La Costa Caribe vive desde hace semanas una fuerte sequía que ha disminuido el nivel de sus ríos y lagos y amenaza poblados y cosechas, en el preámbulo del fenómeno meteorológico El Niño, que las autoridades esperan azote al país en los próximos meses.
El Lago del Cisne, en el municipio costero de Puerto Colombia (Atlántico), es una muestra de la crítica situación: sus aguas han disminuido en más de 70% por la falta de lluvias y donde antes se practicaban deportes acuáticos, hoy se ve apenas una canoa de pescadores que buscan sacar algo para comer o vender.
Según el jefe de pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), Cristian Euscategui, el país atraviesa «una condición marcada de sequía» en regiones de la costa Caribe y la costa Pacífica, así como en 90% de la zona andina.
«La primera temporada de lluvia de abril-mayo fue muy escasa en esas zonas y entonces lo que tenemos ahora es una condición de sequía fuerte», detalló Euscategui, señalando que esto ha provocado la reducción del nivel de muchos cuerpos de agua, como el Lago del Cisne.
«Tenemos también alertas por incendios y por niveles bajos en muchos ríos del país, los cuales pueden generar problemas de navegabilidad, de manera particular el río Magdalena», principal arteria fluvial de Colombia, advirtió.
«Calamidad pública»
La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) aseguró que en la región del Caribe la sequía ha afectado 1,8 millones de hectáreas y ha causado la muerte de más de 30.000 reses.
Esta zona del país, en la que 36 municipios han declarado «calamidad pública», alberga 30% del ganado colombiano y Fedegán dijo que, «por falta de agua, alimento y estrés calórico», la producción de carne y leche de estas reses se reducirá entre 40% y 50%.
El departamento de La Guajira, fronterizo con Venezuela, es el más vulnerable. Allí, la Defensoría del Pueblo declaró una «crisis humanitaria» por la desnutrición de 30.000 niños, sobre todo indígenas, y reseñó decenas de pozos de agua totalmente secos y comunidades donde no
llueve desde hace nueve meses.
El Gobierno Nacional ha advertido sin embargo que hasta ahora solo se ha vivido el inicio de la temporada seca, apenas preámbulo del impacto que se espera con la ocurrencia del fenómeno de El Niño, que se caracteriza por temperaturas inusualmente cálidas en el Pacífico y puede
acarrear sequías e inundaciones.
«Este es un problema que nos va afectar mucho más hacia el futuro. Estamos viendo cómo podemos mitigar el efecto de El Niño», advirtió la semana pasada el presidente Juan Manuel Santos, quien anticipó que el fenómeno «se está incubando y aparentemente ya va a estar presente
infortunadamente en octubre».
«Hasta marzo del año entrante vamos a tener unos momentos difíciles», puntualizó.
Para enfrentar sus efectos, el Gobierno dispone de unos 100 millones de dólares, de los cuales ya se han comprometido unos 15 millones para construir pozos y plantas para desalinizar agua marina, y brindar asistencia humanitaria, según la Unidad de Gestión de Riesgos.
A la espera de El Niño y mientras rezan por algo de lluvia, muchos se detienen en lo que solía ser el mirador del Lago del Cisne a observar con desolación el árido paisaje.
«Hace mes y medio yo me bañé donde está esa llanta en medio de la tierra. Ahora queda menos de la mitad del agua», comentó, impresionado, el motociclista Jairo Rodríguez.
AFP