Ana Tuñas Matilla.- La generación mundial de residuos electrónicos está aumentando cinco veces más rápido que su reciclaje y reutilización lo que implica que materiales recuperables, valorados en miles de millones de dólares, se queden en un cajón o, lo que es peor, en la basura y sin tratamiento adecuado.
Además de elevar el riesgo de contaminación, el tratamiento inadecuado de estos desechos también pone en peligro el desarrollo de tecnologías necesarias para la transición ecológica como, por ejemplo, las renovables o el vehículo eléctrico, dada la escasez de recursos y los pocos países en que éstos se encuentran.
Menos de una cuarta parte
Según el cuarto Monitor Mundial de Residuos Electrónicos de la ONU, en 2022 generamos la cifra récord de 62 millones de toneladas de desechos electrónicos, un 82 % más que en 2010, y sólo se recogió y recicló adecuadamente el 22,3 %, es decir, menos de una cuarta parte.
Con esa baja tasa de reciclaje, el mundo desperdició en 2022 recursos naturales recuperables por valor de 91.000 millones de dólares, según el informe, en el que han participado el Instituto de la ONU para la Formación e Investigación (UNITAR) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU).
Los datos indican, además, que la generación de desechos electrónicos está aumentando en 2,6 millones de toneladas al año y que en 2030 alcanzaremos los 82 millones de toneladas, de las que sólo el 20 % se tratará adecuadamente y de las que 2,4 millones corresponderán a paneles fotovoltaicos, cuatro veces más que en 2022.
La caída de la tasa de recolección y reciclaje del 22,3 % al 20 % entre 2022 y 2030 se producirá porque cada vez será mayor la diferencia entre los esfuerzos por reutilizar y el «asombroso crecimiento de la generación de desechos electrónicos en todo el mundo», según la misma fuente.
Entre otros factores, la brecha se agranda cada vez más por el progreso tecnológico, el mayor consumo, opciones de reparación limitadas, ciclos de vida de los productos más cortos, la creciente electrificación de la sociedad, deficiencias en el diseño o una inadecuada infraestructura para gestionar los residuos electrónicos.
Salud y rentabilidad
Y todo ello, cuando ya se sabe que cualquier producto con «enchufe o batería» es un peligro para la salud y el medio ambiente, pues contienen aditivos tóxicos o sustancias peligrosas como el mercurio, que pueden dañar el cerebro humano y el sistema de coordinación, advierten los autores del informe.
Si los países elevaran las tasas de recolección y reciclaje de desechos electrónicos al 60 % en 2030, los beneficios -incluso minimizando los riesgos para la salud humana- superarían los costes en más de 38.000 millones de dólares.
Por otra parte, el documento pone de manifiesto que el mundo «sigue siendo sorprendentemente dependiente» de unos pocos países para obtener materiales raros a pesar de que son imprescindibles para tecnologías de futuro, como las renovables o la movilidad eléctrica.
Llama también la atención que el 8,2 % de los residuos producidos en 2022 viajó entre países, lo que implica que 5,1 millones de toneladas de productos contaminantes se movieron entre fronteras. De ellas, 3,3 millones pasaron de países ricos a países de ingresos medios y bajos mediante «movimientos incontrolados e indocumentados».
Con el necesario despliegue de energía solar y de equipos electrónicos para combatir la crisis climática e impulsar el progreso digital de telón de fondo, «el aumento de los desechos electrónicos requiere atención urgente», ha aseverado el director ejecutivo de UNITAR, Nikhil Seth.
«No más del 1 % de la demanda de elementos esenciales de tierras raras se cubre mediante el reciclaje de residuos electrónicos» y el informe pone de manifiesto que las cosas tienen qué cambiar y que urge elevar la capacidad de reparar y reutilizar, ha añadido el autor principal del informe Kees Baldé.
«Debemos aprovechar los beneficios económicos y ambientales de una gestión adecuada de los residuos electrónicos. De lo contrario, las ambiciones digitales de las generaciones futuras enfrentarán riesgos importantes», ha advertido la jefa de la División de Telecomunicaciones de Emergencia y Medio Ambiente de la UIT, Vanessa Gray.
Cifras que urgen a la acción:
– 62 millones de toneladas equivalen a 107.000 unidades de los aviones de pasajeros más grandes del mundo.
– De esas toneladas, 31 millones eran metales, 14 millones plásticos y 14 otros materiales (minerales, vidrio, compuestos, etc)
– Valor de los metales: 19.000 millones de dólares en cobre, 15.000 millones en oro y 16.000 millones en hierro.
– Valor de la materias primas secundarias recuperadas: 28.000 millones.
– La recuperación de materiales evitó la extracción primaria de 900 millones de toneladas de mineral y 93 millones de toneladas de emisiones de efecto invernadero.
Por regiones:
– En Europa, la tasa de recogida y reciclaje del 42,8 %, mientras que en África apenas llega al 1 %.
– Casi la mitad de los desechos de 2022 fueron generados por países asiáticos (de los que pocos han promulgado legislación o establecido objetivos claros de recolección de desechos electrónicos).
– Residuos generados per cápita: 17,6 kilos en Europa, 16,1 kilos en Oceanía y 14,1 kilos en América.
– Tasas de recogida por habitante: 7,5 kilos en Europa, 6,7 kg en Oceanía y 4,2 kg en América.
Por categoría:
– 20,4 millones de toneladas (33 %) de pequeños dispositivos como juguetes, microondas, aspiradoras o cigarrillos electrónicos. Sólo se recicló el 12 %.
– 4,6 millones de toneladas de pequeños equipos relacionados con las tecnologías de la comunicación, como ordenadores portátiles, teléfonos móviles, dispositivos GPS o routers. Aquí la tasa de recolección y reciclaje documentada se eleva al 22 %.
– 2,4 millones de toneladas: masa prevista de paneles fotovoltaicos retirados en 2030, cuatro veces más que las 600.000 toneladas en 2022.
EFEverde
efeverde.com