El Imperio del Rey de la tierra batida no tiene límites. En el Monte-Carlo Rolex Masters, Rafael Nadal amplió los territorios que forman parte de sus dominios, en forma de su novena corona sobre el polvo de ladrillo monegasco, igualando el récord que presenta en otro escenario teñido por la arcilla: Roland Garros. El español superó a Gael Monfils por 7-5, 5-7, 6-0 en dos horas y 46 minutos.
Y es que a los títulos cosechados de manera consecutiva entre 2005 y 2012, el número 5 del Emirates Ranking ATP añadió un nuevo éxito este curso. Además, amplió su racha de victorias en Montecarlo, dejando un espectacular balance de 58 triunfos en 62 encuentros, o lo que es lo mismo, gana el 93,5% de lo que juega.
Por otro lado, Nadal continúa aumentando sus récords sobre la superficie, donde se ha destacado como el máximo dominador de todos los tiempos. Ya encadena 48 títulos en tierra batida y un total de 68 a lo largo de toda su carrera.
El español propuso una guerra de desgaste que Monfils aceptó desde el primer intercambio. Los 20 minutos iniciales fueron impecables por parte de Nadal. Trabajaba cada punto, tirando ángulos para tratar de finalizar con la derecha y evitar los latigazos del francés desde el fondo, capaz de conectar derechas por encima de los 170 km/h.
A pesar de que el galo fue el primero en disfrutar de dos opciones de break, fue Nadal el que no perdonó su primera oportunidad para adelantarse (3-1). Parecía que el partido se encontraba en la zona de confort del manacorense, acostumbrado a bregar sobre el albero. Pero Monfils reaccionó y aprovechó los problemas de su rival con el segundo servicio (14%) para igualar (3-3).
Entonces el Monfils más peligroso apareció en escena: disfrutando de cada punto con el público y con la muñeca suelta. Así enlazó 6 puntos seguidos, pero Nadal cortó la brecha. Movió al francés, sin repetir dos golpes a la misma zona, y encontró premio en forma de un nuevo break (5-3).
Sin embargo, los servicios se rendían al poderío de los restos. Nadal no pudo cerrar el set. Tirando con el alma y afinando con el corazón, el español encaró 3 bolas de set a favor en el décimo juego, pero Monfils salvó la situación (5-5). Eso sí, a la quinta oportunidad el balear no falló y cerró el parcial (7-5).
El número 16 del mundo saltó en el segundo set aún más agresivo y apenas tardó tres juegos en recoger sus frutos. Un break inicial que supo conservar más tarde, evitando que Nadal convirtiese hasta 3 oportunidades para quebrarle, le permitieron escaparse (1-3).
La paciencia de Nadal tuvo recompensa. Pegando desde el fondo, continuó su batalla de desgaste sobre el francés, que resistía el ‘péndulo’ que imponía su rival. Así, en el sexto juego puso las tablas (3-3). Pero, cuando parecía más agotado, Monfils devolvió la moneda con otro break, con una serie de golpes ganadores con la derecha (3-4).
Como si el servicio quemara a los dos finalista, el partido continuó la espiral de los break. Nadal, con 2/6 en opciones de quiebre hasta entonces en el set, recuperó el terreno perdido (4-4). Y es que si bien Monfils únicamente había podido ganar el 33% con su segundo saque, el español hacía lo propio con un 25%.
El jugador nacido en París hace 29 años puso orden en el caos, sumando tres juegos seguidos para forzar la tercera manga (5-7).
Lejos de dar un paso atrás, Nadal activó su derecha para retomar el dominio de la central de Montecarlo, unas medidas que conoce a la perfección. Dos dobles faltas de Monfils ayudaron para cerrar el primer break (2-0) y una exhibición desde el fondo con el drive consumaron la ventaja con otro quiebre (5-0). Monfils, prácticamente sin fuerzas, concedió un nuevo quiebre y el partido.
El primer título de Nadal en 2016 sirvió para volver a encabezar la lista de jugadores con más trofeos de categoría ATP World Tour Masters 1000 con 28, una cifra que comparte con Novak Djokovic.