EFEVERDE.- El coco, uno de los alimentos más completos para la nutrición de muchos pueblos que lo han cultivado a lo largo de los siglos, en la actualidad corre el peligro de caer bajo la agonía de los pesticidas y la sobreexplotación, porque «se ha puesto de moda en Occidente», según Josefina Llargués.

Entre los pueblos donde crecía el coco, éste siempre ha sido cultivado de forma limpia y ecológica, pero con la implantación de la moda por su aceite en Occidente, la tradición de los cocoteros venerados como “Árbol de vida” ha pasado a formar parte de un negocio dirigido a satisfacer la demanda de los países desarrollados.

La autora del libro “Aceite de coco. Un regalo de la naturaleza”, Josefina Llargués, licenciada en psicopedagogía y amante de la salud y de la nutrición y su relación con el cerebro, explicó a EFE la transición que ha sufrido el cocotero.
“El coco es una fruta esencial en la dieta tradicional de la población de muchas zonas del planeta y ha alimentado a millones de personas durante generaciones”, ha señalado la autora del libro.
El aceite de coco, alimento básico para los pueblos subdesarrollados ha sido muy desprestigiado en los países occidentales, donde durante muchas décadas se ha considerado que las grasas eran malas para la salud.

beneficios del coco al descubierto
Se ha comprobado que el aceite de coco puede ser tonificante y actuar favorablemente en el sistema inmunológico, “que nos aporta una energía inmediata porque se metaboliza de forma distinta a otras grasas; que favorece la salud cardiovascular y digestiva y, en contra de lo que se pensaba tradicionalmente, regula el funcionamiento de la tiroides, por lo que nos ayuda a mantener un peso adecuado”.
Además, a nivel cosmético “también es una excelente grasa que no tiene ningún tipo de contraindicación. Estas serían las principales propiedades que tendría el aceite de coco”, ha subrayado Llargués.
Debido a los factores saludables del aceite de coco, su demanda ha crecido de forma exponencial en occidente y, en la actualidad, su oferta está liderada por los países asiáticos, entre cuyos principales productores, según la FAO, se encuentran Indonesia, Filipinas e India, que aportan alrededor del 72 % de la producción total mundial, seguidos de Brasil, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam, México, Papua Nueva Guinea, Malasia, Argentina y Birmania.