Valeria López Peña
Madrid (EFEverde).- Los recursos naturales canarios son limitados, por ello las islas buscan un equilibrio entre la industria turística que sostenga la economía local y esfuerzos tanto por limitar la vivienda vacacional como por cuidar uno de los “puntos calientes” de biodiversidad mundial.
El 2024 fue un año récord para el turismo en Canarias. Las islas recibieron más de 18 millones de visitantes. Fue el primer destino turístico, por delante de Baleares y de Cataluña, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Esa cantidad de turistas ha comportado un flujo importante de dinero –a las cadenas hoteleras, los restaurantes y buena parte de la economía local que depende de esta industria–, pero también ha elevado la demanda de recursos. El problema, desde un prisma ecologista, no son sólo las emisiones de carbono de la aviación, sino también la necesidad de energía para aclimatar las piscinas de agua dulce, por ejemplo, o el empleo de agua y recursos para proveer de comida los buffets.
«El monocultivo de turismo hace que si toda la economía recae en esta industria tan nicho, significativamente mal adaptada a las necesidades, vas a tener una situación precaria”, recalca en declaraciones a EFEverde Carlos Shanka, embajador del Pacto por el clima, uno de los proyectos del Pacto Verde Europeo.
Shanka habla de una precariedad que se refleja, por ejemplo, en la crisis hídrica. Los canales, muy antiguos, pierden agua en el camino y hay escasez de lluvias, que llevan a la población local a sufrir constantes cortes de agua.
A mediados del pasado enero, ocho zonas de Lanzarote fueron declaradas bajo emergencia hídrica por el Canal Gestión Lanzarote. La entidad explicó que los constantes cortes, principalmente en el municipio de Haría, se podían deber a averías del sistema o a los bajos niveles de los depósitos.
Las islas se encuentran en pleno descontento social por la saturación turística. En 2024 hubo al menos dos manifestaciones multitudinarias: en abril y en octubre. La plataforma ‘Canarias tiene un límite’ convocó otra acción de protesta, a modo de boicot, contra la celebración del congreso alemán ‘FVW Travel Talk’ en Tenerife. A finales de enero, otro grupo de activistas se manifestó en Fitur, el encuentro anual para el sector turístico que tiene lugar cada año en Madrid, para visibilizar esta problemática. Sostenían una pancarta que rezaba “Turismo masivo igual a pobreza”.
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“No pueden desaparecer tantos millones de visitantes porque la economía sigue dependiendo de esta industria. El fallo fue en la segunda mitad del siglo pasado, porque la inversión de esa época sigue con repercusiones ahora y no se puede volver atrás tan fácil”, señala Shanka.
El turismo representó en 2022 el 35.5% del PIB de las islas, de acuerdo a cifras de Exceltur y Gobierno de Canarias. Se trata de una rápida recuperación tras la caída en 2020, cuando la participación de esta se redujo al 17,8%.
“Aquí no es que no se pueda crecer, es que el planteamiento es crecer en facturación y no crecer en afluencia”, explica a EFEverde el director gerente en Turismo de las Islas Canarias, José Juan Lorenzo Rodríguez.
Para Lorenzo, la clave está en retener los ingresos que traen los turistas en las localidades que visitan y así sacarle provecho a la creación de empleo estable que implica este flujo desestacionalizado.
Shanka, biólogo arrecifeño, recuerda que desde hace mucho se habla de turismo sostenible, pero la verdadera cuestión es, a su juicio, cómo implementarlo. Ahora se plantea una ecotasa, cobrarle al turismo cierta cantidad por noche de estadía como ya se aplica en las islas Baleares.
Pero las patronales cuestionan la legalidad de la propuesta pues la normativa europea no permite ninguna medida discriminatoria según la residencia del ciudadano de la UE. Coincide en este argumento la consejera de Turismo y Empleo del Gobierno de Canarias, Jéssica de León, ya que “sería inconstitucional” excluir a los canarios, como afirmó en comisión parlamentaria.
Legislar el fenómeno de la vivienda vacacional para reducir afluencia
Las viviendas vacacionales permitieron crear 5 mil plazas más en 2024. Así, casi 4 de cada 10 plazas turísticas del archipiélago se ofrecen en este tipo de alojamiento, según el Instituto Canario de Estadística. Para reducir la afluencia, el Parlamento de Canarias presentó el anteproyecto de una ley de vivienda vacacional que diferencie zonas turísticas de residenciales.
Esto porque “Canarias tiene un límite y lo tiene en su propuesta, en su urbanismo, en la proporción de suelo dedicado a las actividades turísticas”, afirma el director gerente en Turismo de Islas Canarias.
Hay tres procesos legislativos en marcha para limitar también las acampadas y hace poco iniciaron grupos de trabajo para modificar la ley de 1995 de Turismo en las islas, que regula la construcción hotelera. Canarias lidera en inversión de este sector por delante de Madrid, Baleares y Cataluña, según el Informe de Inversión Hotelera en España en 2024 de Colliers.
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Biodiversidad, entre la protección financiada y el sobrepaso de turistas
Los ecologistas a menudo reivindican la biodiversidad única del archipiélago canario. Según estimaciones del Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias, las islas acogen a cerca de 4.000 endemismos, especies que solo se encuentran de forma natural en un determinado territorio.
Por ejemplo, reptiles como el lagarto gigante de Gran Canaria o aves como el pinzón del Teide. Sin embargo, en torno a 5% de las especies de fauna locales están amenazadas, aunque WWF España señala que en algunos casos pueden llegar al 80%.
Las principales amenazas son otras especies invasoras, las olas de calor, los desastres medioambientales causados por el cambio climático o, relacionados con la presión turística de la región, el impacto de los humanos y la saturación urbanística.
Canarias también es una de las regiones con más superficie de territorio protegido. De acuerdo con el Observatorio de la Sostenibilidad en España, cuenta con 146 espacios naturales protegidos entre parques, reservas, monumentos naturales, paisajes protegidos y sitios de interés científicos, cada cabildo gestiona la preservación.
Por ejemplo, si bien lo habitual es no cobrar la entrada a parques nacionales, en Parque Nacional de Timanfaya se paga por entrar porque el Cabildo de Lanzarote está prestando servicios desde los años 70 de visita arreglada con autobuses y así financiar labores ambientales de protección y de divulgación a millones de turistas que acuden cada año.
Gracias al gran atractivo de uno de los puntos calientes de biodiversidad mundial, el senderismo es una de las actividades promocionadas. Pero la población local se queja de que, aunque los límites de las zonas protegidas están señalizadas con letreros, a menudo los turistas los sobrepasan. Para Shanka, ahí hay un vacío en la educación. Hay barreras, pero los turistas no son conscientes del daño que están haciendo al entrar, dice.
“No puedes tomar un vuelo que no contamine, pero puedes informarte y aprender la diversidad que tenemos, las especies endémicas en peligro. Así el turista no verá las islas solo como sol, playa y tabaco barato”, dice Shanka. Se trata de que el desarrollo intelectual, artístico y natural local deje huella en el visitante, “y no al revés”.
efeverde.com