Un millón de especies están expuestas a la extinción. Una serie de reuniones este año abordarán cómo evitar ese destino. Desde la economía a la salud, pasando por nuestro desarrollo, dependemos de la biodiversidad para nuestra propia supervivencia.
La ONU examina estos días cómo enfrentar la pérdida masiva de especies animales y vegetales y cómo evitar una mayor extinción, en una importante conferencia que comenzará el 23 de enero. A continuación Noticias ONU explica qué es exactamente la biodiversidad y cómo pueden contribuir las Naciones Unidas a apoyar los esfuerzos para que la naturaleza sobreviva y prospere.
¿Qué significa biodiversidad y por qué es importante?
En términos sencillos, la biodiversidad se refiere a todos los tipos de vida en la Tierra. El Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) la describe como «la diversidad dentro de cada especie y entre las especies, así como de los ecosistemas, incluidas las plantas, los animales, las bacterias y los hongos». Estos tres niveles trabajan juntos para crear la vida en la Tierra, en toda su complejidad.
La diversidad de especies mantiene el ecosistema global en equilibrio, proporcionando todo lo que los seres humanos necesitamos para sobrevivir: alimentos, agua potable, medicinas y cobijo. Más de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial depende en gran medida de la naturaleza. Más de mil millones de personas dependen de los bosques para su subsistencia.
La biodiversidad es también nuestra mayor defensa natural contra el cambio climático. Los ecosistemas terrestres y oceánicos actúan como «sumideros de carbono», absorbiendo más de la mitad de todas las emisiones de carbono.
© FAO/Raphy Favre
El maíz, en sus múltiples variedades, es el cereal más importante del África subsahariana.
¿Por qué hablamos de ello ahora?
Porque el primer gran impulso del año para poner en práctica el audaz plan de la ONU para proteger la biodiversidad se celebra en la capital suiza, Berna, entre el 23 y el 25 de enero.
Al presentar la conferencia, Patricia Kameri-Mbote, directora de la División Jurídica del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), advirtió de que la falta de coordinación entre las diversas organizaciones que tratan de proteger la biodiversidad es un «reto crítico» que debe superarse urgentemente «a medida que nos esforzamos por conseguir un mundo que viva en armonía con la naturaleza para 2050». Un objetivo clave de la conferencia será resolver ese problema, aunando las diversas iniciativas que se están llevando a cabo en todo el mundo.
¿Hay crisis?
Sí, es muy grave y hay que atajarla urgentemente.
Empezando por los sumideros de carbono naturales y marinos terrestres antes mencionados: se están degradando: ejemplos de ello son la deforestación del Amazonas y la desaparición de marismas y manglares que eliminan grandes cantidades de carbono.
La forma en que utilizamos la tierra y el mar es uno de los principales motores de la pérdida de biodiversidad. Desde 1990, se han perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque por conversión a otros usos del suelo. La expansión agrícola sigue siendo el principal motor de la deforestación, la degradación de los bosques y la pérdida de biodiversidad forestal.
Otros motores importantes del declive de las especies son la sobrepesca y la introducción de especies exóticas invasoras (especies que han entrado y se han establecido en el medio ambiente fuera de su hábitat natural, provocando el declive o incluso la extinción de especies autóctonas y afectando negativamente a los ecosistemas).
Estas actividades, según ha demostrado la agencia de la ONU, están empujando a la extinción a cerca de un millón de especies de plantas y animales. Van desde el tigre del sur de China, en peligro crítico, y los orangutanes indonesios, hasta animales y plantas supuestamente «comunes», como jirafas y loros, pasando por robles, cactus y algas marinas. Se trata de la mayor pérdida de vida desde los dinosaurios.
Combinada con unos niveles de contaminación disparados, la degradación del hábitat natural y la pérdida de biodiversidad están teniendo graves repercusiones en comunidades de todo el mundo. A medida que aumenta la temperatura global, las praderas antes fértiles se convierten en desiertos, y en el océano hay cientos de las llamadas zonas muertas, donde apenas queda vida acuática.
La pérdida de biodiversidad afecta al funcionamiento de un ecosistema, hace que las especies sean menos capaces de responder a los cambios del entorno y las hacen cada vez más vulnerables a las catástrofes naturales. Si un ecosistema tiene una gran diversidad de organismos, es probable que no todos se vean afectados de la misma manera; si una especie desaparece, otra similar puede ocupar su lugar.
© Unsplash/Jordan Whitt
Al comer más de medio kilo de hojas de eucalipto todos los días, los koalas ayudan a controlar el crecimiento de las plantas, equilibran el ecosistema forestal y sustentan la vida forestal de insectos y aves.
¿Qué es el Plan de Biodiversidad?
El Plan, denominado oficialmente Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, es un acuerdo histórico impulsado por las Naciones Unidas, adoptado por 196 países para orientar la acción mundial sobre la naturaleza hasta 2030, que se elaboró en reuniones celebradas en Kunming (China) y Montreal (Canadá) en 2022.
El objetivo es hacer frente a la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas y proteger los derechos de los pueblos indígenas, quienes sufren de forma desproporcionada la pérdida de diversidad biológica y la degradación medioambiental; sus vidas, supervivencia, posibilidades de desarrollo, conocimientos, medio ambiente y condiciones de salud se ven amenazados por la degradación medioambiental, las actividades industriales a gran escala, los residuos tóxicos, los conflictos y las migraciones forzosas, así como por los cambios en el uso y la cobertura del suelo (como la deforestación para la agricultura y las industrias extractivas, por ejemplo).
Hay medidas concretas para detener e invertir la pérdida de naturaleza, entre ellas poner bajo protección el 30% del planeta y el 30% de los ecosistemas degradados para 2030 (actualmente están protegidos el 17% de la tierra y alrededor del 8% de las zonas marinas). El plan también contiene propuestas para aumentar la financiación a los países en desarrollo -uno de los principales puntos de fricción durante las conversaciones- y a los pueblos indígenas.
Los países tienen que elaborar estrategias y planes de acción nacionales en materia de biodiversidad, y fijar o revisar sus objetivos nacionales, para ajustarse a la ambición de los objetivos mundiales.
¿Qué más hará la ONU para proteger la biodiversidad este año?
El mes que viene se reunirá en la sede de la ONU en Nairobi la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), también conocida como «Parlamento Mundial del Medio Ambiente». El evento reúne a gobiernos, grupos de la sociedad civil, la comunidad científica y el sector privado, para poner de relieve los problemas medioambientales más acuciantes y mejorar la gobernanza mundial del medio ambiente. La reunión de 2024 se centrará en el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Sin embargo, el acontecimiento principal será la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, que se celebrará en Colombia en octubre. Los delegados debatirán cómo restaurar tierras y mares de forma que se proteja el planeta y se respeten los derechos de las comunidades locales.
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