Con una estupenda actuación, el equipo de Gustavo Costas le ganó 2-0 a Botafogo en Río de Janeiro y logró la Recopa Sudamericana con un global de 4-0. La Academia fue ampliamente superior a su rival brasileño, al extremo de haberse quedado corto en el resultado, en su 41ª conquista y 8ª internacional.

¡Alabado sea Racing!

Por el juego, por el coraje, por la determinación que no renoce condición de local o visitante, por la defensa del escudo, por una manifestación colectiva notable y una conducción responsable de la obra… Por todo eso Racing le ganó 2-0 a Botafogo en Río de Janeiro para quedarse con la Recopa Sudamericana con un resultado global de 4-0 que apenas se aproxima a la amplia diferencia que la formación de Gustavo Costas gestó en el Cilindro y, sobre todo, en el Estadio Nilton Santos, en Río de Janeiro. Racing logró su 41° título, con ocho en el ámbito internacional, en el duelo directo contra el campeón de la Copa Libertadores al que domesticó con su brillo.

Con grandeza, tal el anuncio de Gustavo Costas, Racing no dudó en repetir la postura de la final de ida: presión alta, con apoyo de los volantes y defensores para reducir espacios y la movilidad de Botafogo. El funcionamiento de Racing en la primera media hora fue óptimo porque logró su propósito, alejó a su rival de Arias y, sobre todo, generó siete ocasiones netas que hicieron del 0-0 del primer tiempo un asunto que no se compadeció con los hechos.

Es cierto que el local tuvo más presencia ofensiva en los últimos siete minutos, con un cabezazo de Barboza que Arias, bien arriba, llegó a desviar para que el travesaño impidiera el gol (Martínez, además, metió un cierre exacto cuando Marlon se preparaba para aprovechar el rebote). Fue la primera llegada nítida de Botafogo casi desde la final en el Cilindro. A eso Racing le contrapuso la presencia de Salas, Martínez y Colombo, que aportaron siete remates que dejaron el festejo atragantado, cuatro de ellos por las manos de John, el arquero carioca, la explicación de que la formación de Gustavo Costas quedara seco en la etapa de inicio.

Racing disipó dudas en la reanudación acerca de la prolongación de su ambición. Con Zaracho por Vietto (amonestado y con alguna molestia física), confirmó de inmediato para qué estaba: el volante clavó un derechazo arriba luego de un control de zurda y anticipó la fiesta que tendría el añadido de otro gol del Predio Tita (fue de Zuculini, al cabo de una combinación exquisita que juntó a Zaracho, Martínez y Martirena, con asistencia colgadita del uruguayo), una solidez sin fisuras, desempeños individuales de calidad y al que sólo le faltó mayor amplitud en el marcador debido a varias respuestas de John, que apareció cuatro veces -remates de Salas, Maravilla, Solari y Mura- para frustrar la goleada.

Fue todo de Racing: el fútbol, la consagración y una estatura que le da lustre a su chapa, la que lleva como Primer Grande.

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