Se trata de un éxito histórico, ya que Austria no había logrado nunca clasificarse para una Eurocopa sobre el campo [ndr: al certamen continental de 2008 accedió como una de las dos anfitrionas]. Además, el billete para la cita europea supone la culminación del gran momento que atraviesa la selección austriaca, que en la edición de septiembre de la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola ocupa el puesto 13º, su mejor resultado desde que se creó este escalafón internacional.
Hace cuatro años, languidecían en la 70ª plaza y en 2008 tocaban fondo al caer hasta la 92ª posición, su peor clasificación de siempre. Tras el mal inicio en la fase de clasificación de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™, el entonces seleccionador, Didi Constantini, renunció al cargo y fue reemplazado por Koller en noviembre de 2011. Fue su punto de inflexión. Austria entró en una tendencia ascendente que la volvió a meter en la lucha por el billete para la cita mundialista. Aunque al final, no pudo superar el tercer puesto de un grupo en el que peleaba con Alemania y Suecia.
Un equipo con mucho talento
Austria tiene un gran potencial. La mayoría de sus futbolistas juegan en las mejores ligas europeas. El central Aleksandar Dragovic, por ejemplo, tiene actualmente contrato con el Dynamo de Kiev, y en los últimos tiempos ha sido relacionado repetidamente con algunos de los clubes más importantes de la Premier League inglesa, donde juegan ya algunos de sus compañeros de selección, como Kevin Wimmer (Tottenham Hotspur), el capitán Christian Fuchs (Leicester City) o Marko Arnautovic (Stoke City). Además, varios internacionales austriacos juegan en la Bundesliga alemana, donde brilla con luz propia David Alaba, una de las estrellas del Bayern de Múnich.
Este futbolista, nacido en Viena y de raíces filipinas y nigerianas, es la pieza clave de la engrasada maquinaria austriaca. Ganador de la Liga de Campeones de la UEFA en 2013, Alaba lleva la manija del equipo desde el centro del campo y, a sus 23 años, asume sin complejos la responsabilidad de esos galones, como ocurrió en el decisivo encuentro que Austria disputó recientemente en Suecia y que se saldó con una victoria visitante que certificó la presencia de los pupilos de Koller en Francia 2016: a los nueve minutos, Alaba transformó el penal que adelantó a su equipo en el Friends Arena de Solna.
Koller ha conseguido formar un equipo a partir de estas grandes individualidades. “Los jugadores se han convertido en un grupo de amigos y han sabido disfrutar sobre el campo”, explica el seleccionador. El atacante Arnautovic va más lejos: “Se ha visto que no somos sólo un equipo, sino una familia, y los miembros de una familia se entienden mejor que los de un equipo”.
Tras ceder un empate a 1-1 frente a Suecia en el estadio Ernst Happel de Viena en el primer partido de la competición preliminar de la Eurocopa, Austria ha encadenado siete victorias consecutivas, desplegando un fútbol combinativo que le ha permitido ser muy agresivo en ataque, pero sin descuidar la defensa. “Que sólo hayamos recibido tres goles en contra es consecuencia de nuestro estilo de juego. El mérito le corresponde a todo el equipo, porque cada uno ha puesto su granito de arena”, explica Koller. Lógicamente, una parte importante del mérito es también del portero Robert Almer, que, a sus 31 años, llegó a mantener su puerta a cero durante 603 minutos consecutivos.