Mientras la COP28 encara sus últimos días de trabajo en Dubái, la agencia para la agricultura lanzó este domingo un plan pionero que pretende transformar los sistemas agroalimentarios del mundo para que pasen de ser emisores a sumideros de carbono.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) propuso este domingo una hoja de ruta a seguir en distintos sectores, como la ganadería, el suelo y la pesca, para acercar al mundo a la consecución del Hambre Cero, el segundo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible

Se trata de transformar los sistemas agroalimentarios (que engloban cómo se cultivan o crían los alimentos que comemos, cómo se transportan y cómo y dónde los desechamos) para que pasen de ser emisores netos a sumideros de carbono para 2050, capturando así 1,5 gigatoneladas de emisiones de gases de efecto invernadero al año.

El objetivo: ayudar a eliminar el hambre en el mundo sin que el planeta supere el límite de 1,5 grados de calentamiento global fijado por el Acuerdo de París

Durante las actividades de la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP28), Noticias ONU habló con David Laborde, director de la División de Economía Agroalimentaria de la FAO, quien aseguró que la hoja de ruta ofrece vías para actuar hoy de forma que pueda beneficiar a todos ahora y en el futuro. 

«Necesitamos que los políticos actúen. Necesitamos que la sociedad civil se movilice y que el sector privado comprenda que tomar mejores decisiones hoy significa hacer inversiones más sostenibles y rentables para el mañana.»

Aunque 120 puntos de acción puedan parecer muchos, Laborde subrayó que el objetivo final es lograr «una transformación del sistema en la que todos tenemos que desempeñar un papel».

La FAO lanza una hoja de ruta mundial para erradicar el hambre dentro de los límites de 1,5°C.

© FAO/Alessandro Penso

Un buen punto de partida

Por su parte, el economista jefe de la agencia, Máximo Torero, declaró a Noticias ONU que el objetivo de esta iniciativa es transformar los sistemas agroalimentarios a través de acciones climáticas rápidas para «ayudar a alcanzar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos».

Con alrededor de 738 millones de personas crónicamente desnutridas en todo el mundo, Torero afirmó que la alimentación debe formar parte del debate sobre el clima y debe atraer inversiones climáticas, que actualmente se sitúan en un escaso 4%.

Según un informe publicado en relación con la hoja de ruta, la FAO señaló que la financiación climática que fluye hacia los sistemas agroalimentarios es sorprendentemente baja y continúa disminuyendo en comparación con los flujos mundiales, en un momento en el que este tipo de inversión se necesita con urgencia.

Afirmó que el trabajo que se está realizando en la COP28 es «un buen punto de partida», y que esta hoja de ruta puede servir de guía para aplicar la Declaración de los Emiratos sobre Agricultura Sostenible, Sistemas Alimentarios Resilientes y Acción por el Clima, que se presentó en la inauguración de la conferencia. 

La iniciativa de la FAO fue lanzada en la jornada dedicada a la alimentación, la agricultura y el agua en la Expo City de Dubái, donde ministros y funcionarios se reunieron para debatir las vías hacia la implementación de la Declaración de los Emiratos, firmada ya por más de 150 Estados miembros. 

En un mensaje dirigido a los participantes del evento, la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, dijo que la Declaración es una «poderosa declaración de voluntad política para impulsar las transiciones que necesitamos», a medida que se acerca rápidamente la fecha límite para alcanzar la Agenda 2030. 

«A falta de siete años para alcanzar nuestros objetivos de desarrollo sostenible y clima, necesitamos reforzar urgentemente nuestros esfuerzos colectivos utilizando los sistemas alimentarios como palanca para acelerar la implementación».

Mohammed añadió que cualquier camino hacia la plena realización de los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París debe incluir la agricultura y los sistemas alimentarios, de los que emana más de un tercio de las emisiones. 

El asesor principal sobre Océanos del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, Vincent Doumeizel, habla con Noticias ONU en la COP28 de Dubái.

Noticias ONU / Ezzat El-Ferri

La revolución de las algas

Una solución innovadora a algunos de los retos globales más acuciantes a los que se enfrenta hoy la humanidad puede encontrarse en las algas marinas, «el mayor recurso sin explotar que tenemos en el planeta».

Así lo afirma Vincent Doumeizel, asesor principal sobre Océanos del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, quien declaró al equipo de Noticias ONU en la COP28 que está liderando la «revolución de las algas marinas», la cual podría ayudar a afrontar no sólo la crisis climática, sino también las crisis social y de seguridad alimentaria. 

Doumeizel destacó la enorme capacidad de las algas marinas para absorber carbono y ser un sustituto sostenible de los plásticos, lo que las convierte en una gran herramienta para la mitigación del cambio climático y la restauración de la biodiversidad. 

«Las algas pueden crecer muy rápido: hasta 40 centímetros al día para alcanzar los 60 metros de altura. Así que son un verdadero bosque, y absorben más carbono que la selva amazónica».

Las algas pueden crecer hasta 40 centímetros al día y absorben más carbono que la selva amazónica.

El experto en Océanos afirmó que los sistemas alimentarios obsoletos son los que más contribuyen al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la escasez de agua, el agotamiento del suelo y la injusticia social, «con un número masivo de esclavos modernos activos en estos sistemas alimentarios».

Afirmó que el cultivo de algas en África Oriental ya ha demostrado su capacidad para crear empleo y empoderar a las mujeres en este continente, donde «el 80% de los ingresos van a parar a las mujeres». 

Doumeizel señaló que, a pesar de estar repletas de nutrientes y proteínas, casi todas las escasas algas que comemos hoy en día se recogen en las playas.

Subrayó la necesidad de «cambiar la narrativa» de miedo y fatalidad que se presenta a las generaciones futuras y de «alimentarlas con esperanza y optimismo».

«Creo que, si aprendemos a cultivar el océano, seremos recordados como la primera generación del planeta capaz de alimentar a toda la población al tiempo que se mitiga el cambio climático, se restaura la biodiversidad y se alivia la pobreza. Podemos ser recordados así, pero tiene que ser en conjunto».

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