Katiana Murillo (El Financiero – Costa Rica)
Con el fin de responder a esta pregunta, cientos de representantes de gobiernos, ONG, sector empresarial, sociedad civil y academia de cerca de 100 países se reunieron del 10 al 12 de mayo en Róterdam Holanda, en una conferencia que, a diferencia de las cumbres climáticas, se realiza cada dos años. También es muy distinta a las cumbres climáticas porque no se va a negociar a nivel de gobiernos, sino a presentar lo que ya se ha hecho desde diferentes sectores para enfrentar el cambio climático y ha resultado bien o dejado valiosas lecciones aprendidas.
Esto es lo inspirador de la Conferencia Adaptation Futures (link is external) y, asimismo, su reto: cómo escalar todo eso a nivel planetario según las diferentes particularidades de cada continente, región, país, localidad y sector.
La conferencia del 2016 presentó decenas de casos en áreas como seguridad alimentaria, bosques y medios de vida; ciudades e infraestructura; disponibilidad y acceso a agua dulce; salud pública; y reducción del riesgo de desastres. También se habló sobre financiamiento y gobernanza.
Siendo esta la conferencia más grande sobre adaptación al cambio climático luego de la famosa COP21, que dio como resultado el Acuerdo de París, resulta un termómetro de cómo camina este tema en el planeta.
A nivel general ya se nota un sentido de urgencia que no existía pocos años atrás. En la plenaria de apertura, Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, recordó que solo quedan cinco años para llegar al pico máximo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para luego empezar a bajar rápidamente si queremos evitar las consecuencias más drásticas del cambio climático; esas que sucederían con un aumento de más de dos grados Celsius en la temperatura del planeta.
No nos queda otra, entonces, que lidiar con el cambio climático, pero hay que hacerlo ya.
América Latina y en especial, Centroamérica y el Caribe, es una de las regiones más vulnerables al cambio climático. No se presentaron muchos casos sobre la región en la conferencia, lo cual no quiere decir que no existan. Sin embargo, y esto sucede también a nivel global, la reducción de emisiones, o mitigación, es la que reina.
Pareciera que es más fácil, incluso se podría decir más sexy, meterse en el tren de la mitigación, que tiene procesos más definidos (como resulta ser la carbono neutralidad), que ponerse a ver en cada caso cómo enfrentar impactos que incluso aún no han llegado.
El sector empresarial, por ejemplo, reconoció en la conferencia que todavía no tiene un modelo de negocios para enfrentar el cambio climático y las empresas asesoras se ven en la situación de tener que explicarles a sus clientes que es importante tener una estrategia de adaptación. El porqué hay que hacerlo, Felipe Sibesma, CEO de DSM, lo dijo muy bien en una de las plenarias: “los negocios que no se adapten serán los grandes perdedores del futuro”.