Ana Tuñas Matilla.- La educación ambiental debería impregnar todas las asignaturas de la enseñanza, según colectivos de profesores y educadores, que consideran -en visperas del Dia Mundial de la Educación Ambiental– que este cambio es fundamental para poder acabar con crisis como el calentamiento global o la pérdida de biodiversidad, que afectan a toda la humanidad.

Para ello, piden recuperar el espíritu de la derogada Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE, 1990), que establecía desarrollar la actividad educativa atendiendo a la formación en el respeto y defensa ambiental, así como para capacitar a los alumnos para valorar críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud, el consumo y el medio ambiente, entre otros principios.

Esto se traducía en hacer de la educación ambiental una materia transversal a abordar desde todas las áreas curriculares y no sólo desde una asignatura específica, como ahora sucede con Educación en Valores Cívicos y Éticos.

Para llevar a la práctica esa transversalidad, bastaría con cambiar los enunciados de los problemas de Matemáticas o la temática de las redacciones que los niños tienen que redactar en clase de Lengua, resaltan con ocasión de la conmemoración este 26 de enero del Día Mundial de la Educación Ambiental.

Falta de ambición

«Las leyes que han venido después reservan la educación ambiental a Educación en Valores y poco más. Se ha olvidado el concepto de materia transversal de la LOGSE que fue muy innovador y que suscitó gran esperanza», ha lamentado, en declaraciones a EFEverde, el presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental, Federico Velázquez de Castro.

Pero, ¿qué ha pasado para que esto sea así? Pues, en su opinión, que los gobiernos posteriores no han sido tan avanzados como el que formuló esa innovación (presidido por Felipe González) y, además, aparecieron dos problemas.

El primero, que se interpretó como una sobrecarga de materias, ya que junto a la educación ambiental, figuraban otros principios como la igualdad de derechos entre sexos y razas, la democracia, la paz, la cultura, la salud…. Pero fue una interpretación errónea, pues no se trataba de implantar materias o de extender las existentes.

Resistencia a la innovación

El segundo fue que «hay pocos maestros y mucho profesor funcionario que no quiere introducir innovaciones. Por experiencia propia como formador sé que es uno de los públicos más refractarios a la innovación», ha apuntado el experto, que ha apuntado que en Educación Primaria (maestros) la educación ambiental tiene más éxito porque los docentes son «más vocacionales».

Por otra parte, el capítulo dedicado al medio ambiente solía ser el último en los libros de texto y «casi nunca daba tiempo a verlo», y tampoco había suficientes actividades prácticas, que son las que verdaderamente permiten al alumno comprender y establecer un vínculo afectivo con el medio ambiente.

«Suscitar en el alumno la relación afectiva con el medio es la única manera de que pueda haber conservación y protección. Si uno no siente algo como algo cercano y que deber ser protegido, si uno no comprende que es necesario hacerlo, difícilmente lo hará», ha explicado.

La LOMLOE, insuficiente

La actual ley educativa (LOMLOE, 2021) recoge términos como cambio climático, desarrollo sostenible o crisis ambiental que han quedado confinados en la asignatura de Valores que se da una vez en Primaria y una vez en Secundaria, detalla a EFEverde Miriam Leirós, coordinadora en España de Teacher for Future, movimiento internacional de docentes contra la crisis climática.

«Esto es absolutamente insuficiente. La educación ambiental debe enseñarse de manera transversal, igual que beneficiamos o perjudicamos al medio ambiente desde todos los ámbitos de la vida», según Leirós, que ha lamentado que la educación ambiental dependa en muchas ocasiones de la afinidad personal del docente con estos problemas para llevarlos a su área.

«Debería ser llevada a todas las áreas porque la educación ambiental va desde conocer la huella de carbono de los alimentos que ingieres, pues no es lo mismo comer algo local y de temperada que algo importado, a cómo repercute la ropa que compras, si vas al centro educativo en transporte público o en coche, el agua que desperdicias, etc».

Esto se puede abordar desde todas las asignaturas, según Leirós, de una forma tan sencilla como, por ejemplo, cambiando los enunciados de los problemas de matemáticas para centrarlos en cálculos relacionados con estas cuestiones o pidiendo a los alumnos redacciones sobre cómo reciclan en casa o cómo ahorran agua.

Trabajar noticias relacionadas con el medio ambiente o ver en ciencias naturales y sociales cuál es el recorrido que hace una fruta importada que llega fuera de temporada a nuestra mesa, son otras vías.

«La educación ambiental debe ser transversal para que permee en la sociedad. No se trata de comprar un coche híbrido para contaminar menos, se trata de entender que todos los ámbitos de la vida tienen su huella, que estamos ante una crisis ecológica y que tenemos que tener un conocimiento completo para ser competentes para hacerle frente».

Más allá del cole

Pero para que ese cambio sea realidad, no basta sólo con educar en el colegio o en el instituto, también hay que educar en casa y en el barrio, han defendido ambos expertos.

«No tenemos tiempo para que el alumnado llegue a adulto para que tome medidas porque esas medidas hay que tomarlas ya. Es necesario que haya una coherencia entre la información que se da en el aula y en casa para que no choquen intereses», ha aseverado Leirós.

Aunque ha abogado por abandonar los mensajes catastrofistas, que «no llegan a las personas», ha subrayado que todos debemos saber que si no cambiamos, la vida, con las comodidades que hoy conocemos, irá en retroceso; así como que la acción individual es muy importante y que existen vehículos de presión social para empujar a los dirigentes a la toma de decisiones.

Educar a adultos, también

«La educación ambiental no va dirigida sólo a niños. El niño aprende del adulto y quien hace daño al medio ambiente no son los niños, sino los adultos, por eso es importante que llegue a las familias, a toda la sociedad», ha apuntado Velázquez de Castro.

Es importante que llegue a los niños, porque en muchas ocasiones se convierten en los «agentes ambientales» de la familia, pero también debe llegar a los adultos «quienes difícilmente podrán transmitir algo en lo no que creen o para lo que no están capacitados».

«Hay un amplio repertorio de iniciativas que ofertan actividades de educación ambiental, pero si la gente no va o no lo hace en el grado que nos gustaría, lo que debemos hacer es ir donde está la gente. Por eso, nosotros vamos a asociaciones de vecinos, partidos políticos, sindicatos, administración, colegios profesionales, etc», ha añadido. EFEVerde