Un iceberg negro en el Atlántico sorprende al mundo: ¿sedimentos, ceniza volcánica o fragmentos de meteorito?
por Carolina Gutiérrez Argüelles


En las frías aguas del Atlántico Norte, cerca de las costas de Canadá, encontraron un iceberg que no se parecía a ningún otro: un bloque oscuro, casi negro, con forma de diamante. Las imágenes que grabó se volvieron virales en redes sociales, y no es para menos. Su extraña presencia reabre una gran pregunta: ¿qué secretos se esconden bajo la superficie helada de los océanos?
El iceberg negro del Atlántico, una rareza natural que desafía la lógica
En las frías aguas del Atlántico Norte, cerca de las costas de Canadá, un pescador feroés llamado Hallur Antoniussen hizo un hallazgo que nunca olvidará. Pensó que era una roca… hasta que notó su movimiento. No era una sombra ni una ilusión: era un iceberg tan negro como la noche. Rápidamente lo grabó y subió el video a redes sociales, donde se viralizó en pocas horas. El mundo no tardó en bautizarlo como “el iceberg negro del Atlántico”. Aunque suelen ser blancos o azulados, debido a las burbujas de aire que atrapan la luz, este fenómeno desafía toda lógica visual. ¿Cómo puede algo hecho de agua congelada ser tan oscuro?
¿Por qué algunos icebergs no son blancos?
El color está profundamente ligado a su estructura y a los materiales que contiene. Según el glaciólogo Lev Tarasov, de la Universidad Memorial de Canadá, cuando el hielo se forma bajo condiciones extremas de presión y tiempo, las burbujas de aire desaparecen. Esto permite que el hielo absorba más luz en lugar de reflejarla, dando lugar a tonos más oscuros, como azul profundo… o incluso negro.
Pero la clave del iceberg negro parece ir más allá. Se cree que su color se debe a sedimentos, minerales, cenizas volcánicas o incluso fragmentos de meteorito atrapados durante milenios. Estos elementos oscurecen el hielo desde dentro, como si fueran pigmentos naturales de una pintura milenaria. De ser cierto, este iceberg no solo es visualmente impactante, sino también una cápsula del tiempo flotante, que podría revelar datos valiosos sobre el clima y la geología del pasado.
¿Meteorito, volcán o glaciar?
Existen varias teorías sobre el origen del iceberg negro:
- Sedimentos glaciales: cuando un glaciar se desplaza, arrastra tierra, rocas y minerales que se integran al hielo. Si se acumulan en grandes cantidades, pueden oscurecer el bloque por completo.
- Ceniza volcánica: algunos científicos sugieren que este podría haber atrapado ceniza de una antigua erupción volcánica, posiblemente en Islandia o Groenlandia.
- Fragmentos de meteorito: aunque menos probable, algunos investigadores no descartan que partículas espaciales hayan quedado embebidas en el hielo durante miles de años.
Sea cual sea la explicación correcta, el iceberg negro es una oportunidad científica única. Estudiarlo a fondo permitiría comprender cómo los elementos externos se incorporan al ciclo glaciar, además de aportar información sobre antiguos eventos geológicos.
Una joya efímera del Ártico
El iceberg negro ya es considerado un símbolo de la complejidad natural del planeta. Como ocurrió en 1985 con el famoso iceberg verde de la Antártida, estos fenómenos nos obligan a reconsiderar lo que entendemos por “normal” en los ecosistemas polares. Lamentablemente, estudiar uno de estos bloques oscuros de cerca es casi imposible. Son efímeros, se derriten o se fragmentan antes de que una expedición pueda acercarse. En medio de la crisis climática actual, su aparición nos recuerda que el planeta está lleno de enigmas por descubrir, y que cada iceberg es una historia no contada
El iceberg negro del Atlántico no es solo una rareza visual. Es un testigo silencioso del tiempo, del cambio climático, de los procesos geológicos que aún estamos intentando entender. Apareció, flotó entre las olas, y probablemente desaparecerá sin dejar rastro. Pero su mensaje es claro: la naturaleza aún tiene secretos que ni la inteligencia artificial puede predecir.
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