Hace un par de años, en las aguas turquesas de la localidad costera de Mahébourg, en Mauricio, encalló un petrolero japonés.
Se estima que 1.000 toneladas métricas de combustible se filtraron del buque averiado a una laguna prístina, hogar de peces, tortugas y una miríada de mamíferos marinos.
Mauricio, una nación insular en el océano Índico occidental que depende en gran medida del mar, declaró el estado de emergencia cuando el petróleo inundó las playas y mató a la fauna. El accidente puso de relieve la fragilidad del océano Índico occidental y los peligros ambientales que enfrenta.
La región, que abarca 10 países y se extiende desde el este de Sudáfrica hasta el Golfo Pérsico, alberga a unos 220 millones de personas, así como diversas especies marinas, como tiburones sedosos y cachalotes.
En 2020, un petrolero japonés encalló frente a las costas de Mauricio, derramando petróleo en las frágiles aguas del océano Índico occidental. Foto de AFP/Stringer
En las últimas décadas, este prístino tramo de océano tropical que sustenta algunos de los ecosistemas con mayor biodiversidad del mundo se ha visto sometido a una presión cada vez mayor debido al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación y los desechos.
“Si bien los desafíos ambientales que enfrenta el océano Índico occidental son similares a los de otras áreas marítimas, esta región es muy vulnerable al cambio climático debido a su ubicación y naturaleza tropical”, dijo Jared Bosire, director del Convenio de Nairobi, una asociación entre gobiernos, sociedad civil y sector privado. “La mala gestión de los desechos y la alta dependencia de los recursos naturales primarios como impulsores económicos agravan aún más estos desafíos”, agregó.
En Kenia, el estuario de un río vuelve a la vida
La Convención de Nairobi es parte del Programa de Mares Regionales establecido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La Convención entró en vigor en 1996 para abordar la degradación acelerada del océano Índico occidental aumentando la capacidad de 10 naciones del océano Índico occidental para proteger, gestionar y desarrollar su entorno costero y marino.
El Programa de Gobernanza de los Océanos de la Convención es el pegamento que mantiene unido su trabajo en la lucha contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. A través del proyecto Sapphire, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Convenio de Nairobi también promueve la reforma institucional y de políticas para fomentar la gestión sostenible de los recursos y la gobernanza de los océanos.
Dos ballenas flotando justo debajo de la superficie de un mar plácido.
El océano Índico occidental alberga una gran cantidad de vida silvestre, incluidas las ballenas jorobadas. Foto de Ocean Image Bank/Francois Baelen
La Undécima Conferencia de las Partes (COP 11) del Convenio de Nairobi comienza el 20 de agosto en Antananarivo, Madagascar. Entre los temas de la agenda se encuentra la finalización de una estrategia regional para gobernar el océano Índico occidental.
La reunión se celebra en un momento en que el océano se está calentando más rápido que cualquier otro tramo de mar, lo que a menudo da lugar a tormentas catastróficas como el ciclón Idai en 2019 y el ciclón Freddy en 2023.
Además de un gran costo humano, las tormentas devastaron ecosistemas costeros sensibles, incluidos los arrecifes de coral y los bosques de manglares. El cambio climático, que hace que el agua más caliente haga menos soluble el oxígeno y, por lo tanto, que el océano sea más ácido, limita su capacidad de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera que calienta el planeta.
Para contrarrestar estas amenazas, el Convenio de Nairobi está desarrollando una estrategia regional para ayudar a los países a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar a las comunidades en su adaptación al cambio climático. En Kenia, por ejemplo, el PNUMA y el Convenio están respaldando los llamados proyectos de carbono azul, que ayudarán a dirigir la financiación hacia la protección de miles de hectáreas de manglares.
El océano Índico occidental alberga una gran variedad de plantas y animales y está atravesado por rutas migratorias. Sin embargo, la sobrepesca y la destrucción de ecosistemas que sustentan la vida, como los manglares y los lechos de pastos marinos, están amenazando esta biodiversidad.
Para contrarrestar estos peligros, el Convenio de Nairobi ha invertido mucho en proyectos centrados en la restauración y gestión de los ecosistemas. El PNUMA y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial han colaborado en varios de ellos, incluido un esfuerzo para restaurar los manglares en Mozambique y aumentar los ingresos de las comunidades locales.
El éxito del Convenio de Nairobi contribuiría en gran medida a garantizar la aplicación eficaz del Marco Mundial para la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal. Adoptado en 2022, el acuerdo internacional establece 23 objetivos que deben alcanzarse para 2030, incluida la protección del 30 por ciento de la biodiversidad.
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