A diferencia de otras fuentes termales, el calor del río Mayantuyacu no proviene de un volcán, sino de un proceso que conecta la Amazonia con el núcleo del planeta.

Natalia Rodríguez 

por Natalia Rodríguez

 mayo 13, 2025

en MEDIO AMBIENTENATURA

río Mayantuyacu anticipa futuro climático

En lo más profundo de la selva amazónica peruana, donde la niebla abraza la vegetación y la vida parece surgir de cada rincón, existe un fenómeno natural que parece sacado de un mito ancestral: el río Mayantuyacu. También conocido como Shanay-Timpishka, fluye con temperaturas que oscilan entre los 80 °C y los 100 °C. En sus tramos más extremos, puede cocinar un huevo en minutos o incluso provocar la muerte a cualquier criatura que se atreva a sumergirse.

A diferencia de otras fuentes termales, su calor no proviene de un volcán cercano, sino de un proceso mucho más profundo y misterioso que conecta la Amazonía con el núcleo ardiente del planeta.

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Crédito: Pinterest

El secreto geotérmico del río Mayantuyacu 

Lo que hace único al Mayantuyacu es el origen de su calor. Según estudios recientes, las aguas que lo alimentan provienen de glaciares andinos lejanos. Estas se filtran a través de fracturas en la corteza terrestre, se calientan al descender varios kilómetros y emergen de nuevo a la superficie convertidas en un torrente humeante. En apenas 6.4 kilómetros de longitud, este río alcanza profundidades de hasta seis metros y es considerado uno de los fenómenos hidrotermales más extraños de Sudamérica.

Pero el Mayantuyacu no solo es un capricho geológico. Para las comunidades indígenas asháninka, este río tiene un significado sagrado. Su nombre, “hervido con el calor del sol”, hace alusión al espíritu de la selva. Según la tradición oral, en sus aguas habita una serpiente gigantesca llamada la Madre de las Aguas, protectora del equilibrio natural. Los chamanes de la región realizan aquí rituales de sanación y conexión espiritual, convencidos de que su calor emana directamente del corazón de la Tierra.

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Crédito: Wikipedia

Un laboratorio natural sobre el cambio climático

Lo que para los pueblos originarios es un sitio de poder, para los científicos se ha convertido en un laboratorio viviente. Desde 2021, un equipo de la Universidad de Miami liderado por el ecólogo Kenneth Feeley ha investigado cómo las altas temperaturas del Mayantuyacu alteran la selva que lo rodea. Encontraron que por cada grado Celsius que aumentaba la temperatura, la diversidad de especies arbóreas disminuía en un 11%.

Las zonas más calientes del río mostraban un patrón inquietante: árboles más pequeños, menos variedad de especies, un paisaje que recuerda más a una sabana que a un bosque tropical. En cambio, proliferaban enredaderas y arbustos, vegetación más resistente pero menos diversa.

Este río nos da una ventana al futuro”, afirma el investigador Riley Fortier. “La Amazonía se calentará, nos guste o no. Y este entorno extremo nos permite ver hoy lo que podría suceder en las próximas décadas”.

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Crédito: X

¿El fin de la biodiversidad tal como la conocemos?

El estudio del río Mayantuyacu se ha convertido en una advertencia para América Latina y el mundo. El Amazonas, considerado uno de los pulmones del planeta, se encuentra en un punto de inflexión. Con el avance de la deforestación, la minería ilegal y el cambio climático, este ecosistema podría transformarse irreversiblemente.

Los investigadores explican que no se puede calentar artificialmente un bosque entero para estudiar sus reacciones, pero este río sí permite analizar en tiempo real los efectos del calor extremo sobre la biodiversidad tropical. Lo que ocurre en sus márgenes podría replicarse, a gran escala, en toda la región si el calentamiento global continúa sin freno.

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Crédito: Pinterest

Un equilibrio sagrado en peligro

El río Mayantuyacu, a pesar de su majestuosidad, no está a salvo. La tala indiscriminada y la expansión de la frontera agrícola amenazan el entorno que lo rodea. Aunque sus aguas siguen fluyendo calientes como siempre, la destrucción de la vegetación circundante podría alterar su equilibrio térmico y ecológico.

Para las comunidades locales, esta pérdida no solo sería ambiental, sino también espiritual. El río no es solo un fenómeno físico, sino un símbolo de la conexión ancestral con la tierra, una prueba viviente de que la selva está viva, arde y siente.

ecoosfera.com