El pasado martes, un derrame de petróleo de más de 88 000 galones de petróleo –alrededor de 2 000 barriles– inundó el Golfo de México, al sur de Port Fourchon en Louisiana, EE.UU. Se cree que el responsable de esta crisis es la compañía de combustibles, Shell, la cual comentó que espera que el crudo no alcance la costa y, por tanto, afecte a la economía de los personajes involucrados en la pescadería.

Los derrames petroleros son causantes de desastres naturales, problemas ambientales, económicos y de salud. Principalmente puede llegar a dañar el ecosistema acuático así como la biodiversidad de la tierra, afectando la salud, a largo plazo, de las personas que viven y laboran cerca de la región afectada.
Limpiar un derrame de petróleo no sólo es caro, lo cual afecta a las agencias gubernamentales y a organizaciones sin fines de lucro, también crea un problema en el sector salud. Por ejemplo, las personas que limpian derrames son las que en mayor riesgo se encuentran, pues pueden sufrir de irritación cutánea y ocular, problemas neurológicos y respiratorios, estrés, entre otras afectaciones.

De acuerdo con CDC, los trabajadores deben ser incentivados a reportar todo tipo de síntomas, conatos de accidente, lesiones y enfermedades. Estas notificaciones deben analizarse para evaluar las tendencias en tiempo real con el fin de que se tomen medidas para prevenir incidentes similares.

Los principales síntomas físicos por exposición excesiva al crudo son:

Irritación de ojos, nariz y garganta,
dolor de cabeza,
mareo,
malestar estomacal,
tos o dificultad para respirar.
Mientras que los efectos psicoemocionales al enfrentarse a situaciones de desastres naturales, podrían ser los siguientes:
Dificultades de razonamiento, provocando que sea difícil concentrarse afectando su capacidad para trabajar, razonar y poseer la conciencia de tiempo y espacio, alterar la lucidez mental, contar con lucidez mental e identificar personas u objetos familiares, hacer cálculos matemáticos o resolver problemas.
Inquietudes emociones, por emociones intensas causadas por reacciones normales frente a una situación fuera de lo común o traumática. Esto puede ocasionar ansiedad, culpa, negación, dolor, temor, irritabilidad, pérdida del control de las emociones, depresión, sensación de fracaso, sentirse abrumado, culpar a los demás o a sí mismo, fácil de sobresaltar, estar hipersensible, demasiado precavido o sentir pánico intenso.
Cambios en el comportamiento, hacia la ira, retraimiento, estallidos emocionales o agresión, cambios en el apetito, consumo excesivo de alcohol, cafeína o tabaco, consumo inadecuado de medicamentos, consumo de drogas ilegales, imposibilidad de descansar, caminar de un lado al otro o cambios en la conducta sexual.