La Organización las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) el programa de investigación del CGIAR sobre Políticas, Instituciones y Mercados (PIM), lanzaron una nueva iniciativa para mejorar la cooperación mundial en la medición y reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos. Los ministros de Agricultura del G20 habían pedido a la FAO y el IFPRI poner en marcha esta iniciativa en Estambul, Turquía, el pasado mes de mayo.
Luchar contra el hambre con el ahorro de alimentos
Alrededor de 800 millones de personas en el mundo sufren hambre. La subalimentación sigue siendo generalizada, con unos 2 000 millones de personas que carecen de nutrientes esenciales como hierro, zinc y vitamina A. En el lado opuesto se sitúan el aumento del sobrepeso y la obesidad, especialmente en los países de ingresos medios.
Los alimentos se pierden cuando se estropean o se derraman antes de llegar a la fase de producto final o al minorista. Se desperdician cuando se estropean durante la venta al por menor o son descartados por los consumidores. La mayoría de las pérdidas de alimentos tiene lugar en las fases de post-producción, recolección, transporte y almacenamiento, y se relacionan principalmente con infraestructura inadecuada en los países en desarrollo. Por otro lado, el desperdicio de alimentos es un problema en las fases de comercialización y consumo de los países desarrollados.
Los estudios del IFPRI han encontrado que el desarrollo de las infraestructuras es esencial para reducir la pérdida de alimentos después de la cosecha. Frenar las pérdidas de alimentos, sin embargo, no es una alternativa de bajo costo para el logro de la seguridad alimentaria y la nutrición. Por el contrario, la reducción a gran escala de las pérdidas de alimentos post-cosecha requiere inversiones públicas y privadas, y apoya también el crecimiento de la productividad a largo plazo que contribuye a la seguridad alimentaria.
La FAO estima que más del 40 por ciento de los cultivos de raíces, frutas y verduras se pierde o se desperdicia, junto con el 35 por ciento del pescado, el 30 por ciento de los cereales y el 20 por ciento de las semillas oleaginosas, carne y productos lácteos. La pérdida total de alimentos representa un valor económico de cerca de1 billón de dólares EEUU al año.
Estudios de la FAO han demostrado también que el desperdicio de alimentos es responsable de la liberación a la atmósfera de miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, consumiendo cerca de 250 km3 de agua y 1,4 millones de hectáreas de tierra cada año.