Tanto las presas como las residencias de Valle de Bravo esconden un secreto durante décadas: fueron construidas sobre estructuras monumentales que ya no existen o eso se pensaba. Con la sequía de las presas nuevos vestigios fueron encontrados, aunque en este momento se desconoce el significado cultural, sigue siendo algo sorprendente.

Los vestigios prehispánicos se puede ver a simple vista haciendo senderismo por la zona. A pesar de que, se reconoce la civilización sobre la cual están formados los sendimientos, no deja de ser sorprendente encontrarlos pues también habla de la actual crisis que vive el país con las sequías.

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Petroglifos y Valle del Arcoíris - Tierra Atacama

La sequía de las presas de Valle de Bravo deja al descubierto petroglifos

La presa de Valle de Bravo acaba de revelar petroglifos que parecían parecer de la ciudad que estaba perdida. Aunque aún falta que el Instituto Nacional de Antropología e Historia realice las investigaciones y determine la antigüedad, incluso el origen de estás figuras, no deja de ser un evento sorprendente.

Si bien, emociona a la arqueología preocupa a las comunidades pues está presa es una de las tres que suerte al sistema Cutzamala, lo que significa un hecho, que hace pensar la extrema sequía del lugar. 

La Peña es una elevación rocosa en una península con entrada y vista al lago, al sureste de Valle de Bravo, un sitio turístico catalogado como pueblo mágico en 2005. En este lugar, hace unos mil 400 años, existió un centro administrativo y ceremonial, que después sería considerado un cementerio sagrado de la cultura Matlatzinca. Hoy, construidos sobre los vestigios de una importante civilización del Valle de Toluca, hay fraccionamientos de lujo con residencias de descanso de hasta 3 millones de dólares.

La zona arqueológica sepultada por los fraccionamientos, conocida con el mismo nombre de La Peña, se extiende desde la ladera hasta sus faldas a más de 30 hectáreas.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargado de resguardar y conservar la zona, no solo fue incapaz de frenar la destrucción, reportada por varios arqueólogos, sino que también participó en una serie de hechos que auguraron la pérdida del patrimonio cultural: saqueo, liberaciones irregulares a un sector privilegiado; provocando conflicto y desconfianza de los pobladores.

En los lados sur y sureste de La Peña, residencias de descanso en fraccionamientos de lujo con entrada al lago fueron construidas en su mayoría sobre vestigios arqueológicos, sin ningún tipo de rescate, según señala la arqueóloga Concepción María del Carmen Hernández, en el informe de salvamento de 1988-1989.

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