Los habitantes de este corregimiento de Pacho (Cundinamarca) no tenían ningún problema en lastimar a los murciélagos, pues por sus creencias culturales “no se llevan muy bien” con estos animales, cruciales en el control de plagas de insectos que afectan los cultivos. Este es un ejemplo del desconocimiento tanto de la flora como de fauna que los llevó a ignorar la riqueza que abunda en su territorio, pero que gracias al proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural” se han podido apropiar del entorno que los rodea y han empezado a cuidarlo con esmero.

Juan Esteban Correa Rodríguez | Periodista Unimedios Bogotá

En la provincia de Río Negro del municipio de Pacho (Cundinamarca) la comunidad ahora reconoce la importancia de la riqueza natural y cultural de la zona. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.En la provincia de Río Negro del municipio de Pacho (Cundinamarca) la comunidad ahora reconoce la importancia de la riqueza natural y cultural de la zona. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.

El desconocimiento de la bioculturalidad de este corregimiento de Pacho (Cundinamarca) ha hecho que animales como el murciélago sean considerados como un peligro, aunque ayudan en servicios como la dispersión de semillas para regenerar bosques, o el control de plagas de insectos que afectan los cultivos. Sin embargo, un trabajo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), de la mano con la comunidad, en especial de la provincia de Río Negro, ha logrado cambiar esta percepción y ahora sus habitantes trabajan en pro de conservar su territorio.

Una de las líderes del proyecto, la profesora Yaneth Muñoz Saba, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UNAL, asegura que es la primera vez que se hace un trabajo de esta magnitud con la comunidad de la región; sin embargo, gracias al proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural” se busca reivindicar las cerca de 29 especies de mamíferos que habitan la zona, o las casi 105 especies, 64 géneros y 31 familias de plantas leñosas que adornan el bello paisaje de este rinconcito de Cundinamarca.

La capital naranjera de Colombia

El municipio de Pacho se sitúa a solo 88km de Bogotá y a 35 km de Zipaquirá, y es conocido como la “capital naranjera de Colombia”, pues esta fruta es característica de sus cultivos y emblemática para sus moradores. En la lengua muisca Pacho significa “padre bueno” y sus verdes paisajes acogen a más de 30.000 personas, quienes se dedican especialmente a la agricultura, y en menor medida a la ganadería.

Este es un lugar mágico para la biodiversidad, y como explica la profesora Muñoz, “en este proyecto –que comenzó en 2018 y sigue en curso– se han encontrado importantes especies de las que no se tenía ningún registro tan puntual, como las chuchas, nombre peculiar para las zarigüeyas, los armadillos, puercoespines, ardillas, ratones de campo, conejos, tigrillos, y por supuesto, un animal que se roba el protagonismo por la cultura popular y las creencias que aún se guardan en torno a él: el murciélago.

El publicista y abogado Daniel Felipe Chaux, integrante del proyecto y quien también trabaja de cerca con la Reserva Natural Roble & Nogal –aledaña a Pasuncha–, explica que cuando el grupo de investigadores llegó a este municipio, y a lugares como el corregimiento de Pasuncha, los habitantes no conocían mucho sobre su flora y fauna, y además “no se llevaban muy bien” con los murciélagos, incluso no tenían problema en buscar la manera de hacerles daño y lastimarlos.

En la región se desconocían los servicios ecosistémicos que prestan animales como los murciélagos. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.En la región se desconocían los servicios ecosistémicos que prestan animales como los murciélagos. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.

Esto puede obedecer al miedo generalizado y a la falta de pedagogía frente a su importancia, como indica el profesor Jaime Aguirre Ceballos, del ICN, otro líder del proyecto, pues la información sobre esta zona siempre había sido muy escasa y no iba más allá de algunas recolectas botánicas y datos aislados sobre ciertos animales; por ello fue indispensable llegar a la región y mostrarle a la comunidad la importancia real de estos seres con los que conviven día a día.

Allí hay desde bosques subandinos y andinos hasta zonas tropicales, por donde se puede cruzar hacia el Magdalena Medio. Uno de los puntos más fuertes de su descripción tuvo lugar con el trabajo del profesor Orlando Rivera, del ICN, quien realizó los inventarios y la descripción de la flora y su relevancia, destacando dos especies de plantas nuevas para la flora de nuestro país.

Entre las plantas más abundantes y frecuentes que interactúan con los animales mencionados están las de las familias Asteraceae y Melastomataceae –con el género Miconia como el más diverso–; además de árboles emblemáticos de lo que fue la vegetación original de la zona de grandes dimensiones, entre ellos el denominado cinamomo y el negrillo.

Además de estudiar la fauna de este lugar, también se analizó la vegetación y algunas comunidades de hongos. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.Además de estudiar la fauna de este lugar, también se analizó la vegetación y algunas comunidades de hongos. Fuente: proyecto “La diversidad biológica al servicio de las comunidades: Pasuncha biocultural”.

“Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las especies de animales y plantas de este lugar es la fragmentación del paisaje a causa de la tala indiscriminada de los bosques, que se ha potenciado con los históricos problemas de la región como la violencia y el desplazamiento, y ha generado falta de conciencia frente a la importancia de los ecosistemas y sus aportes a la comunidad”, indica la profesora Muñoz.

Añade que “en esta región cada familia prioriza su tierra para cultivar café, banano, naranja o caña para la panela, pero dificultades como el cambio climático hacen mucho más difícil la tarea de conservar sus producciones, haciendo evidente la necesidad de reconocer los servicios de animales como los murciélagos, y cuidar las cuencas hídricas y la calidad del aire, tan importantes para el sustento local y la economía”.

Un saber que pierde su eco

Por su parte, el biólogo Eduardo Sarmiento, magíster en Museología y Gestión del Patrimonio de la UNAL, expresa que “otros conflictos que han dificultado la labor de investigación y la vida de los habitantes de Pacho son la falta de vías en buen estado –construidas hace 80 años– y zonas con una pobreza marcada, en las que además se gesta la pérdida de saberes y tradición campesina en cada generación.

“Los más jóvenes ya no saben sobre las prácticas agrícolas o sobre el tejido con fibras vegetales. La mayoría quieren irse para Bogotá cuando terminen su bachillerato, por lo que uno de los frentes más importantes de la investigación ha sido trabajar con todas las personas, desde los más pequeños hasta los adultos mayores”, asegura el biólogo y museólogo.

Al respecto, el biólogo Juan Camilo Vieda, magíster de la UNAL y quien aportó a la línea de servicios ecosistémicos del trabajo, indica que se realizaron grupos focales y actividades de pedagogía con estudiantes desde grado séptimo de la Institución Educativa Santa Inés de Pasuncha, integrando adultos mayores a los cuales los más jóvenes les enseñaban sobre las problemáticas de su región. También se hicieron múltiples entrevistas con toda la comunidad para entender su percepción frente a la riqueza en flora y fauna.

El componente de medicina veterinaria –liderado por el profesor Luis Joaquín Polo, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAL– fue uno de los más determinantes; aquí se llevaron a cabo jornadas completas de capacitación frente a enfermedades como la rabia –que puede ser transmitida por los murciélagos a las mascotas domésticas y a los seres humanos–, de vacunación a animales domésticos y capacitación a la comunidad sobre la no tenencia de animales silvestres como animales de compañía.

“Es muy significativo haber creado la primera brigada sanitaria escolar rural con unos 90 niños, que desde edades tempranas ya comienzan a hacer pedagogía en sus casas sobre la importancia de tener precaución frente a esta problemática latente, y también a reconocer la importancia de convivir con animales como los murciélagos, que ofrecen servicios ecosistémicos muy importantes”, indica.

En esta misma línea, el investigador Chaux explica que la comunidad que vive en las zonas de este corregimiento ahora conoce, aporta y enseña sobre la importancia de estas especies de animales y plantas para la Reserva Natural Roble & Nogal, un lugar que se ha transformado y que tiene iniciativas sociales como un atractivo mural que se puede apreciar en la Plaza Central de Pasuncha que recoge la bioculturalidad de la región. En él la comunidad se siente segura y animada por la trascendencia de encontrarse de frente con este tipo de proyectos.

El profesor Aguirre afirma que lo que sigue es continuar describiendo los grupos de plantas e intensificar el inventario de animales con jornadas de observaciones ecológicas, pues algunos grupos todavía no están registrados, como por ejemplo las aves, los insectos o los reptiles, que están habitando puntualmente esta zona, lo cual es importante para ofrecerle al país y al municipio información detallada, de primera mano, y al servicio de la comunidad, sobre el componente biótico y sobre los planes de conservación a futuro.

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