La producción mundial de plásticos va en aumento, y con ella la cantidad de residuos de plástico. Ocean Conservancy alertó del impacto de la contaminación en los ecosistemas marinos y advirtió de que si se sigue el ritmo actual, en 2025 el mar podría contener un kilo de plástico por cada tres de pescado.
Tenemos que frenar la avalancha de plástico que se está vertiendo en el océano. En 2025 podríamos tener un kilo de plástico por cada tres de pescado”, apuntó el presidente de Ocean Conservancy, el estadounidense Andreas Merkl.
El representante de esta ONG, dedicada a desarrollar políticas oceánicas basadas en investigaciones científicas, denunció la falta de infraestructuras para poder gestionar los desechos que se vierten en los mares.
La producción mundial de plásticos aumenta cada año, y con ella la cantidad de desechos de plástico que se introducen en el medio ambiente y los océanos, especialmente en regiones del mundo donde las prácticas de gestión de residuos no logran a seguir este rápido aumento.
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La ingestión de plásticos por parte de los animales ya es en sí una exposición indeseable, independientemente de cualquier otra repercusión adicional. Esta ingestión podría tener efectos perjudiciales para la salud de los animales, ya sea directamente a través de la presencia de plásticos en su sistema digestivo o a través de la liberación de sustancias químicas.
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Si bien estas sustancias químicas y sus efectos potenciales para los organismos se conocen bien, el proceso de interacción de dichas sustancias con los plásticos una vez en el intestino del animal es menos conocido.
Existen ciertos tipos de plásticos, de aparición reciente en el mercado, usado por ejemplo en bolsas y envases, que a menudo se consideran biodegradables. Es el caso de los denominados “bioplásticos” que, si bien proceden de recursos renovables, no son necesariamente biodegradables. Para poder considerarse “biodegradable”, un material debe descomponerse en sus partes constituyentes (dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa) por la acción de organismos vivos en condiciones específicas. Estas condiciones pueden darse en las plantas de compostaje industrial, pero no en el océano, por lo que muchos plásticos “biodegradables” no se descomponen en el océano antes que los demás plásticos. Los plásticos verdaderamente biodegradables, como el ácido poliláctico (PLA), tienden a ser más costosos y no son adecuados para muchas aplicaciones que requieren durabilidad.
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