Es el día de la restauración en una aldea en lo alto de los Andes y el ambiente es festivo.
Tras un baile tradicional, docenas de personas voluntarias cargan cada una con los brazos llenos de arbolitos verdes y tupidos. Luego se suben a camionetas, motocicletas y caballos y suben por una ladera desprovista de árboles para plantarlos.
Los esfuerzos comunitarios de reforestación como éste en la provincia ecuatoriana de Chimborazo son el sello distintivo de Acción Andina, una iniciativa que abarca varios países para restaurar los bosques autóctonos a lo largo de los 700 kilómetros montañosos de Sudamérica.
Además de recuperar paisajes montañosos únicos y la biodiversidad, es un intento de trabajar con las Comunidades Indígenas para proteger sus medios de vida y su cultura de los estragos del cambio climático y frenar su avance. Muchos habitantes de los Andes están especialmente preocupados por la seguridad del agua.
«Nuestros hijos, mis hijos, crecerán y tendrán sus propias familias aquí», afirmó Laura Punina, líder de la comunidad kichwa de Chomborazo, que debe su nombre a uno de los volcanes nevados que dominan el horizonte. «Pienso en eso cuando planto. Espero que estos árboles se conviertan algún día en un bosque y generen más agua».
Un enfoque ganador
Acción Andina fue fundada en 2018 por Global Forest Generation, con sede en Estados Unidos, y la Asociación Ecosistemas Andinos (ECOAN), organización peruana sin ánimo de lucro, para impulsar la restauración a gran escala dirigida por la comunidad en todo el altiplano andino.
REPORTAJES
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La iniciativa ha apoyado 22 proyectos en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, y tiene planes para ampliarlos a Colombia y Venezuela. Ha involucrado a unas 25.000 personas para restaurar casi 5.000 hectáreas de bosque y proteger más de 11.250 hectáreas de cubierta arbórea existente.
En reconocimiento a su enfoque, impacto y ambición, Acción Andina ha sido proclamada como Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial de las Naciones Unidas. El galardón forma parte del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su objetivo es prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos.
A nivel mundial, los países se han comprometido a restaurar 1.000 millones de hectáreas, una superficie mayor que la de China.
«Puede que se necesite una sola motosierra para talar un bosque, pero se necesita una comunidad para restaurarlo y mantenerlo», señaló Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. «Al reunir a la gente y utilizar tanto los valores Indígenas como los métodos científicos, Acción Andina está ayudando a recuperar las fuentes naturales de agua, crear puestos de trabajo y apoyar a las comunidades para que sigan creciendo con mayor fortaleza».
El bosque más alto del mundo
Para Acción Andina, la restauración significa proteger y revivir los bosques de Polylepis, un género de árboles y arbustos exclusivo de los Andes. Densos árboles de hoja perenne y corteza resistente y nudosa, pueden crecer a altitudes de más de 5.000 metros en los bosques más altos del mundo.
Sin embargo, tras décadas de explotación ganadera excesiva, desbroce para pastos y tala para obtener madera y combustible, sólo quedan fragmentos de los bosques originales. Esto está erosionando un pilar de la cultura Indígena y empujando a especies como el colibrí pechinegro y el gato montés andino hacia la extinción.
En los Andes, así como en muchas cordilleras de todo el mundo, el cambio climático está intensificando las tormentas, recrudeciendo las sequías y reduciendo los glaciares que alimentan manantiales y arroyos. Esto, sumado a la falta de bosques, que almacenen agua, alimenten los humedales y controlen la escorrentía, deja a las comunidades expuestas a inundaciones y corrimientos de tierra, así como a la escasez de agua.
El suministro de agua a las ciudades de las zonas bajas en la cordillera, incluida la capital ecuatoriana, Quito, también está en peligro.
«La solución inmediata es emprender grandes acciones para cosechar agua, aumentar la restauración y aumentar la gestión de las cuencas hidrográficas y los lagos», aseguró Constantino Aucca Chutas, fundador de ECOAN. «Es la única forma de hacer algo positivo».
Esfuerzos colectivos
Para conseguirlo, Acción Andina y sus socios trabajan con las comunidades andinas para concienciarlas de la importancia de unos ecosistemas sanos e identificar las zonas en las que podrían recuperarse los bosques. Asimismo, aprovechan los antiguos principios incas de ayni y minka, que encarnan un profundo compromiso de trabajar juntos por un bien común.
En la reciente «jornada de restauración» de Chombarazo, las personas voluntarias, equipadas con azadones cubiertos de barro y cubos de agua, plantaron cientos de arbolitos en los pastizales. Los árboles, retoños de ocho meses de edad, habían sido criados en un vivero habilitado con la ayuda de Acción Andina.
Punina, el líder kichwa, dice que los miembros de la comunidad habían acordado limitar el pastoreo en la zona, incluso alrededor de un manantial, para reducir la contaminación y permitir que los bosques se regeneraran. Las zonas reforestadas también necesitaban a veces vallas para mantener a raya al ganado hambriento, explicó Aucca.
Una visión amplia
El 5 de junio, Arabia Saudí será el país anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, una celebración anual del planeta que este año se centra en la desertificación, la resiliencia a la sequía y la degradación de las tierras.
La deforestación es una de las causas más comunes de la degradación de las tierras. Cada año, la Tierra pierde 10 millones de hectáreas de cubierta forestal, una superficie equivalente al tamaño de Portugal. La desaparición de estos bosques acelera el cambio climático, alimenta la pérdida de especies y agrava la pobreza en las zonas rurales.
A través de sus proyectos, Acción Andina afirma que más de 200 comunidades locales se han beneficiado de las oportunidades económicas generadas por la reforestación. Los miembros de la comunidad han abierto viveros, empresas de ecoturismo y tiendas de artesanía, entre otros tipos de emprendimientos. Además, la iniciativa apoya la creación de más zonas protegidas y ayuda a las comunidades a obtener títulos seguros sobre sus tierras.
Pero esto es sólo el principio.
El galardón de Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial de la ONU confiere a Acción Andina el derecho a recibir apoyo técnico y financiero de las Naciones Unidas. Y podría ayudarle a encontrar nuevos colaboradores para hacer realidad su gran visión.
La iniciativa espera recaudar 117 millones de dólares para 2030, la suma necesaria para proteger y restaurar un millón de hectáreas, una superficie 15 veces mayor que Santiago, la capital de Chile.
«Acción Andina plantará millones de árboles nativos a lo largo de los Andes para asegurar el agua, los paisajes y proteger los ecosistemas, la biodiversidad y la cultura», señaló Constantino Aucca, cuyos esfuerzos de restauración le valieron el reconocimiento en 2022 como Campeón de la Tierra del PNUMA. «Las comunidades locales y autóctonas lo exigen y el planeta lo merece».
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