Las consecuencias de una pesca ilegal, no declarada y no regulada
La pesca proporciona una fuente vital de alimentos, trabajo, ocio, comercio y bienestar económico a lo largo del planeta. En un mundo donde el crecimiento de la población es constante y el hambre un problema persistente, el pescado se ha convertido en un producto esencial para la seguridad alimentaria. Sin embargo, los esfuerzos de la comunidad internacional para asegurar una pesca sostenible se ven amenazados por actividades pesqueras ilegales, no declaradas y no reglamentadas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es responsable de la pérdida de 11 a 26 millones de toneladas anuales de pescado, lo que equivale a un valor económico estimado de 10.000 a 23.000 millones de dólares. Para reducir este impacto, la meta 4 del Objetivo 14 de La Agenda del Desarrollo Sostenible apremia a la comunidad internacional a «regular eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, ilegal, no declarada y no regulada y a las prácticas pesqueras destructivas» para 2020.
Para lograr este objetivo, es fundamental concienciar al público sobre los impactos negativos de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, tarea en la que la FAO ha estado activamente involucrada. En 1995, la FAO adoptó el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO, un instrumento de carácter voluntario que establece principios y estándares internacionales para garantizar la conservación y el uso sostenible de los recursos acuáticos, respetando el ecosistema y la biodiversidad.
En 2009, la Conferencia de la FAO adoptó el Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto, un documento vinculante que estipula unas medidas mínimas para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Entre dichas medidas se encuentra por ejemplo la labor de impedir que los buques que practican la pesca irregular e ilegal utilicen los puertos para desembarcar sus capturas. Dicho acuerdo entró en vigor el 5 de junio de 2016.
La pesca sostenible comienza por nosotros
Se estima que uno de cada cinco peces capturados proviene de la pesca ilegal o irregular. Cuando termina en nuestros platos, somos cómplices involuntarios de prácticas insostenibles y, a menudo, delictivas, que dañan nuestro bienestar futuro y la sostenibilidad de nuestro planeta. Entre todos podemos ayudar a cambiar esa tendencia.
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Antecedentes
En 2015, la Comisión General de Pesca del Mediterráneo de la FAO propuso que se pusiera en marcha una iniciativa para declarar un Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada. Tras llevar a cabo amplias consultas, se presentó una propuesta a la atención de la XXXII Sesión del Comité de Pesca de la FAO (COFI).
El Comité de Pesca apoyó declarar el 5 de junio como Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada, coincidiendo con la entrada en vigor del Acuerdo sobre las Medidas del Estado Rector del Puerto. Este acuerdo es el primer tratado internacional jurídicamente vinculante centrado en combatir esta actividad.
En julio de 2017, la XL XL Sesión del Comité de Pesca de la FAO aprobó el proyecto de resolución para declarar el 5 de junio como Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada. En diciembre del mismo año, la Asamblea General de la ONU lo proclamó oficialmente en su Resolución anual sobre la pesca sostenible. En la misma resolución, también se declaró 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, destacando el papel de los pescadores a pequeña escala, que representan el 90 % de la mano de obra pesquera mundial.
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