¿Por qué nuestros cuerpos envejecen a ritmos diferentes? ¿Por qué algunos corren maratones con 70 años y otros se ven obligados a usar un andador?

Los genes son solo parte de la respuesta. Tres científicos de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) indican en un nuevo estudio que hay mucho trabajo por hacer en relación con los gerontogenes, factores, incluidas sustancias del ambiente, que pueden acelerar el proceso de envejecimiento.

Entre estos factores se incluirían, por ejemplo, el arsénico de aguas subterráneas, el benceno de las emisiones industriales, la radiación ultravioleta del Sol y las miles de sustancias químicas del humo del tabaco. También están incluidas algunas actividades como la ingesta excesiva de calorías o el estrés.

En su artículo, Jessica Sorrentino, Hanna Sanoff y Norman Sharpless indican que tener en cuenta en los estudios estos factores complementaría otros enfoques como el análisis de cambios moleculares o la búsqueda de genes relacionados con la duración de la vida.

«Hasta ahora se han centrado en el retraso del envejecimiento, que siempre me ha parecido prematuro», afirma Sharpless. «Aunque se anunciara de repente una píldora antienvejecimiento, habría que tomarla durante décadas y darle medicamentos a personas sanas durante mucho tiempo siempre tiene efectos secundarios. Si se identifican factores ambientales que afectan al envejecimiento, podemos utilizar ese conocimiento.

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