Otra soberbia actuación del equipo, para -esta vez- despachar con absoluta justicia y comodidad a Bolivia. Tres puntos que le permiten ubicarse en la zona alta de la tabla de posiciones de las eliminatorias, en un cierre de año a todo fútbol, a todo gol.
Un auténtico monólogo. En eso se convirtió rápidamente el primer tiempo entre Uruguay y Bolivia, porque la celeste dio espectáculo y se floreó en la cancha. Es que el equipo de Bielsa mantuvo inalterable su identidad de juego sin exigirse en demasía. Y, con dinamismo e intensidad, sometió por completo a un elenco boliviano que en ningún momento fue rival.
El seleccionado manejó con precisión -y a su antojo- el balón, volviendo a ser una fuerza compacta y homogénea que, cuando quiso y pisó el acelerador, resultó imparable en ataque, con la fórmula de ofender por las bandas a toda velocidad. Como ejemplo de esa tendencia, vale el primer gol, que llegó tras una perfecta combinación por derecha entre Ronald Araújo y Facundo Pellistri, con desborde y centro atrás de este último en dirección de Darwin Núñez, quien, con un sutil y preciso disparo de primera -y de zurda- hizo explotar de alegría a los hinchas. Un formidable gesto técnico del delantero artiguense, y a festejar.
En cambio, el segundo tanto fue el menos elaborado de la presente era, puesto que llegó tras un córner cerrado lanzado desde la izquierda por Nico De La Cruz, pero se terminó de materializar luego de un garrafal error del arquero rival que, con la complicidad de la línea defensiva, terminó enviando la pelota al fondo de su propio arco.
El complemento sirvió para comprobar el gran nivel futbolístico del equipo y la vigencia goleadora de Darwin Núñez. Y, también, para recibir nuevamente en casa -con una enorme ovación- a Luis Suárez, el goleador histórico de la selección, quien recibió el brazalete de capitán de manos de Josema Giménez e ingresó al mismo tiempo que Giorgian De Arrascaeta, la superestrella del Flamengo.
En el tramo final, los celestes sacaron el pie del acelerador. Pero, así y todo, fueron infinitamente superiores a Bolivia, derrochando clase y talento por toda la cancha. Una vez más, el broche de oro lo puso Darwin Núñez, quien, tras un quirúrgico cambio de frente desde la derecha de Valverde, que rápidamente transformó en asistencia Nico De la Cruz, conquistó el tercer y definitivo gol.
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