Ana Tuñas Matilla

Valencia.- Las aguas residuales suponen un peligro para los ecosistemas pero bien tratadas mediante sistemas basados en la naturaleza, como humedales artificiales, pueden convertirse en fuentes de vida que los ayuden a recuperarse tras sequías o inundaciones, eventos cada vez más frecuentes por el cambio climático.

Esta es una de las hipótesis que está demostrando el proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Renaturwat, que está testando el uso de lodos de potabilizadora en humedales artificiales para mejorar el filtrado de aguas residuales y «atrapar» contaminantes y nutrientes, con unos resultados preliminares que revelan reducciones del 80 % en el caso del fósforo.

La aplicación de estos lodos también reduce significativamente la presencia de contaminantes como la bacteria fecal escherichia coli o emergentes (medicamentos, pesticidas, etc), al tiempo que mejora la calidad biológica de las aguas.

Las pruebas se están desarrollando en las depuradoras basadas en humedales artificiales de la localidad valenciana de Carrícola (200 habitantes), y de la urbanización de Puçol «Los Monasterios» (unos 2.000 residentes).

En «Los Monasterios» se han construido lagunas en las que poder comparar la calidad del agua saliente de los humedales construidos a base de fangos deshidratados y la procedente de los tratamientos ya existentes.

Efluente de la depuradora basada en la naturaleza de Los Monasterios. EFE JJ Guillén

Oasis de vida

Desde el primer día, las lagunas que reciben el agua filtrada con fangos han sido «oasis de vida». Se han colonizado muy rápido y, comparando con otros proyectos, «en apenas uno, dos o tres meses hemos encontrado más biodiversidad», según el investigador del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia Enric Gil.

Esa mayor biodiversidad se traduce en que «hay más especies», así como en que cada una de ellas está mejor representada, lo que significa que hay más individuos.

Imagen del investigador Enric Gil durante la monitorización biológica de una de las lagunas de Los Monasterior. EFE JJ Guillén

Entre esas especies destacan por su importancia los macroinvertebrados acuáticos (fase previa de invertebrados voladores como moscas, libélulas o mosquitos), que son la base de toda la cadena trófica y sin los que «no aparecerían anfibios ni aves ni mamíferos».

«Sin ellos, un ecosistema no tiene fundamento», no se sostiene, lo mismo que si se construye una casa sin cimientos, «pues son la base alimenticia de todos los animales que vemos».

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