Ana Tuñas Matilla

Los niños y adolescentes pasan cada vez más tiempo en espacios cerrados, sin contacto con entornos naturales, lo que pone en riesgo su salud física y mental, un desafío al que pediatras piden responder promoviendo desde las consultas su «vacunación» con dosis de naturaleza.

Además de mejorar su salud, estar y conectar con la naturaleza hará que sientan sus beneficios y que quieran protegerla. Cuanto más cuidada esté, más saludable será, ha explicado a EFEverde el pediatra Ferrán Campillo i López, fundador de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Comarcal de la Garrotxa, en Olot (Girona).

Campillo es miembro de la Alianza Global para Renaturalizar la Salud de la Infancia y la Adolescencia (GRSIA), impulsada por el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y en la que participan también investigadores, empresas, instituciones, sociedades científicas y organizaciones civiles, como ecologistas o asociaciones de padres.

El 25 % de niños y adolescentes apenas sale una vez al mes a jugar al aire libre y solo el 25 % visita un parque urbano o natural diariamente. Además, las principales causas de muerte y de años con mala salud crónica son 100 % prevenibles y están relacionadas con el deterioro y la contaminación de los ecosistemas, según datos recabados por la alianza.

Radiografía

Para conocer la situación en España, están haciendo una radiografía de la conexión con la naturaleza de población juvenil, acción que empezó con una prueba piloto en Murcia, en la que participaron 3.800 niños y niñas, y que se está extendiendo al resto del país con el objetivo de elevar la muestra a 100.000 jóvenes.

Los datos preliminares obtenidos en Murcia indican que, según van creciendo, la conexión con la naturaleza se va debilitando y que la unión es más fuerte en niñas que en niños en todas las franjas de edad.

Para Campillo, si logramos establecer la conexión en los primeros 2 o 3 años de vida estaremos «inmunizando» a los niños ante al denominado «déficit de contacto con la naturaleza», definido como la falta de contacto con animales, plantas o inmersiones en entornos verdes y azules y que, a nivel global, afecta al 75 % de los escolares de 7 a 17 años.

Prescribir naturaleza

De ahí la importancia de promover que en el catálogo de prestaciones terapéuticas de los pediatras «se incluya la prescripción de naturaleza«, ha subrayado.

«No sólo tienen que estar en el medio natural, tienen que estar al aire libre. Pasan entre el 80 y el 90 % del tiempo en espacios cerrados», lo que afecta mucho a aspectos como la actividad física, el déficit de vitamina D (afecta al crecimiento), el contacto con otros niños,…».

Así, en Cataluña, el sedentarismo y el exceso de peso afecta ya casi a uno de cada dos niños, lo que es muy preocupante, porque ese sobrepeso de hoy será «la diabetes de mañana, el riesgo cardiovascular de mañana, etc».

Por ello, estar en la naturaleza puede servir además para «prevenir o incluso tratar» enfermedades mentales como estrés, depresión o ansiedad, cada vez más presentes entre los jóvenes.

Dosis

En definitiva, hay todo un paquete de enfermedades que pueden reducirse estando elevando el contacto (frecuencia con la que se está en el medio) y la conexión (vinculo) con la naturaleza.

¿Y cuál es la dosis necesaria?. Pues, según un estudio de las universidades de Exeter (Reunido Unido) y Uppsala (Suecia), con sólo pasar dos horas a la semana en un entorno natural «ya se empiezan a percibir beneficios en la salud» y aumenta el bienestar.

Cuanto mayor sea la dosis, también habrá una mayor conexión que derivará en una mayor actitud proambiental del individuo para una menor degradación de los ecosistemas, lo que, a su vez, redundará en una mejor salud ambiental.

Posición privilegiada

«Los pediatras estamos en una posición privilegiada. Somos un actor relevante en la sociedad, nos tienen en cuenta y cuando identificamos que el contacto con la naturaleza es beneficioso, es más probable que las familias lo entiendan que si se lo dicen desde otros sectores. El mensaje que demos puede ayudar a que más personas se conciencien».

«Saben que nos preocupamos por la salud de los niños y que si hacemos recomendaciones es porque creemos que es positivo, lo hemos visto con campañas de vacunación. Lo mismo ocurre cuando decimos que nos preocupa mucho la contaminación o cómo son los entornos escolares, si hay tráfico o ruido».

«Son aspectos que no estaban tradicionalmente en nuestro día a día, diagnosticábamos y tratábamos la mayoría de las veces con fármacos», ha destacado el pediatra.

El estado de salud depende en un 20 % de determinantes relacionados con el sistema sanitario (acceso a centros de salud, que un hospital tenga determinados servios o equipos…), y en un 80 % de factores como el lugar en el vivimos, hábitos, genética, situación socioeconómicas, etc

«Cada vez damos más importancia a abordar eso que está fuera del sistema sanitario. Lo pediatras estamos intentando insistir en ello», pero hay cuestiones «que se nos escapan» y depende de la «esfera política». EFEverde

atm