Entre el 6 y el 11 de diciembre de 2023, un grupo de investigadores del SGC viajó al Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos, ubicado entre Huila, Cauca y Caquetá, para explorar sus cavernas, consideradas como grandes bibliotecas climáticas. En ellas se ha acumulado, durante miles de años, un conocimiento que hoy, en medio de la crisis climática, es necesario para el país y útil para el mundo.

En las cavernas del PNN Cueva de los Guácharos

En las cavernas del PNN Cueva de los Guácharos hay una gran variedad de espeleotemas que han capturado información esencial sobre las variaciones climáticas en los últimos miles de años.

En el universo subterráneo del Parque Nacional Natural (PNN) Cueva de los Guácharos suceden muchas cosas de manera simultánea: vuelan y “gritan” las cientos de aves que le dan nombre al área protegida —un espectáculo ruidoso con el que dejan claro que son las dueñas del lugar—; descansan pequeños grupos de murciélagos frugívoros (que se alimentan de frutos); reposan fósiles de criaturas marinas que habitaron el mundo cuando esta zona era un vasto océano; y se evidencian las relaciones milenarias entre el agua y las rocas mediante las fascinantes formaciones de estalactitas y estalagmitas. 

Estas últimas son la razón por la que expertos y expertas del Grupo de Investigación en Paleoclima y Cambio Climático, parte de la Dirección de Geociencias Básicas del Servicio Geológico Colombiano, visitaron este PNN a principios de diciembre, con el objetivo de encontrar en estas formaciones el registro de las variaciones climáticas de los últimos miles de años, en especial en los últimos 12 mil años o, en términos geológicos, el Holoceno: el más reciente período cálido del planeta (en el que aún vivimos), antecedido por una extensa era glaciar. 

Pero, ¿cómo una caverna puede contar una historia tan antigua y para qué sirve descubrirla? Verónica Ramírez, doctora en Geología con una amplia trayectoria en espeleología (estudia la naturaleza, el origen y formación de las cavernas), lo resume diciendo que estos lugares son bibliotecas del clima que, al analizarse de manera minuciosa, revelan misterios del pasado y sustentan proyecciones futuras sobre las condiciones ambientales del planeta. 

“Una gotica de agua y una roca que están dentro de una caverna son piezas del rompecabezas del clima global. Por ello, cuando analizamos los espeleotemas, que son las estalagmitas y estalactitas (rocas que nacen del suelo y desde el techo, respectivamente, producidas por la interacción permanente entre el agua y ciertos minerales), es como si estuviéramos viendo una foto de cómo era el sistema de vientos y de lluvias hace miles de años”, asevera.​Verónica Ramírez, doctora en Geología, y Sergio Gaviria, químico y asesor de la Dirección General del SGC, aplicando algunas pru

Verónica Ramírez, doctora en Geología, y Sergio Gaviria, químico y asesor de la Dirección General del SGC, aplicando algunas pruebas sobre aguas subterráneas.

Su colega geólogo y espeleólogo Gonzalo Valdivieso, la complementa diciendo que, en la medida en la que se constituyen los espeleotemas, el oxígeno que los forma se encarga de conservar el registro de un momento en particular de la historia. “Esto se puede interpretar como firma de las condiciones climáticas de una región en un momento dado y, gracias a las tecnologías de laboratorio, podemos leerla como un libro”. 

Ambos agregan que el hecho de que los Guácharos tenga las cavernas ubicadas más al sur del país, permite que los investigadores encuentren datos clave sobre los sistemas de lluvia del Atlántico, la humedad proveniente del hemisferio norte, y las corrientes de aire y las masas de agua que viajan desde la Amazonía. También, explican que Colombia, al encontrarse en una zona de convergencia intertropical (punto de encuentro entre los vientos del norte y el sur global), es un sitio estratégico para investigar los registros del paleoclima (características climáticas de la Tierra a lo largo de su historia), lo que hace que la información generada por los científicos del SGC no solo resulte clave para robustecer las estrategias de adaptación al cambio climático en el país, sino también en el mundo. 

Sobre esto, Lorena Rayo, geóloga del grupo, manifiesta que las geociencias aportan herramientas para entender cómo y cuándo se han dado las variaciones naturales de las temperaturas, la precipitación, la humedad y la respuesta de la vegetación ante todos los factores anteriores, pero también ayudan a determinar cómo y cuándo las acciones de los seres humanos sobre el planeta han empezado a modificar el comportamiento del clima. 

“En los últimos 100 años, las acciones del hombre han aumentado los niveles de CO₂ en la atmósfera y, con ello, se ha generado un efecto de calentamiento que tiene muchas consecuencias. Entre ellas está el incremento en la severidad y la frecuencia de eventos climáticos como las sequías y las inundaciones. Por eso, investigaciones como las que estamos realizando son muy importantes para prepararnos y adaptarnos ante esos cambios que estamos viviendo y que vendrán”, asegura Rayo. 

El pago de una deuda de conocimiento

El PNN Cueva de los Guácharos fue declarado en 1960. El alto estado de conservación del área protegida también se manifiesta en sus cavernas.

Gonzalo Valdivieso se ha dedicado a la espeleología por más de 10 años. Por ello sabe que, pese a que hay investigaciones que abrieron un camino para entender el cambio cambio climático como un fenómeno con consecuencias en Colombia—como las realizadas por Thomas Van der Hammen hace más de 50 años—,  existe una deuda de conocimiento, tanto en la ciencia nacional como mundial, para determinar el impacto del mismo en los ecosistemas nativos del país: algo que no solo es posible conocer a través del estudio de las cavernas, sino también de glaciares y sedimentos de lagos.

De hecho, cuenta Valdivieso, todos estos tipos de ecosistemas están en la mira del grupo de Paleoclima y Cambio Climático. “En este momento estamos en la etapa de exploración, recogiendo muestras para llevar al laboratorio. Con los análisis que hagamos, vamos a correlacionar esta información con la que obtengamos en los núcleos de los glaciares y en los sedimentos de los lagos (guardan registros de polen y de materia orgánica de un momento particular). La idea es compilar eso para armar una gran historia del pasado climático en Colombia”. 

Esta historia del pasado sería imposible de reconstruir sin la geoquímica. Así lo dice Sergio Gaviria Melo, químico participante en la expedición a Guácharos y asesor técnico de la Dirección General del SGC. “En el agua de esta área protegida analizamos factores como cationes, aniones, pH, conductividad, cantidad de iones… toda esa dinámica química determina si las rocas son susceptibles a disolverse por efecto de las aguas lluvias que se infiltran en el suelo o, si por el contrario, se precipitan o forman espeleotemas”. De esta manera se pueden reconocer tanto los procesos que han dado lugar a la formación de las cavernas de la región, como los que están sucediendo actualmente en estos ecosistemas.

Con los aportes multidisciplinares a la investigación, y con los avances de la misma, coinciden Valdivieso y Gaviria, el SGC está entrando en un terreno inexplorado y marcando una pauta importante a nivel global, sobre todo si se tiene en cuenta que, hasta hace muy poco tiempo, la mayoría de los servicios geológicos a nivel mundial estaban concentrados en la prospección de recursos minerales. “Sin embargo, muchos de ellos, incluyendo el nuestro, están empezando a virar hacia la generación de conocimiento sobre la relación de las geociencias y los cambios ambientales que están ocurriendo en la Tierra”, afirma Gaviria. 

Una apuesta a largo plazo

​Los guácharos son las aves que le dan el nombre al área protegida. Con la presencia de visitantes, estas sobrevuelan las cavernas y producen fuertes sonidos.

La línea de trabajo en Paleoclima y Cambio Climático es una apuesta reciente de la Dirección de Geociencias Básicas del SGC y, como expresa Juan Manuel Herrera, su director técnico, no solo está enfocada en generar conocimiento científico que pueda contribuir en escenarios de toma de decisiones del país, sino que tiene el propósito de socializar los hallazgos y la información con las comunidades que habitan las zonas de influencia de los ecosistemas estudiados. “Esto nos va a permitir que las personas se apropien de estos sitios y aporten a su conservación y, a la vez, interioricen cómo el cambio climático está relacionado con ellos”. 

Por su parte, Julio Fierro Morales, director general de la Entidad, finaliza diciendo que esta nueva línea tiene el propósito de demostrar que las geociencias tienen un rol más amplio que el se les ha dado tradicionalmente (como soporte de modelos extractivistas), pues son un camino hacia la búsqueda de soluciones frente a la crisis climática. 

“En un contexto en el que la humanidad necesita ser más resiliente, hemos comenzado a priorizar estas investigaciones en cuevas en Santa Sofía (Boyacá), en Chaparral (Tolima) y, ahora, en el Huila, en el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos. Lo que tenemos con esta iniciativa es un ensamblaje muy interesante en aspectos climáticos, bióticos y de composición de roca y de estructura. Vamos integrar todo esto para brindarle a la sociedad colombiana un conocimiento que necesita para plantear acciones de adaptación y, con ello, construir un SGC para la vida”. 

*Fotos por Marcela Han-Servicio Geológico Colombiano.

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