Ana Tuñas Matilla

El reciclado y reutilización de metales existe desde que la humanidad aprendió a usarlos, pero ha sido en el último siglo cuando los chatarreros han pasado de ser recolectores de basura a convertirse en profesionales sin los que ya habríamos agotado el planeta, máxime en un mundo que, como el actual, consume cantidades ingentes de estos recursos naturales.

Frente a otros materiales, los metales, tanto férricos como no férricos, tienen la gran ventaja de ser «infinitamente reciclables sin perder sus facultades», ha destacado en una entrevista con EFEverde la directora general de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), Alicia García-Franco.

«Los mismos prehistóricos ya los reutilizaban. Los romanos, tras una batalla, recogían flechas, espadas, escudos…Su reciclaje ha existido siempre y por eso digo que hoy podrías estar usando acero de nuestros antepasados romanos. Esto es muy importante porque hace el mundo mucho más sostenible», ha apuntado.

Chatarreros en las afueras de Madrid a finales de los años 70. Foto Larena @archivolarena cedida para su uso editorial en EFEverde.com

Las guerras impulsaron la actividad

Aunque el oficio de chatarrero existe desde hace milenios, fue tras las guerras mundiales y, en el caso de España, tras la Guerra Civil, cuando empezaron a proliferar por los pueblos con burros y carretas para recoger los enseres que la gente ya no quería.

A partir de ahí, han ido evolucionando hasta convertirse en gestores de residuos tal y como los conocemos hoy: una industria basada en una tecnología carísima que convive con aquellos que aún van recogiendo chatarra de barrio en barrio.

Esos chatarreros, a diferencia de lo que mucha gente piensa, trabajan «legalmente» pues para operar deben tener licencia para la venta ambulante de chatarra al por menor y llevar todo lo que recogen a centros de tratamiento autorizados, ha explicado.

La actividad del reciclaje, ha añadido, reúne a unas 5.000 empresas en toda España, que dan empleo directo a 35.000 personas y que facturan unos 16.000 millones de euros al año. Aunque estas cifras indican que se trata de una industria importante por «cuestiones económicas», también lo es por cuestiones ambientales.

«Gracias al reciclaje, no hemos agotado el planeta», ha dicho al respecto García-Franco, que ha apuntado que el actual consumismo de recursos en el que vivimos nació hace sólo dos generaciones y, afortunadamente, está empezando a ser cuestionado por la sociedad.

«En época de nuestros abuelos no se tiraba nada (…) Pero la generación intermedia ha sido de consumir, usar y tirar. Afortunadamente, estamos dándole la vuelta».

Imagen de archivo de un almacén de chatarra cedida por FER

Los gestores ya no actúan sólo para ganar dinero

La actividad en España ha ido creciendo desde la posguerra de la mano del progreso tecnológico y científico, que nos ha permitido situarnos a la vanguardia de Europa, ha asegurado la directiva.

«Siempre pongo el mismo ejemplo. Cuando empecé, hace 29 años, tenía que ir con las botas de pocero a ver a mis socios y ahora podría ir con tacón de aguja que no me mataría», ha dicho para mostrar el cambio que ha vivido el sector en los últimos años.

También han impulsado la actividad los cambios legales y la extensión de una mayor conciencia ambiental en la sociedad.

«Ahora estamos llegando a un nuevo cambio de paradigma porque las nuevas generaciones de gestores ya no hacen las cosas pensando sólo en cuestiones económicas, también piensan en cuestiones sociales y medioambientales», ha afirmado.

Imagen de una planta moderna de fragmentación cedida por FER

Evitar la minería

Entre las grandes industrias que se nutren de los metales que recuperan, destacan las de aparatos eléctricos y electrónicos, automóvil o construcción.

En España, el sector gestiona más de 6 millones de toneladas férricas, el equivalente a la mitad del consumo total del país.

Además, reciclan 120.000 toneladas de baterías de plomo ácido que son usadas por todo tipo de vehículo. Esta cifra equivale a todo el plomo que se usa en el país, o dicho de otra manera, todo el plomo que se usa en España es cien por cien reciclado, «lo que permite que no tengamos minería de plomo», ha destacado.

Otro ejemplo: sólo en 2023 se reciclaron 601.607 automóviles, de los que se aprovecha el 95 % de los materiales y componentes.

«Este sector permite que en España ya prácticamente no exista minería porque nos abastecemos de lo que generamos a través de la recuperación de todos los metales», ha señalado García-Franco, que ha subrayado que el gran reto ahora es ser «residuos cero».

Si esto se eleva a escala mundial, podemos concluir que el sector ha evitado «que hayamos consumido ya totalmente el planeta» y se posiciona como pieza clave para evitar el desabastecimiento de materias primas. EFEverde

atm

Imagen de una planta cedida por FER