Las remesas financian el desarrollo

Las remesas contribuyen a financiar el desarrollo A través del dinero que envían a sus países de origen, los migrantes apoyan los medios de subsistencia, fortalecen las economías y contribuyen directamente a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En la última década, los migrantes han enviado 5 billones de dólares en remesas a países de país de renta baja y media, superando la ayuda oficial al desarrollo e igualando la inversión extranjera directa. Más de un tercio de estos fondos han llegado a las zonas rurales, donde más se necesitan. Para 2030, se estima que 4,4 billones de dólares adicionales en remesas fluirán hacia los países de renta baja y media.

Las remesas son algo más que simples transacciones financieras: son un salvavidas para millones de familias, un catalizador para el empoderamiento económico y un motor clave del desarrollo sostenible.

Este Día es parte de una de las iniciativas clave para aplicar el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular (Objetivo 20), que aboga por la reducción de los costes de las transferencias de remesas y por una mayor inclusión financiera a través de las remesas

Campaña 2025

Como parte de su campaña 2020-2030 para destacar el papel de las remesas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la campaña de 2025 se centra en mostrar cómo las remesas contribuyen a financiar el desarrollo. También identifica las prioridades clave para maximizar su repercusión en la resiliencia económica y climática de los hogares, así como en el desarrollo local sostenible.

Los déficits de financiación para el desarrollo sostenible son cuantiosos y van en aumento: se calcula que los países en desarrollo necesitan cada año una inversión adicional de 4 billones de dólares.

Las remesas ya desempeñan un papel crucial en la reducción de este déficit de financiación como fuente fiable y directa de recursos a nivel familiar. Aunque cubren principalmente las necesidades inmediatas, se calcula que hasta una cuarta parte de los fondos se destina a actividades generadoras de ingresos y objetivos a largo plazo, como la vivienda, el ahorro, las inversiones, la educación y la atención sanitaria.

Ampliar el acceso a las remesas y a los servicios financieros vinculados entre los receptores es clave para optimizar el impacto de estos flujos. Al proporcionar a los receptores servicios financieros adaptados, así como apoyo no financiero, las remesas pueden tener un mayor efecto transformador en el desarrollo.

Además, los migrantes y la diáspora contribuyen a través de inversiones directas, transferencia de competencias y redes de conocimiento, favoreciendo aún más el desarrollo económico y social en sus países de origen. Proporcionar instrumentos y vehículos de inversión apropiados es crucial para facilitar el apetito y la capacidad de inversión de la diáspora, especialmente en países y regiones con dificultades para movilizar capital.

En 2025, la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo supone una excelente oportunidad para llevar a cabo una reforma de la financiación a todos los niveles y aprovechar plenamente las remesas y la inversión de la diáspora para el desarrollo sostenible. La campaña de 2025 aboga por un compromiso renovado y ampliado para maximizar plenamente el impacto de las remesas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los países de ingresos bajos y medios.

Oportunidades para 2030 y los próximos años

Para aprovechar plenamente el potencial de desarrollo de las remesas en los países de renta baja y media, es necesario actuar en seis áreas clave:

  1. Reforzar la inclusión digital y financiera de las familias migrantes en los países receptores. Garantizar que las familias migrantes, en particular las mujeres y los habitantes de comunidades rurales, tengan acceso a servicios financieros relacionados con las remesas y dispongan de las capacidades y herramientas necesarias para gestionar sus finanzas de forma eficaz. Promover políticas que apoyen e incentiven el ahorro y la inversión entre los receptores de remesas y la diáspora.
  2. Mejorar la infraestructura financiera digital e involucrar al sector privado para innovar y apoyar el acceso a las remesas. Reforzar los sistemas de pago y aprovechar las nuevas tecnologías digitales. Promover enfoques de colaboración público-privada que estimulen la adopción por parte de los clientes de nuevos sistemas basados en la tecnología.
  3. Intensificar los esfuerzos para reducir los costos de las remesas a menos del 3 % de las cantidades transferidas para 2030. Mediante la promoción de las tecnologías digitales, la competencia entre los operadores de transferencia de dinero, los requisitos de transparencia para las tasas y comisiones cobradas, y trabajando con los reguladores para garantizar una aplicación proporcionada de las normas sobre los flujos de remesas familiares.
  4. Promover la coherencia política entre las instituciones gubernamentales para crear sinergias entre las prioridades nacionales que integren a los trabajadores migrantes y sus contribuciones en los planes nacionales de desarrollo.
  5. Facilitar inversiones seguras de la diáspora e instrumentos innovadores relacionados. Desarrollar programas e instrumentos para promover las inversiones de la diáspora en el desarrollo local y el espíritu empresarial en los países de origen.
  6. Apoyar las remesas y las inversiones de la diáspora como catalizadores de la resiliencia en las comunidades vulnerables al clima mediante la promoción de estrategias de adaptación, servicios financieros y mecanismos de inversión a medida. Garantizar que los beneficiarios de las remesas, los inversores de la diáspora y los empresarios rurales tengan acceso a una formación adecuada sobre financiación climática para mejorar el desarrollo sostenible y resiliente al clima.

Mientras el mundo busca formas innovadoras de reducir la brecha en la financiación del desarrollo, la Campaña de 2025 pide un mayor reconocimiento del papel que desempeñan las remesas en la reducción de la brecha, así como políticas e inclusión financiera más sólidas para maximizar el impacto de las remesas en la resiliencia económica y el desarrollo sostenible de las familias.

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