La FAO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se han unido para llamar la atención de los profesionales del sector agrícola y aumentar su concienciación sobre la grave cuestión del trabajo infantil.
Con este objetivo, ambos organismos han presentado un nuevo curso de aprendizaje electrónico destinado a los responsables de las políticas y programas agrícolas, investigadores y estadísticos, para garantizar que se incluyan medidas de prevención del trabajo infantil en los programas de desarrollo agrícola y rural, en particular los dirigidos a los pequeños agricultores pobres. El curso abarca todos los sectores: agrícola, ganadero, forestal, pesquero y acuícola.
A nivel mundial, casi el 60 por ciento de todos los niños que trabajan –cerca de 100 millones- lo hacen en la agricultura. Las peores formas de trabajo infantil incluyen labores peligrosas que pueden dañar su salud y seguridad.
La FAO y la OIT han presentado el curso en vísperas del Día mundial contra el trabajo Infantil de la ONU, que se celebra el 12 de junio.
Lograr el trabajo infantil cero
«Para alcanzar hambre cero, también hay que lograr el trabajo infantil cero», aseguró el Director General de la FAO, José Graziano da Silva. «El trabajo infantil es sin duda una cuestión compleja, que no puede abordarse en solitario. Necesitamos alianzas sólidas, donde cada uno ponga sobre la mesa su experiencia y recursos», aseguró en Roma en declaraciones en un evento con motivo del Día mundial contra el trabajo infantil.
Las políticas y programas agrícolas, según Graziano da Silva, desempeñan un papel clave para abordar las causas fundamentales del trabajo infantil. Deben combinarse con sistemas de enseñanza adecuados que satisfagan las necesidades de los niños y jóvenes de las zonas rurales. Unidos a la protección social y políticas de trabajo decente para los jóvenes y adultos rurales, «nos ofrecen los ingredientes básicos para poner fin al trabajo infantil en la agricultura”.
«Los consumidores esperan, con razón, que las personas que producen los alimentos que comen y la ropa que visten no sean niños trabajadores o trabajadores forzados», indicó por su parte el Director General de la OIT, Guy Ryder, en un comunicado con su firma leído en el evento. «Los niños rurales –añade- deben contar con beneficiarse de una educación de calidad y oportunidades de trabajo decente en sus comunidades.»
«Nuestro curso de aprendizaje electrónico envía un mensaje claro de que es imprescindible acabar con el trabajo infantil en la agricultura. Esta herramienta ayudará a desarrollar la capacidad de las partes implicadas del sector agrícola, así como del laboral -y otros- para involucrarse plenamente en aquello en lo que puedan contribuir mejor», según Ryder.
¿Qué es el trabajo infantil?
No toda la participación de los niños en labores agrícolas se define como trabajo infantil. Algunas formas de participación pueden ser positivas: les ayudan a adquirir conocimientos y desarrollar habilidades que les beneficiarán en el futuro.
Sin embargo, cuando los niños trabajan demasiadas horas o realizan tareas peligrosas o labores que no resultan apropiadas para su edad y perjudican a su salud o su educación, eso sí se considera trabajo infantil, y debe ser eliminado.
Ayuda de las nuevas tecnologías
El nuevo curso de la FAO y la OIT aborda la necesidad de implementar tecnologías que ahorran mano de obra para reducir la demanda de trabajo infantil, así como de prácticas agrícolas más seguras para evitar las condiciones de trabajo peligrosas.
Algo tan simple como enseñar correctamente a los bueyes que se usan para arar, puede resultar en una gran mejora. En algunos lugares, donde los bueyes no están bien entrenados, se pone a los niños delante para hacer de guías.
En muchos países, los niños se dedican habitualmente a limpiar la maleza. Las tecnologías y prácticas que ahorran tiempo en el deshierbe –por ejemplo los sistemas de intensificación del arroz que utilizan plantaciones en hilera combinadas con máquinas para el deshierbe- pueden lograr disminuir la demanda de trabajo infantil.
Una nueva tecnología de secado de pescado de alta eficiencia energética introducida en África, el horno Thiaroye de la FAO-, reduce la exposición al humo nocivo, y requiere menos leña, lo que también reduce la necesidad de trabajo infantil para su recolección.
El curso de aprendizaje electrónico (“e-learning”) ha sido cofinanciado por el gobierno de los Países Bajos. Se encuentra ya disponible en inglés, y pronto lo estará también en francés y español.