La primera y única doble falta de Murray en el partido fue demasiado inoportuna. En un 3-4, 0-15 no se puede fallar así ante un rival tan peligroso como Wawrinka, quien no desaprovechó la oportunidad y con un error no forzado del local cuando iban 15-40, sentenció la ruptura con un vamos que se mezcló con los lamentos de la afición londinense.

Pero los que pensaron que Murray se rendiría después de su bache (como muchas veces pasa), se equivocaron. En el siguiente juego exhibió su mejor tenis del partido. Es cierto que Wawrinka lo ayudó con una doble en el 30-30, pero el escocés también hizo un tiro ganador a la carrera, voleó un drop de revés con una sensibilidad plausible y aprovechó un remate alto pero corto del suizo para realizar un passing shot.

En el tie-break, Murray pegó primero con un curioso tiro ganador que sirvió como primer mini-quiebre: Wawrinka hizo un segundo saque al cuerpo y aunque la gran mayoría de tenistas hubiera pegado de derecha, el británico se invirtió para conectar un revés imparable. Pero Murray no supo administrar la situación: estar arriba 4-2 y ver a su rival frustrado al punto de pegarle a su raqueta contra el suelo.

Repentinamente, acumuló dos errores no forzados y le dio vida a Stan Wawrinka, quien sumó cinco puntos seguidos e inclinó el set a su favor a pesar de la paridad en las estadísticas, pues ambos tuvieron 81% de puntos ganados con el primer servicio, ambos lograron un quiebre y los dos sumaron 15 tiros ganadores. Incluso, el nacido en Lausanne falló más: tuvo apenas un 47% de efectividad en el primer saque, se dobló en tres ocasiones y tuvo 17 errores no forzados (contra 15 del rival).

Finalmente, el suizo selló lo que se le escapó en el noveno juego y Murray dejó esfumar su mejor momento del partido, algo que le costó anímicamente de cara al segundo parcial, pues empezó con quiebre abajo tras ceder su saque en el primer juego. Y, Wawrinka, por el contrario soltó tanto el brazo que hizo tiros ganadores por montones, incluyendo uno de revés a 144 kilómetros por hora. Eso le ayudó a que le ganara por séptima vez a Murray y pusiera el historial 7-8 entre ambos.

El partido entró en suspenso cuando Wawrinka sacó para el partido en el 5-2 del segundo set y Murray quebró. El británico tuvo incluso dos puntos para quiebre en el 5-4, pero desaprovechó ambos. Luchó hasta el final y se quedó muy cerca de la remontada.

Y de esta forma perdió la oportunidad de por primera vez en su carrera terminar el año en la segunda plaza del escalafón. Ahora depende de que Roger Federer, No. 3, no gane el torneo. El suizo, justamente, será el próximo rival de Stan Wawrinka, quien pierde 3-17 en la serie. Pero habrá un condimento especial.

Si Stan se impone en la tercera semifinal de su carrera en este certamen, terminará por primera vez en el ranking por encima de Roger. La última temporada en la que Roger Federer no terminó como el mejor suizo en el ranking fue en el 2000, año en que Marc Rosset finalizó de 28 y Federer de 29. ¿Habrá enroque?