenas alimentarias.

Desde su uso original en cosmética y alquimia antigua hasta aplicaciones posteriores en dispositivos médicos, electrónica y la mayor parte de la minería de oro y plata, el mercurio se ha utilizado durante siglos debido a su versatilidad.

A nivel mundial, la mayoría de las grandes minas de mercurio han cerrado. Sin embargo, impulsado en parte por los precios más altos del oro, el uso del elemento en la minería de oro en pequeña escala ha aumentado, estimulando la construcción de nuevas minas informales.

Más reconocible en su forma líquida, el mercurio comienza en el suelo como una roca oscura llamada cinabrio, veteada de vetas rojas.

Una gota de mercurio
El mercurio es una neurotoxina e incluso en niveles bajos de exposición, puede causar daños al sistema nervioso, digestivo e inmunológico. Foto: PNUMA/Jack Hewson


En Bucareli, el cinabrio se extrae de las profundidades de la mina, se recoge en sacos y se iza a la superficie mediante un cabrestante. Una vez en la superficie, el cinabrio se muele y se introduce en un horno sellado con arcilla. Se calienta, se tuesta hasta que se evapora, luego se eleva como vapor de mercurio hasta que se condensa en tubos de enfriamiento.

El mercurio líquido se acumula en un recipiente antes de ser limpiado por un minero que lleva una máscara de gas. Utilizan una esponja, frotándola como si fuera un paño húmedo.

A pesar de las precauciones, el proceso es muy peligroso. Los mineros están expuestos a diario a vapores tóxicos a través de un enorme agujero en el techo del horno.

“La gente se envenena y no dura mucho”, afirma Vigil.

Lo que queda del cinabrio quemado se vierte al medio ambiente, contaminando la región, que de otro modo se considera un modelo de conservación.

México se ubica como el segundo mayor productor mundial de mercurio, justo detrás de China, con una producción anual de aproximadamente 200 toneladas por año. Sólo la Sierra Gorda produce alrededor de 101 toneladas, lo que la convierte en la región dominante de América.

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