El descubrimiento de esta abeja demuestra que aún queda mucho por explorar… incluso en lugares protegidos.
por Caro Gutiérrez



En medio de la biodiversidad espectacular que caracteriza a Hawái, un nuevo hallazgo ha dejado a la comunidad científica sin palabras: una abeja completamente negra ha sido descubierta por el entomólogo Karl Magnacca en las laderas protegidas de Mākolelau, en la isla de Moloka’i. La han bautizado como Hylaeus paumako, un nombre que en hawaiano significa “duelo” o “tristeza”, reflejando su apariencia sombría pero fascinante. Esta especie no solo es única por su color, sino que abre nuevas preguntas sobre la evolución, la biodiversidad y el impacto humano en ecosistemas frágiles.
Un descubrimiento que desafía lo que sabíamos sobre las abejas
Hylaeus paumako pertenece a un linaje de abejas endémicas que evolucionaron a partir de un solo ancestro que llegó a Hawái hace entre 1 y 1.5 millones de años. Lo más curioso es que, a pesar de compartir un origen común, cada especie ha seguido su propio camino adaptativo. Pero esta abeja destaca: su color completamente negro nunca se había registrado en Moloka’i. Este tipo de adaptaciones extremas son posibles gracias a los ecosistemas mesotérmicos (una mezcla entre zonas húmedas y secas), que a pesar de ser altamente diversos, también están entre los más amenazados por la acción humana.
Lo poco que conocemos del mundo natural
Lo impresionante no es solo la apariencia de esta abeja, sino el contexto en el que fue hallada. Fue descubierta en una pequeña área de vegetación nativa, en peligro por la erosión y las especies invasoras. Esto confirma la importancia de proteger hasta los fragmentos más pequeños de naturaleza, ya que pueden ser el último refugio de especies que ni siquiera sabíamos que existían. Karl Magnacca lo sabe bien: en los últimos tres años ha identificado casi 500 nuevas especies de insectos en Hawái. Y sí, aunque suene a cifra de ciencia ficción, la biodiversidad del archipiélago sigue revelando secretos como si fuera una caja fuerte que apenas empezamos a abrir.
El origen de Hylaeus paumako y su familia hawaiana
Hylaeus paumako desciende de un ancestro que llegó a Hawái hace 1 a 1.5 millones de años, dando origen a las 64 especies de Hylaeus registradas en el archipiélago. Estas abejas, adaptadas a ecosistemas diversos, desde costas áridas hasta bosques húmedos, son clave para la polinización de plantas nativas como la kolomana. A diferencia de las abejas melíferas, las Hylaeus son solitarias y anidan en lugares inusuales, como rocas o tallos huecos. La diversidad de estas abejas refleja la evolución única de Hawái, pero también su fragilidad: siete especies de Hylaeus están en peligro por la pérdida de hábitat y especies invasoras. El descubrimiento de paumako en un área restaurada demuestra que la conservación funciona, pero debe intensificarse.
¿Qué tiene de especial esta abeja negra?
Además de su color negro, Hylaeus paumako destaca por su adaptación a hábitats pequeños y específicos en Molokaʻi, lo que la hace vulnerable pero clave como indicadora ecológica. Los científicos creen que poliniza plantas nativas esenciales, manteniendo el equilibrio de Hawái. Su genética podría revelar cómo evolucionan especies aisladas, ofreciendo pistas para la conservación en islas del mundo.

El caso de la abeja negra no solo es un triunfo para la ciencia, sino también una llamada de atención urgente. La desaparición acelerada de hábitats y la falta de exploración en regiones protegidas podrían estar dejándonos sin conocer miles de especies tan sorprendentes como esta. Si algo nos enseña Hylaeus paumako es que la conservación no puede ser selectiva ni tardía. No se trata solo de proteger los bosques más grandes o los animales más conocidos, sino también esos pequeños rincones donde la evolución sigue ocurriendo, silenciosa y poderosa. Porque si una abeja completamente negra puede pasar desapercibida durante millones de años, ¿qué más nos estamos perdiendo mientras seguimos mirando hacia otro lado?
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