No podemos negar que el futuro nos preocupa y este futuro está ligado inexorablemente al de nuestro Planeta (no hay planeta B, no hay plan B). Su estado definirá -nada menos que- el bienestar de las generaciones venideras, así como la pervivencia de especies y ecosistemas que no somos quienes para alterar.

Tras la Cumbre de París ha quedado en evidencia que ya no hay tiempo para excusas: debemos tomar medidas urgentes y actuar. Uno de los compromisos de EKOenergy es “movilizar la energía positiva de miles de personas, entidades y empresas que comparten nuestra ambición”. El mensaje, en definitiva, es que tenemos que ponernos manos a la obra tanto empresas como ciudadanos.

Por suerte, tenemos ya en primera línea a una fuerza fresca pero altamente reivindicativa que presiona al cambio: nuestros jóvenes, concienciados, hacen méritos para formar parte activa de esta ‘revolución verde’. Y es que las nuevas generaciones no se conforman.

Unos jóvenes altamente cualificados preocupados por el qué pasará mañana si… que son de sobra conscientes de que hay que trabajar para lograr el cambio. Buscar nuevas y prontas soluciones, establecer nuevas políticas energéticas si queremos resultados distintos, terminar de forjar una conciencia medioambiental global… Una juventud que no delega y, manos a la obra, participa activamente en esta transición hacia un futuro (y presente) más sostenible, exigiendo a políticos y empresas acciones concretas, sin demora.

Fuente: http://www.ecoticias.com/energias-renovables/111973/NO-HAY-plan-B