Madrid, 15 may (EFEverde).- La agricultura es la base de la alimentación humana, pero también todo un ecosistema en el que participan el suelo, la fauna y los recursos hídricos destinados a ella, una actividad que además de intentar ser rentable económicamente, debe ser sostenible para el planeta. 

Una de las respuestas para impulsar el respeto por el medioambiente llega desde la agricultura ecológica, como una iniciativa con la que se pretende producir suficiente alimento y satisfacer las necesidades económicas sin necesidad de comprometer el futuro de nuevas generaciones.

A través de una serie de prácticas como la búsqueda de beneficios a largo plazo, la sostenibilidad de la tierra y la apuesta por una mayor calidad de vida de granjeros y empleados del campo, se busca crear un eje de actuación que revolucione el sistema alimentario global.

«La agroecología representa un marco de actuación diferente, un paradigma en el que se intenta pensar en todas las dimensiones afectadas como la economía, el medioambiente y la salud», ha explicado en entrevista con EFEverde.com el experto en agroecología y biodiversidad agrícola de IPES-Food, Emile Frisón.

De hecho, sobre esta práctica se han constituido trece principios socioambientales, entre los que se encuentran: el reciclaje, la reducción de insumos, la salubridad de los suelos, el bienestar animal, el respeto por la biodiversidad, la búsqueda de sinergias de ecología positiva, el respeto a la independencia financiera de los pequeños agricultores, la creación de conocimiento, la construcción de valores sociales, la equidad, el buen gobierno sobre los recursos naturales y la participación.

Solución rentable

Desde el punto de vista técnico, la agroecología parece tener mucho potencial económico. «En muchos casos no existe pérdida de productividad, al contrario, se puede dar un aumento de la misma. La idea de que la agroecología no es rentable, no es cierta, y es una concepción muy asentada», ha argumentado Frison.

Según este experto, los fertilizantes afectan a los microrganismos y la biodiversidad de la tierra, lo que produce que el sustrato se vuelva inerte. Un suelo sano tiene un contenido orgánico mucho más alto, su estructura requiere de menos agua y esto le permite ser más productivo.

«Es una prioridad absoluta restaurar la vida en el suelo y eso es lo que la agroecología te permite hacer, a través de sus iniciativas puedes restaurar la tierra degradada,  atraer a microrganismos y hacerla de nuevo productiva» señala el experto agrícola. Además, la salubridad del terreno también mejora el estado general de las cosechas, la presión por las enfermedades es mucho menor y los brotes nacen con una mayor robustez.

Agricultura regenerativa

Aunque sea imposible no generar residuos con la agricultura actualmente, sí reducir cierto impacto. «Se puede combinar la disminución de emisiones y la captura de carbono con la esperanza de conseguir llegar al equilibrio de gases» señala Frison.

Esto mismo es lo que hace Bollo Natural Fruit en sus más de 26 fincas propias con 1.000 hectáreas bioinclusivas. La empresa hortofrutícola ha conseguido reducir hasta el 99% de sus emisiones de carbono en todas sus operaciones, un 70%  del uso de pesticidas y un 15% en el empleo de agua.

«Desde el momento en el que empiezas a medir consigues tener una foto real de cuál es tu huella» ha contado su directora de sostenibilidad, Teresa González, en entrevista con EFEverde.com.

Bollo Natural Fruit consigue observar la huella ecológica «desde el árbol hasta que llega al primer cliente», es decir desde el costo medioambiental que conlleva la elaboración del producto, hasta el proceso al que se somete con proveedores  y agricultores, y la distribución.

Foto de una de las parcelas de Bollo Natural Fruit. Cedida por la empresa para uso editorial.

Además, sin olvidar la rentabilidad, una de sus  iniciativas es la reforestación, con el fin de neutralizar y compensar el Co2 emitido a la atmósfera. «La medición nos da una huella ecológica que intentamos reducir mediante la absorción de C02 por medio de nuevos árboles», ha contado la directora sobre los proyectos de reforestación que financian y cuya neutralidad resultante está certificada.

Además, desde la empresa están trabajando para concienciar al consumidor para conozca lo que es la agricultura regenerativa. Un tipo de actividad dentro de la agroecología que intenta reducir el coste energético en la elaboración de procesos, la eficiencia hídrica, la salud de los suelos y cuidar la biodiversidad del entorno.

Un tercio de superficie degradada

Esto es relevante ya que al menos entre el 20% y el 40% de la superficie terrestre está degradándose o ya se encuentra obsoleta, según datos de la Segunda Edición del Informe: Perspectivas mundiales del suelo de las Naciones Unidas. En concreto, el sistema alimenticio es el responsable del 80% de la deforestación, el 70% del gasto de agua, y se encuentra entre las causas más impactantes de perdida de biodiversidad terrestre a nivel mundial.

Además, entre las causas que están provocando la degradación de la tierra se encuentran el uso de fertilizantes y pesticidas, tanto por su efecto nocivo como por el empleo de combustibles fósiles para su producción, la tala de bosques para obtener leña o cultivar, la destrucción de humedales y praderas, la construcción de infraestructuras, y  la sobreexplotación de recursos como el agua y la vegetación en zonas áridas. EFEverde.

mdo