Con la ausencia sorpresiva de Lionel Messi por un cólico nefrítico y la ya esperada de Neymar por lesión, el FC Barcelona se apoyó en el poder de fuego del tercer integrante de la MSN, Luis Suárez, para vencer al Guangzhou Evergrande por 3-0 y clasificarse a la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2015, en la que se medirá el domingo 20 de diciembre a River Plate.
El uruguayo metió tres goles ante un ordenado campeón asiático que en el primer tiempo no sólo se defendió bien sino que también preocupó con algunas estocadas al Barça pero que terminó claudicando ante la superioridad de los hoy vestidos de azul eléctrico. Los chinos se pararon con dos líneas de cuatro y el Barça tuvo a Andrés Iniesta al mando. El capitán generó las tres situaciones previas al 1-0: remate desde afuera, pase delicioso a Munir El Haddadi que tapó con decisión Li Shuai y un centro para Munir que se fue apenas afuera.
Fue cerca del final que tuvo que aparecer el uruguayo. Iván Rakitic remató desde afuera, la pelota viboreó en el aire y se le complicó a Li, que dejó el rebote largo, un bocatto di cardenale para un depredador como Suárez (1-0, 39’). Se olía a cierre de partido, pero apenas un minuto después Claudio Bravo le metió una mano bárbara a un cabezazo de Elkeson y hubo promesa de partido para el complemento.
Pero duró lo que El Pistolero e Iniesta quisieron: tocó Luis con Andrés en el centro del ataque y fue a buscar la devolución quirúrgica a la espalda de los centrales para definir de zurda al segundo palo (2-0, 50’). El Barça manejó la pelota como quiso y el tercero fue una consecuencia lógica. Huang Bowen derribó a Munir dentro del área y Suárez hizo lo suyo desde los doce pasos (3-0, 67’).
Pudieron haber sido más pero la cuenta se detuvo ahí. Pese a no contar con dos de sus máximas estrellas, el Barcelona hizo valer su superioridad para que el domingo el mundo viva en Yokohama la final soñada por culés y millonarios.