El agua que llega a los manglares a través de los ríos está cargada de sedimentos que llevan nutrientes a estos ecosistemas, pero cuando se agregan fuentes residuales humanas de la agricultura o del turismo –como sucede en las bahías de Buenaventura y Tumaco– se acumulan tantos componentes químicos que exceden la capacidad de estos bosques, se producen cambios en su composición e incluso se amenaza su conservación.

Andrea Ximena Ojeda | Periodista Unimedios Sede Tumacos

Los manglares del bosque de Bocagrande, en Tumaco, tienen caracteres climáticos peculiares. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.Los manglares del bosque de Bocagrande, en Tumaco, tienen caracteres climáticos peculiares. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.

En el Pacifico colombiano los manglares forman parte de los territorios ancestrales de las comunidades negras e indígenas, que en su coexistencia generan una relación cultural, social y económica tradicional que les permite acceder a alimentos e insumos para su diario vivir (frutos, miel, especies marinas). Además estos ecosistemas les prestan a las comunidades vecinas servicios como la protección costera y la purificación del agua, y el suministro de carbón vegetal y material de construcción (madera). Además son hábitat para muchas especies de plantas y animales que encuentran allí refugio y alimento.

Sin embargo, la composición de los nutrientes presentes en las aguas que necesitan para su adecuado crecimiento se ha visto afectada por actividades humanas (eliminación inadecuada de desechos, residuos agrícolas, generación de microplásticos) que, al combinarse con las condiciones ambientales naturales –como inundaciones, mareas, tsunamis u otros fenómenos– influyen en la entrada de alimentos a los ecosistemas de manglar.

Luisa Fernanda Mondragón Díaz, magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó la influencia de la concentración de nutrientes en los sedimentos en la estructura de los bosques de manglar, señalando que aquellos que se encuentran cerca de poblaciones humanas reciben contaminación que afectaría su crecimiento.

Relación de nutrientes e intervención del hombre

Para las pruebas de nutrientes se recolectaron varias muestras de agua intersticial con reactivos en envases de fotómetro YSI. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.Para las pruebas de nutrientes se recolectaron varias muestras de agua intersticial con reactivos en envases de fotómetro YSI. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.

Para llevar a cabo este estudio se realizaron muestreos en los bosques de manglar del Pacífico en dos bahías del suroccidente colombiano: Buenaventura (Valle del Cauca) y Tumaco (Nariño).

En Buenaventura se escogieron 2 sitios de manglar con diferentes características: el bosque de Piangüita, expuesto al oleaje directo del mar, cercano al centro poblado y turístico, alta población e inexistente gestión de residuos líquidos y sólidos, caracterizado por ser un sitio con alto nivel de intervención antrópica o humana.

Por otro lado, el bosque de San Pedro presenta una barrera natural que interviene en el flujo de agua marina que ingresa al bosque y un canal natural de agua dulce aledaño que lo inunda; además, por encontrarse alejado de los centros poblados y al puerto principal, se consideró como un sitio de menor intervención y presencia del hombre.

En Tumaco el muestreo se realizó en el bosque de Bocagrande, ubicado en una importante zona turística, inundado por un canal y árboles con un cierto nivel de desarrollo y signos de tala leves, es decir, un menor nivel de intervención antrópica.

Por otra parte, el bosque de Rompido, a pesar de estar alejado a la zona poblada, presentó importantes signos de intervención humana debido a la elevada quema y tala de árboles, así como a la acumulación de residuos sólidos, caracterizándolo como el bosque con mayor nivel de intervención.

Las muestras se tomaron a partir del agua intersticial, es decir aquella que se encuentra entre los granos de los fondos, lo que permite evidenciar la cantidad de materia orgánica depositada en los sedimentos, determinante para conocer todo el comportamiento bioquímico del ecosistema.

El manglar del bosque de Piangüita en Buenaventura es la “sala cuna” de muchas especies necesarias para la subsistencia de las comunidades, como la piangua, el camarón y varios peces. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.El manglar del bosque de Piangüita en Buenaventura es la “sala cuna” de muchas especies necesarias para la subsistencia de las comunidades, como la piangua, el camarón y varios peces. Foto: Luisa Mondragón, ingeniera ambiental.

Con el agua intersticial se puede determinar el grado de contaminación de un área de bosque de manglar y el impacto ambiental al que se exponen, ya que el agua de los poros de los sedimentos de los manglares es una fuente de nutrientes disueltos en forma de amonio y fósforo, productos de la mineralización o transformación de materia orgánica en inorgánica.

La investigadora agrega que “según las muestras tomadas de agua intersticial y de sedimento de bosques se confirma una alta intervención humana en Piangüita, y menor en San Pedro (Buenaventura); sin embargo, en la playa de Rompido se pudo establecer que hay una mayor intervención de la mano del hombre, mientras en Bocagrande (Tumaco) sucede todo lo contrario, se registra un menor impacto, lo que permite determinar la variación en aspectos como la concentración de nutrientes y las características de la estructura del bosque de manglar”.

Los resultados arrojaron que los mayores valores de nutrientes en forma general (fosfatos y nitratos) se presentaron en Buenaventura, pero en el bosque de Bocagrande, en Tumaco, fueron mayores los fosfatos, los nitritos y el amonio con diferencias significativas.

En la investigación se encontró que las mayores concentraciones de nitratos y amonio en Buenaventura favorecieron el desarrollo de nuevos árboles, pero con diámetros más pequeños a la altura del pecho y la altura del árbol. En Tumaco, en cambio, las altas concentraciones de nitritos perturbaron el establecimiento de individuos de manglar, como lo indican otros estudios que señalan que la contaminación podría impactar la densidad de estos bosques.

Durante el trabajo en campo se practicó la recolección de datos de estructura de manglar del bosque del Pacífico colombiano. Foto: Laura Vanessa Vidal Torralba (Econacua).Durante el trabajo en campo se practicó la recolección de datos de estructura de manglar del bosque del Pacífico colombiano. Foto: Laura Vanessa Vidal Torralba (Econacua).

Según la investigación, las mayores concentraciones de nitratos y amonio en Buenaventura se presentaron durante la época seca, contrario a lo que se ha evidenciado en otros manglares del mundo, por lo que se considera que este fenómeno estaría relacionado con la afluencia de turistas en la región, que a su vez aumenta las aguas residuales. Los fosfatos y nitratos aumentan con las lluvias y se asocian con las escorrentías, es decir con el agua que baña los cultivos y arrastra residuos fertilizantes a estos ecosistemas.

El aumento de estos elementos tiene diferentes consecuencias para los manglares, como producir sistemas eutróficos, que ocurren cuando los aportes de nutrientes superan las demandas o la capacidad de eliminación, lo que provoca la proliferación de algas y la reducción del oxígeno, con consecuencias tanto para la fauna como para la flora. La carga excesiva de nutrientes conduce a pérdidas de biodiversidad en los manglares y disminuye la biomasa subterránea que es crítica tanto para la tolerancia a la sequía como para los cambios en la salinidad, y por tanto de las especies que los habitan.

La investigación confirmó que mayores concentraciones de amonio se relacionan con baja disponibilidad de oxígeno. En el caso del fósforo, cuando se acumula más de lo normal, obstaculiza el crecimiento de las plantas. En general, un exceso de nutrientes también aumentaría las emisiones de dióxido de carbono y metano del ecosistema, interrumpiendo una de sus principales funciones.

Una oportunidad de investigación

La bahía de Buenaventura presentó mayor concentración de nutrientes intersticiales en los bosques de manglar en comparación con la bahía de Tumaco, que llegaron al ecosistema como consecuencia de la descarga de aguas residuales al estuario, desde las cuencas y poblaciones aledañas.

En el bosque de mangle de Tumaco se recolectaron muestras de agua intersticial por método de succión. Foto: Andrés Esteban Molina (Econacua).En el bosque de mangle de Tumaco se recolectaron muestras de agua intersticial por método de succión. Foto: Andrés Esteban Molina (Econacua).

Los nutrientes en los sedimentos del bosque de manglar de Buenaventura reflejaron la influencia de descargas de aguas residuales cercanas al sector hotelero, resultando en mayores valores en el bosque de San Pedro, así como la influencia de las actividades agroforestales cercanas al bosque de Piangüita.

En los manglares de Tumaco no se encontró un patrón espacial marcado, ya que los aportes de nutrientes a los bosques de manglar provenían de los residuos de ríos cercanos, la entrada por el oleaje y la cercanía con algunos caseríos.

Este tipo de investigaciones se convierten en una nueva base de datos para el Pacífico colombiano, ya que hasta la fecha no se han realizado estudios sobre el agua intersticial de manglares y plantea en un futuro cercano un índice del estado trófico propiamente para manglares con variables que puedan ser medibles y puedan dar una acertada idea del nivel de la eutrofización en cada sistema.

Además, contribuyen a determinar el estado de estos ecosistemas, la calidad ambiental en la que se encuentran actualmente, generar alertas para su cuidado y preservación y punto de partida para las instituciones interesadas en estudiar las afectaciones de los manglares y sus alrededores.

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