Madrid, 14 oct (EFEverde). – La producción mundial de basura electrónica crece cinco veces más rápido que el reciclaje y la cifra de residuos electrónicos que cada año acaban en la basura doméstica de los hogares suman del orden de 14 millones de toneladas, equivalentes al peso de unos 24.000 grandes aviones de pasajeros, han advertido la ONU y el Foro de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (WEEE por sus siglas en inglés).
Según el cuarto Monitor Mundial de Residuos Electrónicos de Naciones Unidas, en 2022 se generaron 62 millones de toneladas de estos desechos, lo que equivale a una media de 7,8 kg por habitante y año, mientras que sólo se gestionó correctamente el 22,3% del total.
Europa fue la región que más residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) generó (17,6 kg/hab.) y la que tuvo mejor tasa de correcta gestión (7,5 kg/hab.) con algo más de un 40% de los residuos producidos. Este crecimiento exponencial de la basura electrónica representa un riesgo si no se aplican las soluciones correctas, advierten desde las entidades de gestión..
Cumplir con la normativa y con el reciclaje de este tipo de residuos es un compromiso alto y la obligación pesa no solo sobre los productores, sino sobre toda la cadena, incluyendo los consumidores, para evitar que estos equipos terminen en un vertedero, explica a EFEverde.com el director de Asuntos Públicos y Comunicación de ECOLEC Waste Hub, Rafael Serrano Pastor.
En esta responsabilidad compartida el distribuidor debe cumplir con las obligaciones de recogida gratuita, también está en manos de la administración la vigilancia y control de los gestores de residuos para aprovechar el reciclado, la valorización de los productos y conseguir el máximo porcentaje de materias e introducirlas en el ciclo productivo, precisa a propósito del Día Internacional de los Residuos Electrónicos (14 oct).
¿Cómo reciclar los RAEE?
Para deshacernos de forma correcta de los aparatos eléctricos, detalla Serrano, podemos acudir a un Punto Limpio, instalaciones de titularidad pública en las cuales se realiza una segregación de diferentes flujos de residuos que no deben depositarse en los contenedores habituales de vía urbana.
La otra opción, menos conocida, son los puntos de venta de electrodomésticos con una superficie superior a 400 metros cuadrados que tiene la obligación de recoger aparatos pequeños, sin la condición de comprar un producto nuevo, indica.
De igual forma, las personas deben saber que las obligaciones del distribuidor en la tienda física y en la tienda online son iguales, “si compramos un secador de pelo por internet el comercializador está obligado a recogernos de forma gratuita un secador de pelo usado o para desechar”, agrega.
Además, existen cerca de 1000 puntos de venta en el país que colaboran con la Fundación ECOLEC desde 2017 mediante el programa GreenShop en la recogida de RAEE, se trata de tiendas de barrio que aunque no tienen la superficie de 400 metros cuadrados sí poseen un contenedor para recoger aparatos de pequeño tamaño y contribuir a una gestión ambiental responsable de los residuos.
Materias primas críticas reutilizables
Respecto a las materias primas presentes en los RAEE, muchas de ellas son consideradas como críticas y esa criticidad está en función del acceso, la facilidad o la dificultad para acceder a los materiales, señala el directivo de ECOLEC Waste Hub.
Hay que tener en cuenta que están compuestos o fabricados con metales y plásticos y si reciclamos de forma adecuada la gran cantidad de aparatos eléctricos que guardamos en casa podríamos aprovechar sus recursos, sostiene.
Asimismo, el desarrollo de la tecnología necesita para poder funcionar de lo que se conoce como tierras raras, 17 elementos químicos (escandio, itrio y 15 elementos del grupo de los lantánidos) escasos en la corteza terrestre e indispensables en la producción de teléfonos móviles, ordenadores, bombillas de bajo consumo, estructuras de aviones, vehículos eléctricos…
Actualmente la producción mundial de tierras raras está liderada fundamentalmente por China, por lo que las políticas en la Unión Europea desde hace varios años están encaminadas a tratar de recuperar el mayor porcentaje posible de ese tipo de residuos y aprovechar sus materias primas, puntualiza Serrano.
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