“¡Mataron a Gaitán!” gritaban los bogotanos testigos del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer. Era 9 de abril de 1948. La noticia se difundió rápidamente por todos los rincones del país y desencadenó una revuelta popular que por poco tumba al presidente conservador Mariano Ospina Pérez. En Bogotá, jóvenes gaitanistas se tomaron una emisora radial y llamaron a la revolución, mientras una turba enardecida incendiaba y saqueaba las casas y locales del centro de la ciudad. En otras ciudades del país, los gaitanistas protagonizaron violentas protestas y de algunas de ellas, como en Barrancabermeja, se formaron gobiernos revolucionarios. El ejército y la policía respondieron a bala y asesinaron a un número indeterminado de colombianos.

El asesinato de Gaitán exacerbó aún más la violencia política que vivía el país desde 1946. Las noticias de matanzas y masacres, unas protagonizadas por conservadores y otras, por liberales, inundaban los periódicos nacionales. Entre tanto, en Bogotá, el Partido Liberal negoció con el presidente Ospina un gobierno de unidad nacional para apaciguar la violencia y restablecer el orden institucional. Se acordó que en el gabinete ministerial participarían cinco liberales. 

En ese grupo se encontraba el doctor Jorge Bejarano, un médico conocido por su campaña contra la chicha y uno de los protagonistas de la siguiente historia sobre la creación de un área protegida que nació en medio de la violencia partidista, la efímera reconciliación entre ambos partidos permitía el surgimiento de la primera reserva natural del país cuyo destino estará marcado por el sino de la disputa. 

En esta historia también se entrecruzan la lucha contra la fiebre amarilla, el despertar de la conservación del ambiente en Colombia, las oleadas colonizadoras espontáneas y dirigidas por el Estado, la expansión de la frontera agrícola y las bonanzas en las que miles de colonos exploraron las selvas amazónicas en busca riqueza.

Es la historia del actual Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, que responde a una formación geológica perteneciente al escudo Guayanés, ubicada al suroccidente del departamento Meta, en cercanía a la cordillera Oriental. Un punto de la geográfica nacional en donde confluyen las regiones Andina, Amazónica y Orinocense. 

Conozca el Parque Nacional Natural La Macarena.

https://youtube.com/watch?v=YqK88PsaP8U%3Fsi%3DypXuXLfvV6A7uDUE

Una reserva para la ciencia

Hacia la década de los 40 del siglo pasado – explica Alfredo Molano en su libro “Yo le digo una de las cosas” –, pocos colombianos sabían de la existencia de la Sierra de La Macarena, de su riqueza en flora y fauna y de su excepcionalidad geológica. Tan solo unos aventureros se atrevieron a entrar a la región plana de la sierra, circundante a los ríos Ariari y Guayabero, para, sin mucho éxito, explotar caucho y oro de aluvión. La petrolera Shell también exploró estos territorios en busca de petróleo que por fortuna no encontró. Sus estudios geográficos y geológicos dieron pistas sobre la importancia de la Sierra.  

En su historia sobre los diez primeros años del Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, la geógrafa e historiadora Claudia Leal cuenta que el interés por la región comenzó en la década de los años 40 del siglo XX, gracias a las investigaciones sobre la fiebre amarilla hechas por médicos del Instituto de Enfermedades Tropicales Roberto Franco en lugares selváticos cercanos a Villavicencio. Entre ellos se encontraba el doctor Santiago Rengifo Salcedo, quién comenzó a publicitar la importancia de la sierra. En un documento escribió: 

Una reserva para la ciencia
Tomada de: W. R. Philipson, C. C. Doncaster and J. M. Idrobo Source. An Expedition to the Sierra de la Macarena, Colombia. The Geographical Journal. Jun., 1951, Vol. 117, No. 2.

La Macarena es un lugar único para los estudios de sistemática y biología de la flora y fauna de las regiones intertropicales. La riqueza en vida animal y vegetal libre de actividades predatorias del hombre hacen de este lugar un sitio ideal para los estudios ecológicos en el medio tropical subtropical.”

El doctor Rengifo, seguro de que su amigo, el ministro de Higiene Jorge Bejarano, lo apoyaría, le presentó la idea crear una reserva biológica natural para el estudio científico. Bejarano, que en ese momento llevaba a cabo un programa de higienización en la sociedad colombiana que incluía la lucha contra enfermedades tropicales como el paludismo y la fiebre amarilla, apoyó la propuesta, entre otras razones porque la Sierra podía ser un lugar para investigar la fiebre amarilla. A mediados de 1948, el ministro presentó a la Cámara de Representantes el Proyecto de Ley y en noviembre fue aprobado. Nacía la Reserva Nacional “Sierra la Macarena”. 

Luego de su creación, vinieron las expediciones científicas. De acuerdo con Leal, entre 1949 y 1959 se hicieron siete expediciones, “destinadas principalmente a colectar plantas y pieles de animales”. Aparte de las características geológicas, los investigadores quedaron sorprendidos por la “virginidad de los ecosistemas” de la sierra. En un documento leído en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en 1951, Jorge Bejarano citó el comentario del afamado biólogo Richard Evans Schultes, que luego de la explorar la Sierra escribió: “Son muy pocas las regiones que hoy están completamente vírgenes. La cordillera de la Macarena, tan cercana a Bogotá, nunca ha sido habitada por indios o por blancos”.

El entusiasmo por la reserva natural biológica se apoderó de la comunidad científica colombiana y aumentada a medida que se conocían los resultados de las expediciones. En su discurso Bejarano decía: “los resultados de los estudios llevados a cabo en los dos últimos años en La Macarena han sobrepasado, sin duda, las esperanzas de quienes auspiciaron y promulgaron la Ley 52 de 1948 (…) el acopio de material científico coleccionado hasta la fecha es realmente notable. Son más de 15.000 el total de ejemplares botánicos coleccionados. Se han encontrado no solo multitud de especies nuevas sino posiblemente géneros y familias nuevas”.

En los primeros años de creación de la reserva, los investigadores que la recorrieron creían que la sierra estaba protegida de la colonización “por la falta de agua en las partes altas y porque la topografía del terreno – decía en la década de los 50 el botánico Jesús Medardo Idrobo – hace completamente imposible la agricultura”. Sin embargo, las expectativas y el entusiasmo con la reserva pronto chocaron con la realidad. Desde la expedición de 1950, – cuenta Leal – los investigadores comenzaron a ver a desplazados huyendo de la violencia bipartidista hacia el río Ariari.

Colonización, violencia y paz

La violencia entre conservadores y liberales exacerbada desde la muerte de Gaitán y las colonizaciones dirigidas por el Estado hacia el piedemonte amazónico poco a poco rompieron el aislamiento de la Sierra del que tanto hablaban los investigadores. Campesinos y colonos desplazados comenzaron a ocupar las tierras entre los ríos Güejar y Ariarí colindantes con la parte oriental de reserva biológica. Luego del golpe de Estado, el presidente Gustavo Rojas Pinilla, se propuso parar la Violencia bipartidista y pacificar la región de los Llanos. Cuenta Molano que una de las acciones que emprendió fue implementar un plan de colonización en el Ariari para los excombatientes. 

Pero la reconciliación no era para todos. Mientras el gobierno de militar prometía paz a los guerrilleros de los Llanos, perseguía con extrema violencia a las comunidades comunistas de la región del Sumapaz y Villarrica. Las víctimas de esta nueva oleada violenta migraron hacia la región alta del río Duda y año tras año bajaron hasta llegar al río Guayabero. En 1954, al sur de la sierra, nació el caserío que con el tiempo se conocerá como La Macarena. De esta manera, la colonización dirigida y espontánea comenzó a cercar a la reserva biológica por los francos oriental, occidental y sur.

parquesnacionales.gov.co