Barbados es uno de los países más vulnerables del mundo ante los efectos del cambio climático. La nación alberga 280.000 habitantes en el corazón del Caribe, una región donde se prevé que los huracanes, las sequías y la subida del nivel del mar afecten gravemente a las comunidades en los próximos años. El reciente paso del huracán Beryl, que devastó gran parte del Caribe, incluida Jamaica, es un buen ejemplo de esa situación de alerta.
Barbados ha puesto en marcha una iniciativa ambiciosa para adaptarse a un futuro climático incierto. La iniciativa, denominada Roof to Reefs (del techo a los arrecifes), abarca múltiples medidas, desde el refuerzo de las viviendas y las infraestructuras críticas hasta la protección de los ecosistemas costeros y marinos. Se centra en soluciones integradas y autóctonas destinadas a aumentar la resiliencia ante la crisis climática.
Sin embargo, como ocurre con gran parte de los pequeños Estados insulares en desarrollo, Barbados se enfrenta a una crisis de deuda que dificulta la inversión en adaptación climática.
Ese dilema ha llevado al país a encabezar la Iniciativa de Bridgetown. Llamada así en honor a la capital de Barbados, la iniciativa propone una reforma radical del sistema financiero mundial y aboga por que se combinen el alivio de la deuda, la concesión de nuevos préstamos y las inversiones del sector privado en favor de los países en desarrollo vulnerables, que utilizarían el dinero específicamente para prepararse contra las repercusiones del cambio climático.
«Una catástrofe climática podría afectar a una nación de mayor tamaño y [su impacto] se limitaría a una región concreta. Pero para nosotros es un acontecimiento de escala nacional», declaró Travis Sinckler, alto funcionario de medio ambiente del Ministerio de Medio Ambiente de Barbados. «Tenemos que prepararnos. Tenemos niños. Tenemos una población que debemos proteger».
La Iniciativa de Bridgetown ha situado a Barbados y a su Primera Ministra, Mia Mottley, a la cabeza de la defensa de la justicia climática para los pequeños Estados insulares en desarrollo. Este grupo de 39 naciones, desde el Caribe hasta el Pacífico Sur, se enfrenta a un futuro de subida del nivel del mar y fuertes tormentas que muchos han calificado de amenaza existencial. A estos países, defenderse del cambio climático les costará más de 26.000 millones de dólares anuales, una factura abrumadora teniendo en cuenta el reducido tamaño de las naciones insulares.
En un esfuerzo por contrarrestar el cambio climático, Barbados ha forjado una sólida alianza con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Durante los últimos años, el PNUMA ha ayudado al país a reforzar sus sistemas de gestión y gobernanza ambiental en materia de ecosistemas marinos y terrestres. Asimismo, el PNUMA ha apoyado sistemas de vigilancia ambiental y ha contribuido al desarrollo de iniciativas de financiación sostenible, al tiempo que ha sido un firme defensor de los pequeños Estados insulares y de su empeño por promover la justicia climática.
«El PNUMA siempre ha estado ahí», afirmó Travis Sinckler. «Ha sido un asociado importante».
Es una colaboración bidireccional. Barbados es una de las 48 naciones que en 2023 contribuyeron con su cuota íntegra al Fondo para el Medio Ambiente, la principal fuente de financiación flexible del PNUMA y la columna vertebral de su trabajo para hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, pérdida de naturaleza y biodiversidad, y contaminación y desechos. Travis Sinckler destacó que este apoyo tiene por objeto ayudar al PNUMA a cumplir su mandato de vigilar el estado del medio ambiente y movilizar a los países en un esfuerzo multilateral unificado para proteger el planeta.
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«El PNUMA, como máxima autoridad mundial en materia de medio ambiente, es como la conciencia del procomún mundial», afirmó.
Travis Sinckler asistió en Nairobi a principios de 2024 a la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA), el órgano decisorio de más alto nivel del mundo en asuntos relacionados con el medio ambiente. Durante la reunión, varias pequeñas naciones insulares en desarrollo presionaron al mundo para que redoblara sus esfuerzos para contrarrestar el cambio climático y compensar a los países vulnerables por las pérdidas y daños que han sufrido a causa de la crisis. Ese esfuerzo se tradujo en una declaración de clausura en la que los países reafirmaron su compromiso con los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático y prometieron apoyar a los países en desarrollo que se enfrentan a las consecuencias de la crisis climática.
Travis Sinckler señaló que la UNEA es un foro decisivo para países como Barbados y constituye una oportunidad para mostrar cómo el cambio climático ya está alterando vidas y medios de sustento.
«Acudimos allí, exponemos nuestro problema y participamos. Todo el mundo puede expresarse», afirmó. «Nuestra contribución al Fondo para el Medio Ambiente es garantizar que esta modalidad de gobernanza perdure y que todos los países, grandes y pequeños, sean representados».
La colaboración entre Barbados y el PNUMA va más allá de la acción contra el cambio climático. El PNUMA ha apoyado los esfuerzos del país para conservar la biodiversidad, controlar las especies invasoras, frenar la contaminación marina y eliminar progresivamente los productos químicos que agotan la capa de ozono, entre otras medidas. Asimismo, el PNUMA ayudó a Barbados a elaborar su primer informe sobre el estado del medio ambiente en su país, cuya segunda edición ya está en marcha. Y el PNUMA está apoyando a la nación en la modernización de su gobernanza medioambiental y en el desarrollo de estrategias para ecologizar su economía.
Travis Sinckler afirma que este tipo de trabajo de asistencia técnica es vital para los pequeños Estados insulares en desarrollo, que a menudo disponen únicamente de un puñado de personas dedicadas a cuestiones ambientales.
«Si echamos un vistazo a la sala [en las cumbres internacionales], los pequeños Estados insulares en desarrollo están representados por una o dos personas», afirma. «Y son estas mismas una o dos personas que, en sus respectivos países, están aplicando todas las convenciones, vigilando todos los asuntos ambientales y participando en reuniones a nivel regional. Así que apoyar las oportunidades de capacitación resulta significativo».
El mundo sigue lejos de la meta de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero que intensifican el cambio climático. Según los compromisos nacionales actuales, la Tierra va camino de calentarse 2,9 °C desde el inicio de la era industrial, una cifra que rompería los límites del Acuerdo de París.
Sin embargo, Travis Sinckler considera que los países del mundo podrán evitar una catástrofe si actúan juntos.
«Tenemos que ser optimistas», afirmó. «Como dice mi Primera Ministra, logramos llevar a un hombre a la luna hace 60 años. Así que está en nuestro alcance reunir la voluntad humana para responder a una crisis que hemos creado».
Barbados es uno de los asociados financiadores del PNUMA, cuyas contribuciones íntegras al Fondo para el Medio Ambiente del PNUMA propician soluciones mundiales ágiles e innovadoras para hacer frente al cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad, y la contaminación y los desechos. Aprenda cómo apoyar al PNUMA para invertir en las personas y el planeta.
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