On 12 November, a woman cradling a baby stands amid debris and other destruction caused by Super Typhoon Haiyan, in Tacloban City – the area worst affected by the disaster – on the central island of Leyte. Water, sanitation and hygiene, food, medicine, shelter, debris clearance and communications are among the priority needs. Blocked roads have limited access and the delivery of relief supplies. On 12 November 2013 in the Philippines, Government-led emergency relief and recovery operations continue in the wake of the destruction caused by Super Typhoon Haiyan (known locally as Yolanda), which hit the central Philippines on 8 November. At least 2,500 people have been killed in the Category-5 storm; the death toll is expected to rise as more affected areas become accessible. Some 11.3 million people, including an estimated 4.7 million children, in nine regions across the country have been affected, and more than 673,000 people have been displaced. Most of them are sheltering in overcrowded evacuation centres. The storm, one of the most powerful ever recorded in the world, also destroyed homes, schools, hospitals, roads, communications and other basic infrastructure, and damaged power and water supply systems. As a result, access to the many areas remains limited, hampering humanitarian relief operations. In response to the emergency, UNICEF is rushing critical supplies to affected areas, including therapeutic food for children, health kits, and water and hygiene kits for up to 3,000 families. UNICEF is also airlifting US $1.3 million in additional relief supplies from its supply warehouse in Copenhagen for another 10,000 families, including those affected by the 7.2-magnitude earthquake that hit Bohol Province in mid-October. The shipments contain water purification tablets, soap, medical kits, tarpaulin sheets and micronutrient supplements. UNICEF is also supporting water and sanitation, education and child protection interventions for vulnerable children and

Más de 500 millones de niños viven en zonas donde la probabilidad de que ocurran inundaciones es sumamente alta y 160 millones en zonas donde las sequías son extremadamente graves, dos factores que les dejan muy expuestos a las consecuencias del cambio climático, dijo UNICEF en un informe publicado con motivo de la 21ra Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP21.

De los 530 millones niños que viven en zonas propensas a inundaciones, unos 300 millones se encuentran en países donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, con menos de 3,10 dólares al día. Entre los que viven en zonas donde las sequías son extremadamente graves, 50 millones se encuentran en países donde más de la mitad de la población vive en la pobreza.

“Estas cifras tan elevadas subrayan la urgencia de actuar ahora”, dijo el Director Ejecutivo de UNICEF Anthony Lake. “Los niños de hoy son los menos responsables del cambio climático, pero ellos, y sus propios hijos, serán quienes van a vivir sus consecuencias. Y, como sucede tan a menudo, las comunidades desfavorecidas hacen frente a las amenazas más graves”.

Las consecuencias del cambio climático son un aumento de las sequías, las inundaciones, las olas de calor y otras condiciones climáticas extremas. Estos sucesos pueden causar la muerte y la devastación, y también pueden contribuir a una mayor propagación de las principales causas de mortalidad infantil, como la desnutrición, el paludismo y la diarrea. Todo esto puede provocar un círculo vicioso según el cual un niño privado de agua y saneamiento antes de una crisis sufrirá más los efectos de una inundación, una sequía o una tormenta grave, tendrá menos probabilidades de recuperarse rápidamente y correrá un riesgo aún mayor cuando se enfrente con una crisis posterior.

La gran mayoría de los niños que viven en zonas con un riesgo muy alto de inundaciones se encuentran en Asia, y la mayoría de las personas en zonas de riesgo de sequía en África.

Los dirigentes del mundo que se reúnen en París para la COP21 –que se celebra del 30 de noviembre al 11 de diciembre– tratarán de llegar a un acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, algo que la mayoría de los expertos dicen que resulta fundamental para limitar un aumento potencialmente catastrófico de la temperatura.

“Sabemos lo que se tiene que hacer para evitar la devastación que puede causar el cambio climático. No actuar sería inconcebible”, dijo Lake. “Tomar las decisiones adecuadas en la COP21 es una deuda que tenemos con nuestros niños y con el planeta”.

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