Los ecosistemas naturales, como arrecifes de coral, humedales, campos de algas o manglares, son el mejor «dique» de protección de la costa frente a las inundaciones y la erosión que provocará el cambio climático….
Así lo pone de manifiesto el estudio “Efectividad de las Defensas Costeras Naturales” publicado esta semana en la revista científica Plos One, con la participación de investigadores del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria.
Los investigadores han recopilado toda la información científica existente sobre cómo los ecosistemas costeros han contribuido a reducir inundaciones y erosión de manera natural.
Al mismo tiempo han estudiado experiencias existentes de recuperación de humedales, barreras de coral, campos de algas o posidonia que habían desaparecido y, por tanto, dejado de ejercer de dique protector de la costa.
Además, han comparando el coste de la restauración ambiental de esos sistemas naturales con el precio de haber construido una infraestructura artificial para ejercer la labor del ecosistema con 150 casos concretos ocurridos en Asia, Europa y Estados Unidos.
La conclusión es que en la mayoría de los ejemplos estudiados resulta más eficiente y económicamente más rentable restaurar un ecosistema perdido o deteriorado que construir una obra artificial para que ejerza su labor, explica a Efe uno de los autores del estudio, el director de investigación del Instituto Hidráulico Ambiental de Cantabria, Iñigo Losada.
“Hemos demostrado que la idea de que sólo se protege la costa mediante estructuras artificiales no es correcta, ya que la restauración ambiental y la conservación pueden proporcionar un nivel defensa equivalente con un coste económico más reducido”, incide Losada.
“Esta idea es especialmente cierta en países que no cuentan con la capacidad tecnológica y económica para construir grandes infraestructuras para proteger la costa, y para los que proteger sus ecosistemas resultaría más sostenible y barato“, añade.
Uno de los casos analizados es un proyecto de restauración de manglares en Vietnam, donde cada metro de manglar recuperado costaba 100 dólares menos que el coste de haber construido un metro de rompeolas.
La restauración de cinco kilómetros manglares en la costa supuso un ahorro de alrededor de 500.000 dólares.
Los investigadores han elaborado una clasificación de ecosistemas en función de su capacidad de proteger la costa, en base a la cual los arrecifes de coral son los más efectivos, seguidos de los humedales, los manglares y finalmente, los campos de algas y posidonia.
Pero, en general, cualquiera de esos ecosistemas tiene una capacidad media de reducir la altura del oleaje hasta en un 71 % y la energía con la que impactan las olas hasta en un 96 %, lo que prueba, a juicio de Losada, que “las soluciones basadas en la naturaleza resultan realmente eficaces para la protección de la costa“.
Además, han cuantificado el coste de restaurar los ecosistemas costeros, concluyendo que las barreras de coral son las más caras y complejas de recuperar, mientras que los manglares resultan los menos costosos y poseen la relación coste-beneficio más efectiva.
“Los hallazgos de este estudio pueden ayudar a tomadores de decisiones a planificar inversiones futuras en proyectos de conservación y restauración costera”, subraya Siddharth Nrayan, coordinador del estudio e investigador del Centro Nacional de Análisis y Síntesis Ecológicos (NCEAS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de California en Santa Bárbara.
Otro de los coautores, Michael W. Beck, científico marino de la organización The Nature Conservancy (TNC), asegura que este estudio ha permitido “identificar cuándo y dónde las defensas naturales son más efectivas que las infraestructuras artificiales desde el punto de vista coste-beneficio lo cual ofrece incentivos vitales para la conservación y restauración de hábitats muy relevantes”.EFE